domingo, 30 de octubre de 2016

Lucha

Si tiro mi espada y blando mi escudo que no me llamen loca ni valiente. Que no me llamen guerrera o combativa tampoco si hiciera lo contrario. El escudo no defiende, roto en cien pedazos no sirve de nada. Lo han desgastado a base de puñetazos, de venenos producidos por lenguas viperinas salidas de las riveras de un río que riega capitales. 

La espada no está afilada. Serviría como bate de béisbol si hiciese falta, para defender lo defendible a base de golpes y deslumbrar con el reflejo de su hoja plateada a los que se dejan llevar por la marea negra. 

Las guerras nunca deben tener sentido, y en esta, la locura de su ego hace que se encuentre explicación en batallas diarias que no benefician ni siquiera al que vende armas. Y yo, yo estoy cansada de enfrentamientos perdidos y daños colaterales, de bajas en las filas de soldados rasos que solo quieren volver a casa. Estoy cansada de pegar los trozos de los escudos de otros, sin que nadie me ayude a pegar los pedazos del mío. Y quizá sea momento y lugar para una retirada, pero a pesar del cansancio, de no entender qué pasa, aún no me marcho. Aún no tiro la toalla. Tengo que dar muchos golpes en este ring, solo tengo que aprender a esquivar. 

domingo, 23 de octubre de 2016

Relatos cortos: Gotas

Durante mucho tiempo pensó que no valía la pena acatar las normas si seguía habiendo ajenos quienes las obviaran. El día uno de la era una después del fin de su mundo había llegado, y entendió que tenía ante sí una nueva oportunidad. Para crecer, para seguir adelante y convertirse en el hombre que su padre quiso que fuera. No lo veía, pero ahora sabía que no estaba orgulloso. Y eso dolía más que cualquier fijador externo incrustado en su tibia. Su vida irremediablemente había cambiado con ese accidente. No había visto el túnel y la luz que todos decían ver; sin embargo, un sentimiento de desdicha le había embriagado junto al calor de su propia sangre recorriendo su abdomen. El porcentaje derivado de las gotas de alcohol en sus venas había subido como sube la espuma de cerveza y había capado gran parte de sus reflejos. No lo volvería a hacer. Lo juraba.


Recordó las miles de campañas de la DGT. Al volante, ni una gota de alcohol.
Y se quedó dormido.  

viernes, 21 de octubre de 2016

Madroños

Luego, en el calor del nórdico bésame lentamente como aquella noche. Hazme un hueco a tu lado en el comedor y no miremos por el retrovisor mientras nos escondemos en un agujero. Toca mis cicatrices que yo cuidaré de las tuyas. No tengas miedo, yo te sujeto. No tengas miedo, yo estoy aquí... Sé firme. No se trata de valentía, ni se trata de combates. Tampoco de recibir golpes por aquello que no te corresponde. Porque si hay algo que no mereces es la lucha. Porque si hay algo que mereces es libertad. 

Corre, canta, baila, grita, habla, besa y mece los madroños en tu espalda infinita y emborráchate en ellos. Escucha al viento. 

Déjate llevar.  

lunes, 17 de octubre de 2016

Enfermeria Visible

Mi vida laboral ha dado muchas vueltas, pero siempre ha estado ligada a una razón: la empatía. Por ella soy enfermera. Hago mía la frase que dice que en realidad no se trabaja de enfermera, sino que simplemente se es enfermera

En el día a día, en tu día como enfermera, conoces muchas historias que te marcan de por vida. A veces no tengo ganas de hablar de ellas. Otras veces, estoy deseando contar y me apresuro a hacer esa llamada de teléfono o a escribir ese mensaje a alguien de mi entorno para compartir mis vivencias. Algunos días pasan como lo hacen las horas de quien ve correr una maratón, con paciencia pero sin intervenir en la carrera, acercando con mis manos voluntarias a esas otras  una botella de agua que llevarse a una boca seca o a un cuerpo acalorado. Otros, soy yo la que calzo zapatillas y doy zancadas hasta lograr cruzar la meta.

La enfermería es una de las profesiones más duras que existen, pero también de las más gratificantes. Eres capaz de ver en el mismo día la miseria de las personas y sorprenderte de la grandeza y capacidad de las mismas. Superación, lucha, y también pérdidas y tragedias. 
Hoy no voy a hablar de aquellos por los que nos desvivimos de manera diaria. Lo voy a hacer de los enfermeros, de esos de los que me siento orgullosa con su profesionalidad y humanidad. Esos que se saben el nombre de sus pacientes y esos que a veces no son capaces de olvidar cuando llegan a casa y siguen dándole vueltas al de la cama 2 o al del box 3. 
Ellos son los verdaderos héroes de personas que, como tú y como yo, contaban con una independencia que ahora han perdido. Ellos son para los creyentes los ángeles que Dios ha puesto en su camino para ayudarlos a seguir adelante, son para los no creyentes la mano amiga que se presta a socorrerles o aquellos que le dan aliento antes de que su alma abandone definitivamente el cuerpo. Y no, no, no son héroes ni ángeles, no son ni siquiera amigos ni gurús que ayuden a encontrar la luz; solo son (somos) personas que viven la empatía de manera constante, que sienten el dolor ajeno como propio y que saben de la importancia de otra frase que resume- y me encanta- la idiosincrasia enfermera: Si puedes curar, cura; si no puedes curar, alivia, y si no puedes aliviar, consuela

Ellos, mis compañeros, son los que hacen posible una Enfermería Visible y reivindican no sin razón que esta, la nuestra, es la profesión más bonita del mundo.


sábado, 15 de octubre de 2016

Metas

A veces miro a mi futuro y lo veo tan incierto que me dan escalofríos. Pienso en verde o en rojo, en morado o en gris o en amarillo y cada pensamiento me lleva a un momento que me gusta con matices que no me gustan tanto. ¿Soy feliz? me pregunto. Y la respuesta no es un sí con exclamaciones, pero tampoco un no con redondeces infinitas. La respuesta es igualmente un matiz y es raíz de otras muchas preguntas que saltan de neurona en neurona. De sentimiento en sentimiento y de vello en vello de mi erizada piel.

¿Sé lo que quiero? Sí (y no). ¿Sé como conseguirlo? Creo que sí. ¿Podré hacerlo? Al menos lo intentaré.
No es cuestión de tiempo, no es cuestión de momentos. No es cuestión de nada y quizá lo sea de todo lo que te plantees. No miro al futuro con miedo, lo miro con desafío, lo miro con valentía pese a ser una cobarde, y lo miro con los ojos de una verdad que me llena el corazón, con los ojos de quien mira enamorada a un destino que una vez se puso en su camino. Una meta, un deseo, una suerte.

Al menos intentarlo.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Y deja vivir.

Déjate de cortas despedidas y amargos desencuentros. No te cuentes a ti mismo ni le cuentes al resto algo que no quiere oir. Deja a un lado tu soberbia y abre los ojos a otra realidad distinta a la tuya. Que no todo lo que pasa tiene que alterarte, que no todo lo que sucede te incumbe ni amenaza. 

Déjate de intrigas, de leyes y de normas. Que no es más recto el que no se sale del camino marcado, sino el que entiende de curvas entre paralelas. 


Vive y deja vivir.