lunes, 3 de noviembre de 2014

Basta

Basta. Basta ya. ¿No veis lo que estáis haciendo? Llenando de oscuridad un mundo de bombillas led, que poco gastan y mucho iluminan a cambio. 

Basta, pero basta ya, ahora, en este momento. ¿No veis que la gota hace mella hasta en la piedra? ¿Qué no hará la gota en la arena? ¿Qué no hará en la madera? ¿Qué no cuando cae sobre la cabeza de la hormiga? Yo os lo digo: La disuelve. La pudre. La mata.

Basta. Basta de egoísmos, de intrigas, de milongas, de la vasta mierda que sembráis sin recoger luego la siembra. 

Basta de violencia gratuita, del ruin uso del ruin quejido que emana de unos labios que lanzan dardos en forma de palabras. 

Basta de usar a la flor como espada. ¿Qué tipo de espada puede ser una flor? ¿Qué tipo de arma? Yo os lo digo: Ninguna. Una flor no es una daga, no es un puñal, ni una espada. No puede ni debe ser un arma, pero si acabas empuñándola sólo conseguiréis marchitarla, matarla. 

Basta, basta, basta y basta: de rencores, de promesas incumplidas, de compras literalmente caras que no sirven más que para tapar agujeros. Paja. Polvo y paja.

Pero basta, de verdad. Míralo. Basta de hacer daño. Basta. Basta. Basta.

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