La eutanasia y la muerte digna es un tema un tanto controvertido, debate por excelencia junto con el aborto en las clases de ética de cualquier colegio o facultad dedicada a las ciencias de salud. Como con todo, hay opiniones realmente dispares y muchas de ellas están acogidas a pensamientos religiosos, generalmente católicos, por vivir en el país en el que lo hacemos. No hace ni una semana leía mitad agrado y mitad enfado una noticia de un hospital andaluz donde según una sentencia se le ha permitido retirar un procedimiento invasivo a una señora con graves secuelas cerebrales tras un ictus (infarto cerebral).
El enfado por mi parte al leer la noticia es que el hijo de la señora en cuestión ha tenido bien a acudir al DMD (Asociación de la Defensa de la Muerte Digna) para conseguir la no prolongación artificial de la vida de su madre ya que en el centro hospitalario donde se encontraba se negaban a retirarle parte del tratamiento, aun sabiendo que el estado era irreversible. Menos mal que, según parece, están en trámites de regular todo este asunto en una ley donde, por otro lado, esperemos que también se refleje la objeción de conciencia para todo aquel sanitario que en la práctica de su profesión se encuentre con un dilema ético personal.
Personalmente y mientras se demuestre que se está en plenas facultades de decisión, creo que toda persona tiene derecho a rechazar la intervención propuesta por los profesionales sanitarios, tras un proceso de información y decisión, aunque ello pueda poner en peligro su vida; así que no me queda más que aplaudir a la futura ley y rezar para que en los centros hospitalarios de España deje de darse el encarnizamiento terapéutico.
La futura ley de Derechos y Garantías de la Dignidad de las Personas en el Proceso de la Muerte, regula la limitación del esfuerzo terapéutico (la retirada o no inicio de un tratamiento para un paciente sin posibilidad de recuperación), prohíbe el ensañamiento terapéutico (prolongar de manera "inútil" la vida) y permite a los pacientes rechazar un tratamiento que prolongue su vida de manera artificial. Además, da cobertura a la sedación paliativa para aliviar el sufrimiento de los enfermos aunque ello pueda "acortar su vida".
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