sábado, 31 de diciembre de 2016

Preparados...

Uno más o uno menos. El punto de vista siempre cuenta a la hora de elegir la importancia de las cosas. 
El último día del año trae consigo inevitablemente volver la cabeza atrás y mirar todo lo que nos ha pasado, bueno y malo, y poner una balanza que se inclinará hacia un lado u otro según la percepción de alegría o zozobra que nos inunde.
Este diciembre para mí ha venido cargado de esqueletos alados con guadaña y capucha, y eso siempre hace que la parte negativa aflore. 
Hoy, con toda la parafernalia de uvas y preparativos de la cena, el día va a pasar también muy rápido. Y mañana será otro año, pero en realidad será un día diferente a cualquier otro, podremos ver a través de la televisión el concierto de año nuevo desde Viena. Un concierto en el que espero estar algún día.

Acaba el 2016. El 2017 quizá sea mejor, o no... pero independientemente de todos los deseos bondadosos que llegan estos dias al móvil, habrá que afrontarlo como se afrontan siempre los retos: con la cabeza ordenada y los músculos en tensión. 

...¿Listos?

viernes, 16 de diciembre de 2016

Sin ruidos

El ruido es a la vida lo que la turbulencia a una corriente de aire. A lo mejor es más divertido ver un remolino, pero se disfruta mucho más ver a una hoja bailar con la brisa que correr con el huracán. Pensando en eso, me he sentado en el sofá después de dos días largos en los que nos ha tocado despedir a mi abuelo. Y he pensado que es increíble el poco ruido que dan algunas personas a lo largo de toda su vida. Mi abuelo Santiago era uno de ellos. Pasando la centena de años, creo que pocos ratos irritantes ha dado a quienes han compartido vida con el. Al menos yo no le recuerdo ninguno, aunque seguramente alguno habría, que santo no era pero puede ser una de las personas que más se alejaran de ser demonio de las que he conocido en mi vida. 

Y, como cada vez que en el camino nos hemos encontrado con una visita obligada al cementerio, hemos bebido una copa de vino a la memoria de quién solo podremos ver ya en fotos, además de cuando cerremos los ojos. 

(Va por ti. Te quiero)

domingo, 11 de diciembre de 2016

Vosotros

Dormís en la inmensidad del llanto, soñando con un mañana cierto pero lejano y dejando el ahora huérfano de sentimientos, vacío de verdades. Tembláis en la suerte de querer ser, sin saber ni creer que ya sois lo que debéis, y que no tenéis que ser quien no sois. 
Volvéis a editar una y otra vez aquella canción de soul, con la melodía pegadiza de un cantante demasiado colocado para entender el significado de su letra. No sabéis que a veces es mejor vestirse de valentía y que no regresar al lugar donde fuisteis heridos es la mejor prueba de ello. 
No entenderéis jamás que la lluvia no traspasa un cristal, que solo lo moja por fuera, quedando por dentro una maravillosa red de gotas que cuando se abrazan forman ríos de gravedad hasta besar el suelo; como aquella lágrima que cayó hasta fundirse en los labios.

Y ahora respóndeme, pero hazlo con tus ojos: ¿De qué se compone tu lágrima?

sábado, 10 de diciembre de 2016

Un rato más

Róndame un rato más, búscame debajo de mi camisa, acaricia mis ganas y tómalas con fuerza pues fuertes lo son también de tenerte. Lánzame una sonrisa que sonroje mis mejillas cálidas de tanta almohada, y fúndeme en deseos de beberte una y otra vez las ansias, sentirte en mi piel y amarte de todas las formas que se pueden. 
Porque te acercas y me tiemblan los cimientos, y si la tempestad marchitara la cercanía de tenerte, te alejas y en realidad nada ya está en calma.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Lunar

Un antifaz cubre mis ojos. El raso negro de su tela tapa las luces de la mañana, pero el sonido del móvil no deja lugar a dudas de que ha amanecido.
Frunciendo el ceño, bajo las escaleras y te veo en el sofá con la tranquilidad que te han dado los años. Tienes en la mano un café recién hecho. El aroma llega hasta donde estoy e inspiro profundo para inundarme de ti. Ya no huelo a café, ni a las tostadas con mantequilla que tienes encima de la mesa. Me devuelves la sonrisa y ya solo te huelo a ti, a tu piel y a tu cabello. Te lo revuelvo desde atrás mientras él me revuelve las ansias de tirarme a tus brazos y volver a besar tu espalda infinita, suave, buscando el lunar que me lleve a la locura. 

domingo, 4 de diciembre de 2016

Partida. Una más.

Tres meses atrás quién iba a decir que diciembre nos saludaría con la triste noticia de tu partida. Poca tregua te ha dado la enfermedad que ha acabado contigo... bien callada que estaba la puñetera y cuando nos fuimos a dar cuenta ya había ganado la batalla. Siento decirlo, últimamente el blog se ha convertido en página de esquelas, pero nunca imaginé que este 2016 me obligara a publicar la tuya. 
Solo espero que te hayas ido en paz, que hayas podido despedirte de los que te han acompañado en tu vida y que esos mismos sepan recuperarse rápido de un revés que nadie creía posible.

Gracias S. DEP.

viernes, 2 de diciembre de 2016

El camino de una lágrima

Un sentimiento o la mezcla de algunos suelen ser el punto de partida de una lágrima emocional. Una lágrima cuya composición es diferente a aquella que se produce por irritación del ojo o aquella otra que sirve para mantener hidratada la blanca esclerótica, iris y pupila. Las lágrimas que salen contenidas en un llanto tienen en su ser cantidades de hormonas que, al liberarse, relaja el cuerpo que las ha producido. Cuando salen de los ojos desbordados recorren la mejilla, tumbando los suaves vellos de la cara para enjugarse en un pañuelo, caer al suelo o en el mejor de los casos, toparse con la comisura de los labios para fundirse en un abrazo con la saliva de una lengua que no se atreve a articular palabra que calme sollozos.

La lágrima tiene un corto recorrido pero dejan una huella. Surcos en el alma o cemento que la cierran, porque los ojos no se secan, pero cada vez lloran menos porque el grifo se cierra. Y esas hormonas ya no salen. Ya se quedan, y se acumulan, y se enquistan o se convierten en aceptación de quién sabe que su vida ya no volverá a ser la misma.