viernes, 21 de diciembre de 2018

Gordo

Estoy tumbada en el sofá, arropada en una manta y con una copa de vino que alcanzo con solo estirar el brazo. Te iba a decir que soy mujer de tradiciones pero qué se yo... solo sentía que debía brindar por ti y por los tuyos. Para ellos ha sido un día largo y duro.
La tele está puesta, pero en mute: no me apetece pensarte con ruido. En mi mente, muchas idas y venidas a tantos y tantos días en tu casa. A tantas tardes en la hermandad, a tantas idas al corte inglés con corticoles.
Me recuerdo de niña sentada en tu salón y verte aparecer por la puerta. Cuando me veías siempre te quedabas quieto, en una especie de teatrillo improvisado te parabas de sopetón, hacías una mueca y sacudías la cabeza un poco haciéndote el sorprendido, como si fuera la primera vez que comía en tu mesa compartiendo plato con tus hijos. Sonreías y me preguntabas con sorna un “¿qué haces aquí?”. No se lo que te respondía. Seguramente iría cambiando de respuesta o sería siempre la misma. No me acuerdo. Fueron cientos de veces que se repitió lo mismo, pero seguías haciéndolo, siempre, cada vez que llegabas. Me encantaba. Recuerdo cuando caí en el instituto con Elena. No se quien de los tres estaba más contento.

Hoy te hemos despedido, y era más pronto de lo que nos hubiéramos imaginado hace unos meses. Para ti lo primero era la familia, y yo siempre me sentí parte de ella; querida, apreciada. Siempre me demostraste que te alegrabas de verme. Espero haberte hecho sentir lo mismo, porque firmé hace muchos años la letra pequeña de aquellos días en tu casa, un contrato de cariño vitalicio. Me gustaría que te hubieras ido sintiendo que realmente te quiero y que siento tu marcha. Por ti. Por los tuyos, por la injusticia de la guadaña cayendo antes de tiempo.
Ya duermes, ya estás y están en calma. Lo han hecho bien, han sido fuertes. Son fuertes. Ya pasó y se hizo la paz. Ahora les toca andar y recordarte. Cicerón, era un tío listo: Toca mantenerte vivo en el recuerdo.

Vuela. Vuela.

martes, 11 de diciembre de 2018

Ganar

Las gallinas picoteaban granos en el suelo, y yo picoteaba de mi tarro unas nueces de macadamia.
El día, claro como otros tantos, me había ahuyentado de un plumazo las ganas de estudiar unos apuntes nada apetecibles.
El imponente sol se alzaba más allá de mi vista, y bailaba con las horas para esconderse tras el llano del viejo cazurro, trayendo la noche a las miradas.
Había perdido otra jornada de estudio, pero indudablemente había ganado un poquito más de vida.

viernes, 30 de noviembre de 2018

¡Qué bien!

Qué bien cuando estás bien. Qué energía, qué alegría, qué sentir y qué vivir. Y tus ojos siempre expresivos, lo que expresan. Amor del bueno, del puro. Qué bien cuando estás bien... Cuando te levantas bien, desayunas bien y te duermes una siestecita de media mañana en el relax del sofá, cuando almuerzas un buen plato y alimentas además el alma con la conversación. Y qué sonrisa, y qué belleza en el rostro, y qué bien.
Qué bien cuando estás bien. Cuando no te hace falta café para estar despierta, cuando no te hace falta nada para estar bien, solo estar, solo ser. Qué bien. Joder, qué bien. 

lunes, 29 de octubre de 2018

Habla del miedo.

Lo que acontece en la mente cuando existe una mala noticia solo lo sabe el que la recibe, por mucho que la ciencia se dedique a investigar la actividad cerebral. Las noticias negativas en cuestión de Salud tienen además una connotación importante de pérdida, con su correspondiente miedo, con su duelo y, en él, el enfado y el mandar a la mierda a la fuerza, sobrenatural o no, que ha llevado a esta situación a persona y familia.

Y aquí viene lo maravilloso del ser humano: la superación, la fortaleza y la piña social: enfrentarse a retos, diversificar el sufrimiento y superar miedos. Por último, dejar ir, marchar, apagar. 

Morir da miedo a la mayoría de la gente. Hay un libro del que creo que ya he hablado en alguna ocasión. Trata sobre el cáncer, pero sobretodo trata sobre la vida y sobre la muerte como parte de ella. En España es conocido entre los cineastas y los seguidores de un señor que estuvo veinte años luchando contra tumores desde que apenas era un chaval con catorce primaveras. Albert Espinosa resume como nadie el miedo a la enfermedad y la convivencia con la muerte, y lo hace desde la amabilidad y desde todo el positivismo que una situación así te permite. 

La verdad es que el mensaje es bonito, y ya he dicho que por mi profesión, la muerte me parece parte natural de la vida; pero nadie dijo que este mensaje fuera fácil ni que todas las muertes parezcan justas. 

En este mes de malas noticias, de bofetadas del destino e injusticias, me quedo con cuatro de las muchas reflexiones que Espinosa nos regala en su "Mundo Amarillo":

- No puedes perderle el miedo a algo si no hablas de ello.
- De las pérdidas siempre salen ganancias.
- Cuando alguien muere se transforma en la gente que ha conocido. Sus recuerdos perduran, su vida se divide entre la gente que lo conoció. Es como si se multiplicaran entra mucha gente.
- Es triste morir joven, pero lo verdaderamente triste es morir sin haber vivido. 

Hagamos por vivir. Hablemos de los miedos. Disfrutemos. El tiempo es finito y vida solo hay una.

Vivamos pues.

viernes, 7 de septiembre de 2018

¡Suena!

El día, desde hace unos cuantos, se ha levantado nublado. Este verano, del que la gente se queja y del que yo estoy encantada, se está haciendo experto en mañanas fresquitas. Firmo el que viene como este, con días de calor perfectos para chapuzones y con otros de rebequita en el bolso y airecito encima de la bicicleta en el paseo vespertino.

Hoy tengo sueño. Quizá sea por el cansancio acumulado de un agosto que cuanto menos ha sido cansino en cuanto a trabajo. Pero mírame, aquí ando con el móvil en la mano a ver si el camino sigue abriéndose para mí en el sendero que quiero. No tenía muchas esperanzas puestas, pero luego me he acordado de que una amiga me dijo no hace mucho lo negativa que era.
Nunca me he considerado negativa hasta que vi un vídeo en el que decía que la gente negativa argumentaban que eran realistas.
- ¡Jo!- pensé- como yo.


Y aquí estoy, envolviendome en permufe del caro y poniendo el móvil a toda voz para descolgar la llamada que será continuación del principio del final.

Yo me entiendo.

Confío. Espero. Paciencia.

Vamos, bonito... ¡SUENA!

lunes, 27 de agosto de 2018

Soy rica.

Tuve suerte de encontrarme con amores que lo son para toda la vida y que abarcan a la familia que sí se elige: los amigos.

Tengo amigos de verdad, de los que se dicen te quiero y te echo de menos, de los que se aguantan todo porque saben como eres, y a los que todo le permites porque sabes como son.

Tengo algo más que amigos, compañeros de infancia,  crianzas entre trabajaderas, escaleras de madera y piedra-papel-tijera. Familia con apellido común pero cariño descomunal. Hermanos.

Tengo amigos de hace muchos años, tres buenas patas para un banco que a veces cojea. Pero, joder, ¡Es nuestro banco y nos sentamos a comernos pipas cuando queramos!

Tengo amigas de agujas que se convirtieron en confidentes. Alguna trajo un día de la mano a una canija maravillosa del norte de España con aire andaluz, y fuimos de nuevo tres patas, pero esta vez de pollo, con huevo frito a la vista.

Tengo amigas con sobrinos postizos que me llaman tita y me dan abrazos como pequeños osos.

Tengo amigos de máquinas, antiguos correcaminos, presente familia desertora y sobre todo presente vida.

Tengo amigos a dos ruedas, compañeros incansables de viajes espectaculares, entrañables, frikis, afrancesada, bióloga deportista e historiador culto, pero sobretodo con los tres corazones más grandes que he conocido jamás (con la suerte, además, de que uno lleva mi sangre).

Y tengo amigos futboleros, pesadillas de grupo de Whatssap donde Mel y Adán siguen siendo objeto de debate (y risas) con un sufridor fondo verdiblanco.

Tengo amigos de todos los colores. Dedos de la mano me sobran pocos. Mis amigos son personajes todos ellos y con características tan diferentes que me divierten de mil maneras. Y todos me hacen regalos casi todos los días en forma de palabras, de besos y abrazos (porque el que me conozca, sabe que me encantan).

Mis amigos no son perfectos. Son a veces quisquillosos, especiales, horrorosos, cansinos... a veces no quiero ni verlos, ni aguantarlos, ¡Ni ellos a mí, que me lo han dicho!, pero la balanza cae tan rápido del lado de las virtudes que mandan a la mierda todo lo negativo... ¡CATAPÚN!

Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro, así que, sí... ¡¡¡¡Soy rica!!!!

miércoles, 15 de agosto de 2018

Mal compañero

Vientos. Tempestades que me sacuden en lo más hondo de mis pensamientos. Tú calma, serenidad. No quiero. Quiero. No puedo. Puedo con todo. Pero ahí vas, lejos, como cada año, sin que la presencia te ausente un solo rato. Yo lo entiendo, o eso creo. Pero entender no siempre es fácil y la distancia hace olvido. Y el olvido y el ombligo son malos compañeros. 

martes, 10 de julio de 2018

Sigo viva

Sigo aquí. Con mis miedos y triunfos. Con el mismo tiempo ocupado en otros menesteres. Con la vida no resuelta pero poniendo ladrillos para ello. Voy bien, voy segura, voy contenta. Soy fuerte, libre, feliz. Soy yo. 
Sigo aquí. Sigo viva. Mejor que viva. 

jueves, 24 de mayo de 2018

Tres, dos, uno... Fight!

Sigue luchando. Aplasta insectos hasta que revienten sin remordimientos. Acalla los cantos de grillo matando al grillo que canta.

Sigue luchando. Para dar de comer cachorros amorosos, esos por los que vale la pena luchar. Ese por el que brilla el sol y sonríe tu alma. Porque él sabe la verdad y elige bien. 

Sigue luchando. Echa cemento en las piedras del camino y quítate los zapatos para andar descalza. Dale golpes hasta que se hagan añicos, arena, polvo. Nada.

Sigue luchando, porque la verdad es que para ganar a veces- ahora- hay que luchar. 

lunes, 7 de mayo de 2018

Guardia

Las noches de guardia a veces se hacen eternas. 
Escalonadamente, van llegando de diferentes lugares personas que esperas que las cuides, que las cures, que hagas algo para detener el sufrimiento que padecen. 
Y tú, sin creerte Dios si no una simple mortal, tratas de hacer todo lo que sabes y más para aliviar, curar, cuidar. 
Esta noche se me ha hecho eterna. Pero ya ha amanecido y ya queda menos de una hora para que llegue el relevo. Me llevo el cansancio, el dolor de cabeza, la pesadez en las piernas y toda la satisfacción.

Otra noche más. Otra noche menos. 

jueves, 26 de abril de 2018

Calafates

Muchas veces me has recordado a aquella paciente que tanto me enseñó en tercero de carrera. Curiosamente, tenía tu mismo nombre, también era rubia de ojos claros, como tú, y era risueña a pesar de sus padecimientos. De ella escribí extenso, nunca la olvidaré, pero a ti... aún menos.
No puedo dejar pasar la oportunidad de dejar por escrito algo que tú ya sabías, porque me encargué de decírtelo muchas veces: que siempre me alegraba de verte, que compartir té contigo por las mañanas entre espirometría y aerosol con charlas de la vida me hacían reafirmarme como enfermera, que eras una buena persona, buena gente, sencilla, realista, simpática, amable y sobretodo luchadora. Que te quiero, porque eras entrañable, que sabes que hoy a todos los compañeros que tuvimos la suerte de conocerte se les ha ido la amiga del callejón calafates. 
Te sentimos cerquita y cada vez que vaya a tu barrio miraré como siempre lo hacía hacia tu calle, pero esta vez no buscare aparcamiento o lo dejaré en un vado y me pasaré a saludarte. Ahora vete, vuela, suéltate de las cadenas y respira de verdad. Adios, Mª Luisa. Se libre. Descansa.

viernes, 6 de abril de 2018

Más cerca

Casi puedo rozarlo. Cierro los ojos y me veo ya siendo lo que una vez soñé. A veces me arrepiento del camino tomado, pero, al volver la vista atrás, esa sensación se me va.
También he cuidado, me digo. Y mucho. Y he aprendido más que otros que no se atrevieron. Y la calidad humana que acumulo es fruto de compaerños de camino y de los demás que me he ido encontrando.

Sí, he cuidado. Ahora espero, en poco, hacerlo de otra forma. De la forma que siempre quise. De la forma para la que se que nací.

Vuelvo. Y todo está más cerca.


miércoles, 28 de febrero de 2018

¿Andalucía? Ven, que te cuento...

Mi tierra es fértil, es rica en palabras bonitas y risas y bailes, es de gente generosa, y es especialista en cervezas al solito y en tapas de jamón. Pero no es solo eso, ¿Qué te han contado? Espera, siéntate que te cuento: Sí, es cierto, es fuente de salmorejo Cordobés y de pescaíto frito, queso payoyo, camarones y atún de Barbate, Cádiz; es puchero y potaje en invierno, y gazpacho, aliños fresquitos y sandía en verano. Es que tiene muchas cosas y eso que sabemos que no es perfecta... Tiene montaña y nieve, ríos y campo, playa y faro, desierto y arena. ¡Todo eso!

Pero te digo más. Mi tierra es su gente: trabajadores de oficina, de oficios con mucho trabajo pero casi siempre con poco beneficio, trabajadores de sol a sol y de domingo a domingo. Gente de inteligencia, esfuerzo, constancia, superación. Abundan las siestas cuando se tercia, aunque la verdad y a pesar de la fama, poco se puede, si acaso el fin de semana.

Andalucía es mi tierra y es sol, poca lluvia y cuando llueve, casi siempre diluvia (menos en Grazalema, que es el lugar con el índice de pluviometría más elevado de España... ¡y tú pensando que eso era en Galicia!) Son cuarenta y siete grados a la sombra en agosto en pleno centro de Sevilla, bajo cero en enero en la sierra de Jaén y veinte en Málaga, da igual cuándo leas esto. Es estufa y camilla en invierno y manguera, guerritas de globos y sillas nocturnas en la puerta en verano. 

Es naturaleza viva con verdes y ocres en otoño y campos de girasoles y trigo, en primavera. Es ganadería, es agricultura, es pesca y es anfitriona de huéspedes de todo el mundo. 

Es legado: monumentos construidos con el esfuerzo de nuestros antepasados, aquellos que nos dejaron ciudades y pueblos hermosos, rincones en las riberas de los ríos, y olivos y viñas para cultivar oro y vino. Es riqueza en el lenguaje, acento, etimología heredada de la Alhambra de Granada y de la Alcazaba de Almería. Es hazaña histórica con tres calaveras zarpando de Huelva rumbo al futuro.

Es lo que se vive en sus fiestas, porque mi tierra es alegre, es divertida. Canta en el carnaval, baila en las ferias y le apasiona la Semana Santa. Es una guitarra y un cajón flamenco, un quejío, unas campanas repicando, una zambombá, una guasa entre primos de distintos equipos. Oye, que también es seria y sobria cuando debe, pero sin duda juerguista y ebria cuando la ocasión lo merece. 

Es familia, es amistad, es un compadreo o un comadreo, es sencillez, es acogida, campechanería sincera, una mano tendida cuando algo va mal, es luz de guía en la tempestad.

Sí, yo estoy orgullosa de Andalucía, que es mi tierra y es mi hogar, pero también es el tuyo, ¿no lo sabías? Andalucía es de los andaluces, pero ya te dije que mi tierra es generosa y canta y lleva por bandera que Andalucía es por sí, para España y para la humanidad, y hoy, 28 de Febrero es nuestro día para celebrar que tuvimos la suerte de nacer en el sur. Y si no eres de aquí no te preocupes, que te pongo unas gordales de Utrera, una tapa de ensaladilla con su cerveza bien fresquita de barril y te presento a Camarón, que solo con eso te vas a enamorar y vas a entender por qué es tan especial no sólo ser, sino sentirse- maravillosamente- parte de Andalucía.

Feliz día de Andalucía. 


miércoles, 21 de febrero de 2018

De tu parte.

Ignavi coram morte quidem animam trahunt, audaces autem illam non saltem advertunt.

De rojo se tiñen hoy las calles de la ciudad que me acoge. Apenas a treinta kilómetros debía estar un chico que daba la vida por un escudo, contrario al mío, que le daba alegrías y también algún que otro disgusto. 
Lo vi crecer, lo vi gritar como nadie y enfadarse por moverle sus juguetes en el sofá, y jugué con el a ser Darth Bader en la Estrella de la Muerte mientras mi amiga se vestía de mil colores. Aún me parece estar viéndolo con los ojos entornados y mirándome de soslayo mientras me metía con él y le decía que no gritara, que yo me quedaba un ratito jugando.

Casualidades de la vida, un día me le puse una máquina de las mías en el hospital y desde entonces me convertí en su enfermera. Y no es justo. Nada lo ha sido porque de repente, nos ha tocado decirle adiós. Y sin querer ser yo protagonista de una historia que no es la mía, desde entonces me falta un trocito de corazón. 

Ay, Antonio... Ayer iba a verte y me quede con las ganas, y esas ganas ya las voy a tener para siempre. 

Vuela al celeste. Celeste como el vino que me estoy bebiendo en una copa recordando las de veces que me metí contigo. Yo brindaré por tu fuerza, por tu humor, por tu vergüenza inocente, por tu serenidad y tu valentía. Por echarle cojones a la puta vida. Brindaré por tí y por tu Sevilla. Ha querido la ocasión vestirse de noche de champions, y hoy cantaré por ti los goles de tus colores. Y los cantaré en toda la eliminatoria contra el Manchester, porque mereces irte con una victoria. 

Y el primer beso que le plante en la frente a tu sobrina será, secretamente, de tu parte. 
Te lo prometo.

D.E.P. Antoñete. 

miércoles, 7 de febrero de 2018

¡Al agua, pata!

En la vida hay oportunidades que se pierden y ya no vuelven.  El otro día me preguntaban si yo creía en el destino. La verdad es que no, pero si me paro a pensarlo, lo cierto es que dudo a veces. En lo que sí creo es en los golpes de suerte, y yo espero el mío en poco tiempo... aunque reviente, aunque se pare mi mundo tal y como lo conozco ahora y salga de mi zona de (dis)confort he decidido coger el tren, tirarme a la piscina como pata al estanque, cerrar puertas; pero abriendo ventanas. 

Y eso voy a hacer. Y qué miedo... ¡Pero joder, qué bien!

martes, 30 de enero de 2018

La carta

Sumida en el silencio obligado de quién se siente olvidado, segundo plato de un menú cada vez más amargo, la silueta se desdibujaba en la tarde de sofá. El viento había empujado con fuerza la bicicleta haciendo tambalear a quien pedaleaba. En silencio también lo hacía, con la esperanza de ver pasar las horas hacia la nada. No quería echar un vistazo, pero en el fondo sabía habían cambiado la carta. 

lunes, 15 de enero de 2018

No es No

La calle callaba la historia de la chica, pero en las casas, una comidilla abría y cerraba almuerzos y cena. Era ligerita, decían. Pero todos oyeron los gritos y se convirtieron en pecadores de pensamiento y omisión. 

En prision provisional, el monstruo yacía en su camastro con varios libros en la mesa. Se relamía recordando otro capítulo más de su vida, y se endurecía por debajo del pantalón. 
No hice nada malo, me provocó, ella quería, se repetía. 

La habitación estaba en penumbra, la vergüenza recorría a raudales sus venas, y el frío no abandonaba sus labios ahora mojados con lágrimas de pena. La chica no veía luz en el pasillo, ni flores en el jarrón. Las que había, se habían marchitado aquella noche quizás para siempre. 


La historia sigue. Los días se suceden. Y seguirán encontrando en las cunetas, en pozos, ríos o en el campo personas que negaron, seguirán teniendo pesadillas personas que negaron pero sobrevivieron, seguirán siendo denigradas personas que negaron y que pueden o no contarlo, y seguirán rompiendo vidas a personas que negaron y no fueron escuchadas. 

NO ES NO. Antes y durante. NO ES NO.

No hay peor sordo que el que no quiere oír... Por desgracia sigue habiendo mucho sordo suelto.