martes, 8 de octubre de 2013

Hambre

Horizontes paralelos se abren ante la posibilidad de cambios vitales ¡Cuántas veces habremos oído eso de "más vale malo conocido..."! Nos perdemos todo un mundo de cara con sus cruces por cerrar los ojos o mirar hacia otro lado. Y da miedo (¿qué es el miedo si no la sensación de peligro, de amenaza, de descontrol?) Claro. Da miedo, y mucho a veces y poco a pocos ratos. Pero es así. Y así seguirá siendo hasta que nos acerquemos a la borda y veamos las aguas mansas, esperando, cautas, a un chapuzón de verano refrescante.

Ay prima, ponme de comer, que tengo hambre... De figuras literarias con metamorfosis en vez de metáforas de gusanos de seda convertidos en mariposas, y renacuajos en ranas, y sapos en príncipes de cuento con final de perdices... De leones dentro de armarios en el mundo mágico de Narnia y pequeños hobbits perseguidos por dragones en busca de tesoros... Tengo hambre de tierra en Marte, de carreras populares y a escondidas, de agua de estrella de mar, de Lunas de Saturno y fuego en las montañas de Venus, de Sol en Mercurio y nubes celestiales... Sí, ponme de comer, que tengo hambre de vida.

 

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