¡Feliz cumpleaños también por aquí!
La verdad, la garganta ahoga las palabras. Ni si quiera escribiendo soy capaz de contener lágrimas y plasmar lo que siento. Porque escribo esto mientras te acuno en mis brazos, y desearía parar el tiempo y tenerte tan pequeñito y cerca siempre que pueda oler tu respiración... Esa mezcla láctea y de pan con tomate del desayuno, con gotitas de colonia de bebé. Lo huelo, lo vuelvo a oler y quiero guardarlo para siempre en la memoria, porque todos me dicen que se olvida, y eso me da rabia. Casi te absorbo de tanto olerte, no creas que exagero.
Mi bebé, mi niño, mi amor más incondicional, mi torbellino de colores con pies descalzos. Mis ojos verdes hoy, grises mañana, color de la dulce miel.
Sigo sin poder expresar el amor tan animal que provocas en mí, tan creciente en cada paso, tan irracional que a veces me da miedo que mi felicidad sea tan dependiente de tu felicidad. Y es que yo antes era una, sola, absoluta, rodeada de gente, con mis dudas resueltas y sin resolver, y ahora, desde ese día 5, la única certeza que tengo es que nunca más seré individua independiente... Porque mis ojos ven a traves de los tuyos, mi alegría va contigo y mi corazón ya siempre latirá en un pecho que no es el mío. Te quiero, Alejandro.
Feliz vida, mi pequeño colibrí.