domingo, 24 de marzo de 2019

Dicotomía

Mi cabeza da vueltas. Pensamientos van, chocan con el temporal y se van al occipital para acabar estrellándose de nuevo con el frontal. Siguen, no paran, aunque intente dejarlos aparcados en alguna neurona amiga. La tila tiene también poca fuerza de convicción para calmarlos, y solo la inconsciencia los detiene un rato, pero vuelven en sueños para traerme a la vigilia madrugadora. 
Me dicen que me ahogo en un vaso de agua, pero yo soy más de pensar que vale, nado con dificultad, me he dado alguna que otra ahogadilla pero aún respiro. A veces me planteo si me saldrán branquias de tanto meter la cabeza bajo el agua y gritar. O bajo la arena, cual avestruz. 
Es complicado vivir al día sin saber qué va a surgir cuando una tiene la manía de organizar la vida hasta al arbolito del salón.
Pero así estamos. A merced. 
A gusto, pero no tanto. Segura de que es lo mejor, pero no del todo. Pensando que controlo la situación, pero a veces no. Luchando contra mis nervios, pero dejándolos crecer. Viviendo de prisa, pero con pies de plomo. 

Respirando cuando se me corta la respiración. 

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