lunes, 19 de agosto de 2024

Impasse

El desarrollo de la vida tiene mucho parecido a la música en general. 
Hay canciones para todo, de todo tipo, diferentes épocas y de todos los gustos. Hay canciones movidas, con acordes y notas rápidas, vibrantes, con momentos de plenitud y euforia. Y canciones tranquilas, con sonidos pausados y calma en sus pentagramas. Así, también dependiendo del día, del ánimo o de la propia temperatura de la tierra y de la época del año, apetecen mas unas canciones y otras: unas piezas de jovial allegreto, fresquitas de arena y mar y chiringuito, u otras de mantita y sofá, de chimenea y música envolvente que te abraza y te mima.
Y en todas ellas hay compases de espera. Esos que dan pausa, empaque, o aquellos que hacen que se decida la melodía hacia un final esperado, hacía uno impensable. Hacia uno desastroso o hacia uno brillante. La guinda del pastel, un final estiloso, a la altura, excelente, o funesto, predecible y calamitoso. La resolución tras el impasse, a fin de cuentas.

La buena noticia es que la música seguirá sonando, y, como música que es, cambiará según el día, el ánimo, la época, el tiempo y las manos que las crean, las toquen, las escuchen y las disfruten. 

Todo pasa, y siempre algo queda.

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