jueves, 7 de diciembre de 2017

Tú. Ausencia.

No puedo hablar de ti. Se me coge un pellizco y las lágrimas asoman, y soy yo quien no las deja salir. Las ahogo, no quiero llorar. Me duele saberte lejos a pesar de la poca distancia que nos separa. Me paro a pensar a veces en el pasado y no puedo entender qué pasó, porque no hay nada en él que me diga que tiene lógica todo esto. Sé que no lo entiendes tú tampoco, que no ves nada malo en tus actos, pero a veces la omisión es el mayor de los pecados. Hace daño no conocerte más que al que saludo cada vez que bajo, no saber de ti más que por redes sociales que ya casi no alimento. Hace daño saber de ti más por lo que me cuentan que por lo que vivo a tu lado.

Dices que estás, y no lo quiero ni dudar, pero se me hace difícil cuando solo te veo a través de una ventana redonda.
Te lo digo, te invito a tostadas y ríes. No va contigo, solo eso te saco. Y hasta noto que te indignas en un afán por defenderte como gato panza arriba. Son muchos años, ¿sabes?, algo aún queda de cuando te conocía. 
Te insisto, y vuelves a decirme que estás... pero yo, perdóname, sigo sin verte. 

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Relatos cortos: El Puchero

¿Qué será lo que le ponía su madre? Piensa Andrés mientras se mete una cuchara sopera en la boca y le falta el poquito de no sabe qué para que el sabor sea el de siempre. Cómo la echa de menos. Si al menos estuviera aquí podría preguntarle por ese puntito mágico del puchero, o el secreto de su tortilla de patatas que tampoco le sale y tantas veces ha intentado.
Ella suspira desde el butacón y lo mira sin ver, ahogada ya en olas de silencio.


Relatos en Cadena. Cadena SER

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Relatos cortos: Y se ríe

Y se ríe con estruendo, con una carcajada que despierta a la media sala que dormita la mañana. El insomnio de la cuarentena definitivamente no lo había ayudado.
De repente una caricia, una mano toca su frente, siente un beso amoroso y el móvil frente a sus ojos refleja el recuerdo de la sonrisa más bella que jamás había visto. Y su mundo de carbonato de litio desmorona la risa estrepitosa. Pasó la euforia, pasaron también los gritos y nada ya le parece gracioso. Quiere salir del amargo túnel de la manía y volver… Volver para poder ver a su hija.



Relatos en Cadena. La ventana. Cadena SER.

martes, 7 de noviembre de 2017

Su día especial.

Hoy es un día típico de Noviembre. Hace frío y el sol brilla en el cielo. El aire está limpio por las lluvias del sábado pasado pero corre como alma se la lleva el diablo revolviendo el pelo medio rizado y cortado en el barbero del pueblo. Ríe, seguro, y canta en el coche las últimas canciones de Megastar. Sabe que es especial desde que se ha levantado. Apuesto a que ayer se acostaría nervioso, conocedor también del día que hoy le esperaba. 
Hoy se siente especial- porque además lo es-, se siente también mayor a pesar de ser aún muy pequeño. Pero eso él no tiene porqué saberlo. 
Suena la sirena. Es hora de entrar, suena una canción de cumpleaños de más de veinte gargantas y él se ruboriza... pero le encanta. Y todos, todos, le desean un feliz día. 

Yo, además, una feliz vida.


sábado, 4 de noviembre de 2017

Bien hallados.

Estar acompañado de alguien a quien quieres es una gozada, no es este tema nada discutible a excepción de si se atraviesa por un momento crítico en la relación en la que igual te valdría una losa en la cabeza del ser amado como terapia. Sin embargo, la soledad está infravalorada. Cuando alguien está solo, de soltería, se entiende como un fracaso estrepitoso en su vida social y familiar. Y a mucha gente hasta les produce pena. Pero queridos, ¿cuántas veces habremos oído que en esta sociedad modernizada hay multitud de tipos de familia?
La soledad es gratificante si es bien llevada. Es una forma de vivir como otra cualquiera y es una herramienta perfecta para hacer simplemente lo que a uno le venga en gana. 

Tened pena de aquellos que buscan y no encuentran, de aquellos que encuentran y lo pierden sin querer y de aquellos otros que creyeron que encontraron y viven una mentira día tras día sin poner remedio. De esos sí me da pena, y los animo a cambiar de ideas o de compañías, o, en su caso, superar el duelo por el ser perdido. De los demás, de aquellos que hacen su vida conforme a sus ideales y son capaces de disfrutar de lo que les rodea, sean cosas, momentos, personas o lugares... a esos deseadles que sigan así, y que hagan de sus días oportunidades únicas para ser feliz. Esas personas son realmente siempre bien hallados.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Relatos cortos: Apocalipsis

Alzó la mirada y los vio caer desde un lugar al que en realidad no alcanzaba a ver. Siempre se había imaginado el fin del mundo así, apocalíptico, como tantas películas de Hollywood le habían enseñado desde sus tiempos de adolescente. Cientos de rocas se adentraban en la atmósfera y se prendían de fuego. Lo cierto era que dibujaban una imagen digna de cualquier cómic de Dragón Ball en la batalla de Namec. Cómo echaba de menos aquellos ratos frente al televisor con su tableta de chocolate entre pan y pan. Cuando aún había electricidad, no percibía la vida sin ella. Las últimas noticias que pudo ver decían que era un cinturón de esteroides que se dirigía súbitamente a la Tierra. Habían mandado a personal de la NASA para hacer algo épico pero la misión había fracasado estrepitosamente y el presidente de Estados Unidos había dimitido. Seguro que estaba en un búnker a resguardo. Habían pasado muchas semanas y las rocas no habían cesado de caer. La electricidad hacía mucho que se había ido y él había aprendido a refugiarse en las casas que aún permanecían de pie en aquella ciudad ruinosa y usar la lluvia como agua potable. La comida... bueno, eso era más complicado. 

Otro estruendo. Otra bola de fuego ha caído. Otro incendio devastador en otro lugar apartado de la ciudad. No se enteraría jamás si había muerto alguien. Lo más probable es que sí. De todos modos no importa.- Vamos a morir todos- dijo en voz alta mientras se encogía de hombros.

Cientos de rocas seguían cayendo. Y los trozos de universo iluminaban los edificios ruinosos a través de un cielo despejado.

-¡Qué mierda, joder, pero qué espectáculo!- pensó mientras miraba arriba y se frotaba el frío de su cuerpo escuálido.

lunes, 23 de octubre de 2017

Volver

Volver a soñar a tu lado, caminando de la mano por las calles de cualquier lugar. Y volver a brindar con vino y regar las risas en aquel jardín. Y volver a sentir tu latido fuerte y claro entrando por mi oreja y transmitiéndose a ritmo de yunque, estribo y martillo.

Volver, sentir, soñar y volar. Volver y revolver la habitación con olor a suavizante recién secado al sol. Volver a ser un solo ente que fija su vista en nada más que el otro ser. Volver, volver y sumar más que restar, andar más que correr, subir después de bajar.

Volver a cantar marinero, a bailar hasta que nadie quede ya en la pista de baile, a tomar un cubata a la luz de las estrellas fugaces. Volver a secuestrar tu olor para pensarlo después, cuando ya no estés y eche de menos el calor de tus manos en mi piel. Volver a acariciarte como la primera vez, como cuando no había miedo ni había porqués. Como cuando eramos dos con ganas de estar en vez de ser. Volver a mirarte como cada mañana, y volver a ver en tus ojos esa forma que tienes de mirarme, de cuidarme, de abrazarme, de mimarme.

Volver pero no al ayer, volver a hoy y a mañana, volver a dentro de mil años contigo, volver a tu lado... Pero volver, volver siempre, porque cuando vuelvo a ti parece que nunca me he ido.

jueves, 12 de octubre de 2017

Lo profundo

La mayoría de las personas solo se queda en la superficie, no van más allá de la fachada de aquello que se muestra ante sus ojos. Pocas ahondan en los cimientos, en las bases de lo que normalmente construye las cosas. Se levantan y comienzan su rutina sin mirar a penas lo que les rodea. Se topan con problemas que intentan saltar sin preguntar si tienen arreglo, y se preocupan únicamente de mantener las redes sociales activas para acumular me gusta y comentarios llenos- algunos- de falsedad que lo único que hace es alimentar el ego.
No se paran a sentir la mañana cuando suena el despertador ni de tomar un café con un amigo sin fotografiar la crema y el azucarillo con frases de gente importante. Luego, claro está, lo suben a las redes. A veces no saben quién es el personaje al que se le atribuye tal comentario, pero tampoco se inquietan por indagar teniendo la información en la palma de su mano. No se preguntan porqué sucede algo ni se paran en preguntar un cómo estás esperando una respuesta de verdad y no un simple bien, como siempre. ¿Qué es como siempre? 

La gente no suele bailar con la música que suena en su cabeza si a la vez no está sonando en la radio o en su MP4 o en su smartphone last generationViven con prisas, mirando atrás para quejarse de lo estresados que están o lo agobiados que se sienten al pensar en mañana más. No saben que siempre, siempre, es mejor tomarse unos segundos para poder saborear lo poco o muy profundo del momento. A lo mejor pierdes tiempo, pero seguro que ganas algo mejor. Como cuando tu cuerpo respira por sí solo y, de repente, coges todo el aire que puedes conscientemente, tu pecho se expande y luego lo sueltas lentamente. Los músculos se activan, el oxígeno te inunda, y te llenas de energía. 

Adivinaste, te sientes más viva. 

miércoles, 4 de octubre de 2017

Baños de luna

Estoy acostada en la cama. Son las once y media de la noche y apago la luz. Nunca me acuesto tan temprano, pero hoy me encuentro cansada después de un día entero de formación impartida por unos compañeros extranjeros en una especie de itanglish continuo. Se que, a pesar del cansacio que acumulan mis ojos, no voy a poder dormir aún: la noche me tiene abducida. Por mi ventana me baña la luz de la luna, imponente flotando en el firmamento adornado de cúmulos coloreados de un gris perla. Se ven perfectamente los cráteres de la cara visible, y un halo ilumina el cielo eliminando toda oscuridad posible. No puntean las estrellas y la verdad, no las echo de menos. Loca maravillosa, ¡Cuantas cosas aprendí de las que me contaste! 

Entra cierta brisa rozando la persiana y viene a mecerme el pelo que va secándose tras lavarlo... me besa la piel, me eriza el vello y me acaricia el alma. Hace rato que salí de la ducha y sin embargo me sigo bañando, pero esta vez no uso agua ni jabón, sino aire, noche y luz de luna. 

Juicio ¿final?

A todo cerdo le llega su San Martín. Eso no lo decimos solo en España. En muchos países del mundo como Argentina, Francia e Italia también lo entienden así. Y menos mal porque el refrán alude a algo que los menos escépticos llaman karma. Yo, la verdad, creo más en la acción-reacción, aunque a veces las consecuencias tarden en llegar semanas, o meses. O años. El vaso se va llenando hasta que rebosa la bilis.

La vida da vueltas. Y yo sigo creyendo en la justicia, divina o no. Llámame inocente, llámame ilusa o insúltame diciendo que mi intelecto deja mucho que desear, pero sigo pensando que los pequeños reinos pueden gobernarse con dirigentes justos y no con fuerzas déspotas que no ven más que la paja en el ojo ajeno sin percatarse- o lo que es peor, ignorándolo- que en su globo ocular hay un inmenso pajar. 

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Olvidarte no.

Hoy he visto a tu madre, ángel, te trae otro al que ver cuando bajes el vuelo con tus alas grandes. Lo trae bien, sin esas cadenas de inicio para pelear las batallas que seguro se encontrará en esta guerra continua que vivimos y que perdimos todos aquel día. Aún se le notan los ojos añorosos, la he visto sonreír con pesar al recordarte y me ha apretado la mano. He sentido su gratitud por lo pasado y su alivio al saberlo sano. Sé que, aunque duele, ya te va dejando marchar, se le ve. Así debe ser.

Eso sí, olvidarte no podría ni ella ni yo. Esos abanicos por pestañas y esa mirada la tengo ya grabada como el tatuaje. Ya te dije que me enamoraste, y yo, cuando me enamoro, lo hago para siempre. 

Me ha gustado verla. 

Ojalá todo os vaya bien. 

sábado, 23 de septiembre de 2017

Día de la marmota.

Cuando la mentira y la manipulación alimenta al odio, el odio alimenta a la sinrazón. 
Lo que empezó hace muchos años en el nordeste de la península ibérica está teniendo una resaca importante estos días. 
No suelo hablar de política y guárdeme el cielo si me atrevo hoy aquí. Solo necesito si acaso expresar mi pesar por lo que parece un punto sin retorno en el conflicto catalán. Yo, que amo Barcelona, que me parece un lugar apetecible para vivir, que lo he disfrutado tantos viajes y que es cuna de una de mis grandes amigas, no puedo dejar de mirar las noticias y quebrarme un poco por dentro cuando veo tanto resentimiento, cuando veo tanta incomprensión por ambas partes ya separadas de por vida. 
Es cierto que el divorcio no es cosa de dos, pero luchar por una relación sí lo es, y aquí, quienes tenían que luchar no han hecho sino bajarse los pantalones y llenarse los bolsillos durante años. 
Y esto ha reventado. 

Son muchos los que quieren quedarse y son muchos los que quieren irse. Y la verdad, no sé cómo se puede arreglar esto. 

Ojalá sonara el despertador, se abriera el plano y estuviéramos viviendo el día de la marmota. 

lunes, 11 de septiembre de 2017

Relatos cortos: Congresos

La lluvia se apresuró en hacer acto de presencia. Pensó que lo hizo para no dejar en mal lugar a la aplicación del tiempo. El día se había tornado noche de repente y la noche anterior había estado iluminada por cientos de bombillas en un afán por que el día no terminase nunca. La cuidad amanecía como cada día con miles de historias por ser escritas y, sin embargo, la suya parecía ya estarlo. Como si de un déjà vu se tratara, miraba a su alrededor sin extrañar nada. Veía caras conocidas, oía conversaciones similares y hasta participaba de ellas. Charlas interesantes que encendían ideas y otras que aburrían a las ovejas. Pasta, pesto, mozzarella, amatrice, risotto y parmigliano con espumante y proscuito animaron el almuerzo, y un expresso lo trajo de vuelta a la realidad de un espacio frío, grande y lleno de los claroscuros de quien sale a la calle en sandalias cuando afuera está diluviando.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Relatos cortos: Realidades

El globo ocular parecía posado plácidamente dentro de la cuenca. Su parpadeo era lento y no fijaba la vista en ningún punto en concreto. Atenta, la otra chica observaba la pantalla que recogía las imágenes que varias cámaras captaban desde la sala de aislamiento. Tomaba apuntes con un lápiz en un cuaderno de tapa de piel roja y de hojas recicladas, recordando conceptos. Ponía títulos y hacía bocetos de la expresión plasmada en la cara que borraba y volvía a dibujar en un intento por copiar la mueca y captar cualquier micro movimiento de algún músculo que se había revelado contra toda lógica. No se produjo.

En la misma postura, con el único movimiento del lento parpadeo, se hallaba la chica en aquella sala desde no acertaba cuando. Sus manos, posadas en las piernas; sus pies, haciendo una uve en el suelo de moqueta azul pavo que revestía el habitáculo. Se hallaba sin embargo lejos, muy lejos de allí, en un espacio abierto con miles de mariposas volando y riendo alrededor de su enmarañado pelo.

Ahora, silencio absoluto en un espacio cerrado mientras se oían gritos acallados por una mente enferma. Y así seguirían mientras hubieran dos experiencias distintas en un mismo cuerpo y un mismo lugar: uno el público, el que veía la chica del lápiz mientras lo mordisqueaba; otro el oscuro desvaído de la catatónica realidad de la chica del parpadeo.

Ambos existen, sólo uno es palpable por todos.  

sábado, 26 de agosto de 2017

Opiniones (incluye lenguaje soez)

Habiendo pasado ya más de una semana del día que se tiñó de negro la ciudad condal, miro adelante con sonrisa por los miles de memes que hicieron de quien llaman "El Cordobés" sin tener ni muleta ni montera, pero sí unos cuernos retorcidos con mala leche. Y esto es así, no una opinión. 

Vivimos tiempos de incertidumbre en esta Europa salpicada por el radicalismo, pensando que la intocabilidad de nuestras naciones eran hechos y no meras suposiciones. Y sin embargo, a pesar de tener miedo por lo que sabemos todos que va a seguir pasando, yo sé aún reconocer a un hijo de puta mal parido que a un hijo de musulman con honor y dolor por las muertes-dicen los malos- en su nombre. 

El odio solo lleva a más odio. Seamos cautos. Seamos lógicos...

Pero lo más importante, seamos libres. 

jueves, 17 de agosto de 2017

Cuatro veces diez

La luz del alba asomó por la mosquitera de tu habitación. La noche, no tan calurosa como otras de agosto, había sido iluminada en cuatro veces diez ocasiones por estrellas fugaces que guardan deseos cumplidos y otros que algún día llegarán. Son los resquicios de las lágrimas de San Lorenzo, las perseidas, las que anuncian un día diferente. En realidad no hay nada distinto a ayer, nada salvo un número más, y sin embargo ya lo sabes... la vida ha comenzado, ahora. Sí, la vida comienza en realidad ahora. Vida. Es tuya, tómala, sopla, sumérgete en ella y déjanos acompañarte. Yo llevo oxígeno como bocanadas para colocarnos en el limbo. 
Que nada te turbe. Que nada te amargue. Que nada ni nadie te achante. Vida. Es tuya. Siempre lo ha sido. Sórbela despacito pero no te pares, no te ahogues con tus nervios. Recuerda lo de Las Dueñas y no esperes, porque es el tiempo ahora de vivir. Feliz vida. Vívela feliz, vida.

viernes, 11 de agosto de 2017

Polvo

Tan distante, como nunca antes, se encontraban la luna y el sol. Horas, días, semanas, años luz de enanas y supernovas, de asteroides, cometas y planetas. Polvo. Un cielo entero de estrellas y polvo. Polvo de aquello que fue y ya no era. Polvo acumulado, que acumulaba ideas y sueños que una vez alguien pensó en su pequeña parte del universo. Su nebulosa. 

miércoles, 9 de agosto de 2017

Relatos cortos: Incomprensible

Sucede acaso todo por un motivo. El destino, que lo llaman, que ya está escrito. La mayoría de los mortales no somos capaces de leerlo, y el que es capaz en teoría solo ve letras en penumbras. Y tú me preguntas porqué no me hallo en ese camino preestablecido o porque no abro surcos y establezco otros. Y me preguntas porqué nadie sabe, porqué nadie escucha, nadie oye, nadie habla y todos callan. Y me dices cuando lo explico lo que ya se, cuán difícil es. Yo me río, con una sonrisa burlona de resignación y mojada, y te digo más bien cuán difícil lo hacemos.

Entonces te quedas ahí callando a gritos una explicación, con unos ojos que me clavan estacas y me hacen sentir desnuda. Entonces te doy la espalda y solo pienso entre lágrimas ahogadas...¿Para qué? No lo vas a entender...

jueves, 27 de julio de 2017

Fénix

¿Sabes qué es lo que más me gusta de ti? Tu capacidad de reinventarte, de levantarte y buscar mejorar, de conocer tus cicatrices y aceptarlas sin hacer por borrarlas. No hay pocas personas que son así, no pocas pueden resurgir de sus cenizas emulando al fénix que todos llevamos dentro, aunque sea escondido en lo más profundo de nuestro ser. Algunos nunca asomarán por las pupilas de quienes los portan. Pero tú sí. Tú eres de esas personas que soportan, sin quebrarse, el peso del mundo por mucho que acaben doblándose a veces. Tu fénix arde con fuerza cuando recargas pilas y vienes con el esplendor de quien se ha redescubierto, reinventado, revelado ante la situación de deterioro que la monotonía arrastra. Tus ojos te delatan para bien y para mal. Y me ha encantado verte con ellos llenos de energía y con una sonrisa en la boca que el mismísimo profident no dudaría en contratar para sus anuncios. 

Y ahora estás allí, respirando sal y besando al sol. Y se que estás bien. Y con eso me basta. 

jueves, 13 de julio de 2017

Complejos

Hace muchos años, cuando aún mi cuerpo era el de una adolescente, me sorprendí deseando una tobillera con un cascabel. Fue mucho el tiempo el que pasó- o al menos a mí me lo pareció- hasta que conseguí una que rodeara mis tobillos de elefante. 

Había encontrado muchas que me habían gustado, pero ninguna cerraba alrededor de aquel hueso mastodóntico que tenía como maleolo. Odié aquella parte de mi cuerpo muchos años y envidié la de mi hermana, a la que vi presumiendo con gracia de una plateada.

Mi tobillera era también plateada. Tenía no un cascabel, sino varios, y caía con gracia hacia mi empeine, pareciendo estilizar la parte baja de mi pierna. Me veía bien. Me veía a la moda aunque a veces se me clavaba y me hacía un leve daño. Pero eso no me importaba: Por fin había logrado un deseo tonto, insignificante quizá, pero para mi mente de adolescente era tan liberador...
Se me rompió por el cierre. Nunca la arreglé. Seguí poniéndomela durante algunos años haciendo un ensamble con otro cierre de una pulsera. Seguí llevándola a pesar de avergonzarme por anunciar con antelación mi llegada con el tintinear de los cascabeles. Y acabé guardándola, cuando la vergüenza me pudo, con la bisutería en varias cajas hasta acabar en una que me regaló en un cumpleaños una de mis niñas bonitas, María. 

Tengo que confesar algo. Dicen que los treinta son los nuevos veinte, pero yo creo que son mejores. Tengo otra tobillera. Se la compré hace justo un mes en Los Caños a un chico muy simpático de Bilbao que nos contó sus peripecias por medio mundo. Soy consciente de mis tobillos gruesos, pero ya no los odio. Y sí, mi tobillera tiene un cascabel que anuncia mi llegada y tiene también un medallón con un árbol, que me encanta que sea a la vida a la que represente. 



Y así, haciendo sonar el cascabel me escucho mis pasos y a veces me paro y soy consciente de que puedo andar, que puedo ir a donde quiera y lo más importante de todo, que ya estoy yendo.

sábado, 8 de julio de 2017

Música

Largas y mojadas estaban ahora las calles tras el chaparrón de verano. La camiseta, pegada a su cuerpo otrora escultural, dejaban entrever los excesos de helados, chocolates, hamburguesas y otros placeres de paladar que nada bien hacen a la fina figura socialmente aceptada.
Estaba parada en el semáforo, preparada para cruzar. El tráfico, intenso a esa hora, llenaba de caos sus oídos y buscó refugio en su mp4. 
La música la invadió, la llenó de sol pese a las nubes y la transportó a un lugar donde la humedad olía a campo y no a ciudad, donde el viento venía a besarle la frente en vez de a despeinarle la coleta, y donde la calidez secaba la piel salada de mar. 

Un adagio llenó de paz la mañana de tormentas. 

martes, 4 de julio de 2017

Los que tienen que ganar.

Conversaciones. Dos colegas se sientan en un banco. El rayo de luz se cuela por las patillas de las gafas polarizadas. Uno de los dos se mece la barba. Necesita desahogarse, hablar sin tapujos de situaciones que le acongojan. 

- ...Tóxico fue, es y seguirá siendo- ambos interlocutores saben de quién está hablando- Cuando tienes a una persona en tu entorno laboral que resta más que suma, claramente tienes que alejarte. 
He visto a gente ir a hablar con ella y más que acudir a su despacho parecía que descendían a los infiernos. Se escuchaban los latidos enfrascados en la caja torácica desde la otra punta del recinto antes de ir a ver al verdugo. 

- Bueno hombre,¿para tanto es? Tiene carácter, sí, pero de ahí al descenso a los infiernos...

- Lo es. El problema de la gente así es que te quita la energía y crea un ambiente enrarecido, con tintes violentos y melodramáticos y con miedo. Y vivir con miedo es lo peor que una persona puede hacer. Puede parecer el diablo, y a veces se viste con tridente. Grita, no escucha, tergiversa, impone su opinión y ataca verbalmente. Otras aparece con piel de cordero y tiene hasta arte. Lo cierto es que a estas alturas, poca gente sucumbe a las manipulaciones y caprichos... Ya lo van conociendo. Espero que pongan medios los que tienen que ponerlos. 

- Parece que hay poca solución... Qué mal... no va a cambiar.

- Lo bueno es que es trabajo. Al final la gente se acabará yendo. Lo malo es que hay gente que lo necesita para vivir. Lo bueno es que el tiempo da y quita razones. Lo malo es que el tiempo, con angustia, pasa demasiado lento.

- Sea como sea, los buenos tienen que ganar... no por ser buenos, no, es porque son más. 




domingo, 2 de julio de 2017

El libertario

Ayer conocí a una persona que he de calificar cuanto menos en curiosa. Padre de dos chicas- ya superando la veintena- que roza los sesenta años. DJ en tiempos mozos, lleva tatuada de manera figurada la música en su piel. Divorciado por primera vez antes de los veinticinco y con la noche a sus espaldas para luego ser carpintero después de montar su tienda de ropa. Vive en un chalet donde ha hecho de su jardín un pequeño paraíso desordenado para sus hijas y sus amigos, de todas las edades. 

Dice tener la mentalidad de un chico se treinta años y así es como habla, con lenguaje actual, directo, sin tapujos, pero defiende a sus pupilas como gato panza arriba. 

Habló de drogas, de bebida, de trabajo, de su maltrecha economía, de las manualidades que hace con una rueda de carrete y un equipo de música desahuciado conectado con empalme a un ordenador, habló de un accidente que casi le cuesta la vida y que lo tuvo un mes en UCI, con una cicatriz de dos palmos que adorna su barriga. Habló de sus ligues, de los ligues de sus hijas, y de los ligues de sus ligues, de sus trabajadores y de sus empresas, de su situación económica y de su segunda ex. Habló de la vida, de sus dolencias, de la libertad de expresión, de su casa, de sus vecinos de antes y de ahora, de sus perros y de su gato Richardl que le coge las vueltas para comerse los boquerones de dentro de un tupper, y ofreció lo mucho o poco que tenía con una sonrisa afable.

Una persona criticable seguro para muchos, pero una de las persona con mayor tolerancia que he conocido y con una generosidad sincera y palpable en una sola noche. Y por eso merece un sitio en este blog. Es un loco amigable quizás, libertario que no liberal, vividor. 

Y lo más importante... Feliz de serlo. 

miércoles, 28 de junio de 2017

El desierto.

Tan cerca, y tan lejos a veces, que parecen siete Saharas los carriles desiertos que me llevan a tu casa. Los árboles cimbronean ante la llegada del viento que refresca la noche de tu calle. Tu patio guarda el secreto de tu desnudez tumbada en el colchón de pseudo chill out que te has montado y los mosquitos ponen banda sonora, rematando tú con redobles de palmas y a lo loco. 
Sonrisas, llamadas de atención y miradas cómplices de aquel que te roba el sueño todas las noches como polluelo en el nido pidiendo alimento, y conversaciones a buen seguro dignas de ser grabadas para ser escuchadas entre recuerdos de un verano feliz. 

Dicotomía de estío, en lo bueno y lo malo, se juntan en meses por separado, y soñando quizá alguna vez en compartir unidos una arena fina y unas dunas que, en presencia del mar, pasa a ser más playa que desierto. 

lunes, 26 de junio de 2017

Loca

Infundada en su camisa de fuerza estaba la loca. Gritaba y gritaba y nadie la oía. Paredes sin objetos sobresalientes, con una única cámara en el rincón, encima de la puerta camuflada por almohadillas.

Loca. Loca. Loca. 

Denigrante palabra que usamos para quien ha perdido la cordura en un mundo mucho más loco que ella.

Loca. Locos. 

sábado, 17 de junio de 2017

La foto

Lo que veo no es más que un reflejo del presente unas décadas atrás. Veo unos ojos tristes, un corazón descontento. Veo una mirada vacía, veo un ser sin alma. Alma que una vez estuvo y se esfumó hacia la nada. Nada que se perdió en el infinito mundo truncado de un niño que tuvo que ser hombre aún siendo un crío. Veo una vida a la deriva, con bagaje cultural de plena calle, con demasiados cojones sin detener su estallido. Veo soledad. Veo desdicha. Payaso con careta de alegría que cantaba Bambino, payaso con portada y nariz roja, que vende al exterior algo que no es real... payaso, pero sin felicidad. 

Gente desgraciada que haga lo que haga siempre dejará que el odio lo arrastre hacia el lado oscuro de la vida. Ni siquiera intenta remar hacia lo positivo, ni siquiera se plantea la posibilidad de cambiar.

Karma. 

sábado, 10 de junio de 2017

Abriendo ventanas

Cristal opaco. Marco blanco de madera y muchos miedos tras la barrera física de la puerta. Unas letras en negro ponían nombre al despacho y el teléfono no paraba de sonar en la mesa de la derecha. No había nadie allí para cogerlo, pero se adivinaba que no andaba muy lejos, pues habían dos siluetas en vez de una tras la translúcida puerta.
El sonido se filtraba cómo susurro a través de las rendijas. Se podía escuchar risas, y eso la hubiera tranquilizado, pero no lograba calmar a su corazón desbocado. 

Abrió. Empresario de corbata con nombre de emperador romano le indicó pasar, dejando entrever tras sus canas barbas una sonrisa y una invitación sincera a entrar. Pasó. Había pasado. Estaba dentro y tras de sí se cerraron muchas puertas y se disolvieron algunos miedos. Y se abrieron de repente un sin fin de ventanas. 

Suerte, Victoria. Felicidad y prosperidad. 

domingo, 4 de junio de 2017

Relatos cortos: El precio de la verdad.

La vía del tren no trazaba un camino tan recto como hubiese deseado. Partía, desde la estación, con una maleta llena de ropa, zapatos viejos, algunos libros y un sin fin de miedos. Tenía ante sí un camino que no quería recorrer, pero que debía hacerlo. Estaba triste, no podía ocultarlo. Las lágrimas brotaron cuando escuchó el sonido de la megafonía anunciando la salida y se echó mano al pañuelo que llevaba en el bolsillo de la chaqueta. No quiero irme, se repetía una y otra vez mientras vio a los familiares de otros viajeros despedirlos desde el andén. Pero era lo que tocaba. Debía irse. 

Al cabo de un rato estaba más calmado. El vaivén del vagón lo estaba introduciendo en un letargo que hacía que no doliera tanto pensar en el pasado y verse en el presente ocupando un asiento con destino a ninguna parte. Porque eso es lo que sentía, moverse hacia un lugar que no sentía suyo, y si no lo sentía suyo es que no era su lugar y por tanto no debía ir hacia allí. 
De repente, el vagón se llenó de ruido. Se llenó de escombros y olor a sangre. Poco a poco se llenó de sueños truncados y de vacíos irrellenables. Se llenó de miedo, de desesperación, de tristeza y de impotencia. Se llenó de vidas sesgadas y la de muchos- y la suya- ya no volvió a ser la misma. Nunca más lloró por dejar atrás un pasado, sino por tener la oportunidad de vivir un futuro aunque no supiera exactamente hacia donde iba, y sin embargo, sentía que el precio pagado por descubrir esa verdad había sido demasiado alto. 

Ninguna religión, frontera ni razón de sexo merece ni una gota de sangre derramada. 
RESPECT. PEACE. LOVE. 


sábado, 3 de junio de 2017

Mis amigos.

En una mañana tan soleada como esta, me vienen a la mente recuerdos de veranos compartidos con amigos de instituto fumando cachimbas en los parques cuando aún la moda no se había extendido. Las personas que allí conocí las tengo hoy conmigo, cada uno con su vida y una vida en común para todos. Aquellos eran veranos de juegos de cartas, de botellonas de Licor 43 y canciones de Bisbal en el radiocassette del campo. Veranos de bicicleta y walkman, de barbacoas y camping con batidos de leche asquerosamente cortada.
Aquellos maravillosos años donde las únicas preocupaciones eran qué ponerte para los 'porpoco' y cuándo ponernos de acuerdo para ir a la playa con bocatas.
Esos veranos de cafés en El Latino o en El Central y de ferias y preferías de principio a fin fueron diluyéndose para dar paso a quedadas esporádicas y llenas de hamburguesas, pizzas y risas con las cosas de Martín.

Dos años tiene ya el mozo y parece que fuera ayer cuando nos dijo su madre que estaba embarazad(ísima) con esa barriguita que luego se convirtió en barrigota en un cuerpecito tan pequeño.

Un niño da alegría, y este la multiplica por mil porque ha heredado en los genes la sonrisa y la picardía, además de las miradas de soslayo cuando no le hace gracia algo.

El grupo de instituto ha ido creciendo y somos ya niños de treinta años con mil cosas que hacer pero una en común... seguir disfrutando de la compañía de los de siempre, con la incorporación de nuevas personas (y personitas) que hacen que el grupo siga teniendo vida, aunque yo siga echando de menos aquellos veranos de sol, carretera y juegos de cartas.


domingo, 14 de mayo de 2017

En marcha. Por ellos.

Las historias son para ser contadas, sino corren el riesgo de caer en el olvido. Las historias son para compartirlas y aquí voy a alabar una, porque no hay verbo que la exprese mejor. 
Se trata de la historia de esas familias a las que el destino castigó- a priori- con la compañía de unos genes defectuosos en sus pequeños. Esos genes que marcan la diferencia entre estar sano o estar enfermo y necesitar una atención especial en el día a día.
Esta historia tiene nombres: Jesús, Marcos, Daniel, Adrián, Adela, María... los pequeños que padecen males que los postran en sillas de ruedas, pero a los que no impiden disfrutar de la vida. Y tiene más rostros: los de María José, Jorge, MariÁngeles, Rosa, Antonio, Jaime y otros tantos padres y hermanos que saben convivir, mostrando una sonrisa, a esos a los que les tocó ser valientes y enfrentarse a mil dificultades más que cualquiera de nosotros. 

Estas familias te hacen recordar las cosas importantes de la vida, te hacen plantarte delante del espejo para darte la bofetada de realidad con la mano abierta. Una bofetada que te deja los dedos marcados en el carrillo y que te deja cicatrices en el alma. 

Había compartido momentos con ellos por mi trabajo. Hoy he compartido además una marcha: La V Marcha por la Salud que todos los años se realiza entre dos hospitales de Sevilla. Y ha sido una experiencia maravillosa. Una marcha para dar visibilidad a ellos, a los niños que tienen ventilador mecánico; a ellos, las personas con enfermedad neuromuscular; a ellos, los padres y hermanos que los ayudan y comprenden y los tratan sin burbujas, y a esa vida llena de obstáculos y carreras de fondo, de dificultades al bajar un simple bordillo.

Un día para recordar y para contar. Un día que ya es parte de su historia, de la de los hospitales, de mis compañeros y amigos, y de la mía. 


 

 

miércoles, 10 de mayo de 2017

Relatos cortos: Maniacodepresiva

Lánguida. Estoy estos días dentro de la polaridad errático-depresiva del eje. Me pesan hasta los segundos de la pulsera de actividad digital que adorna mi muñeca y mide mi taquicardia y mis pocas-e insuficientes- horas de sueño. 
No encuentro salida al túnel de kilómetros en el que me hallo, ni siquiera parece haber interruptores que accionen bombillas que alumbren el penoso camino. Para colmo llueve, y el túnel tiene goteras y yo con sandalias de veinte grados. Ya lo sé, lo sé. El sayo debería estar puesto hasta el cuarenta de mayo, pero esta mañana no me dio por pensar que iba a diluviar cuando ayer estaba empapada pero en sudor. Las cosas... que no siempre salen como quiere una ni tampoco llueve a gusto de todos. Los segundos siguen pasando y mis latidos aumentando por minuto, y nada, sigo aquí, embarrándome en mis pensamientos negativos con tintes apocalípticos hasta que la ventolera venga del otro eje y cambie el humor depresivo a manía persecutoria. 
De objetivos. 

Lea detenidamente las instrucciones de uso.

Andaba esta tarde con necesidad de escribir. Barruntando me hallaba sobre qué me apetecía plasmar y de repente, Twitter maravillosamente me ha proporcionado el material. Bueno, para ser justa, Twitter me las ha hecho llegar, pero el dueño y autor es @RafaelTimermans. No lo conozco, ni él me conoce. Es, según su bio, médico, y nos ha regalado hoy un tridecálogo de asertividad (no busquen, que esa palabreja que empieza por T no existe) improvisado con el que no puedo estar más de acuerdo. Gracias, Rafael. Desde hoy, te sigo.

Instrucciones para el empleo correcto de pacientes: 
1. Acuden en busca de ayuda. Piden tus servicios, conocimientos, atención y bienhacer.
2.La mayoría no exige, no demanda, no impone, no fuerza. Solo pide. Y sufre, en mayor o menor medida. Y pide compasión, cercanía.
3. Al paciente no se le regaña. Ya es mayorcito, pero aunque sea menor. No eres su padre, su jefe. Si no sabes o puedes, lo dejas.
4. Dile lo que piensas, incluidas tus dudas. Proponle tratamientos, hábitos. No intentes imponerle. Sugiere. Lo hará o no. El decide.
5. Tiene sus creencias, sus opiniones, sus miedos, sus deseos. Aceptalos.
No eres quien para juzgarlos excepto si pone en peligro a otros.
6. Si el paciente no confía en tí, la cosa va mal. Si tu no le aceptas como es, también.
7. La mayoría habrá buscado en el Dr. Google lo que tiene, y muchos quién eres tú. Da igual que te guste o no. Juegas con ello.
8. A todos nos cuesta abrirnos a extraños, contar intimidades, enseñar cuerpos, hablar de cacas y pises. No puede extrañarte reacción.
9.Antes de meterle el dedo por un orificio corporal, de tocarle con manos frías y a veces guantes, avísale. Pidele permiso. No es un maniquí.
10. El tiempo medio en que los médicos interrumpimos a los pacientes es 18 segundos. Claro que tienes prisa ¡¡PERO 18 SEGUNDOS SON POCOS!!
11. No tiene que gustarte el paciente, ni física ni psiquicamente. Ni su ideología ni creencias. Ni sus gustos ni su ropa. Solo ayudarle.
12.Los pacientes lloran. Algunos. La mayoría no necesita que les digas nada. Muchos querrían que les cogieras la mano, o apretaras el hombro.
13(y ya) Los pacientes son humanos. Incluso como los médicos. Para bien y mal. Si preferirías otra cosa, te has equivocado. Y el lo sabe.

sábado, 29 de abril de 2017

Crisis

Las risas que nos echamos eran preludio de una temporada de vacas orondas. Todo el trigo parecía verde y respetado por pájaros y bueyes arados. Y la encina del cementerio quiso hacer aún más frente al ciprés y reclamar su lugar. Así pasamos sin mirar más allá, sin pensar en lo finito de la materia ni en lo correcto del tiempo, sin darnos cuenta que aquello no era un espejismo pero tampoco la panacea.
No vimos la decadencia asomar por la puerta, ni oímos a las vacas dejar de pastar mientras llegaron los cuervos a graznar. No pisamos las bellotas ni nos coscamos de que las lágrimas habían empujado al vacío a las carcajadas. Y míranos ahora, en un campo de tierra gris devastado de viandas, sin un grano que llevarnos a la boca y con famélicas facciones en la cara. Nos queda la música ufana, la música de los hombres y animales que claman y luchan como nosotros por un lugar mejor para vivir. 

domingo, 16 de abril de 2017

Llévame a perderme en tu pelo. Llévame a dibujar tu silueta mientras duermes un sueño profundo. Llévame a cantar en el parque canciones con tonos cómplices, en el mejor momento, con voz quebrada del esfuerzo y sonrisa en la mirada. 
Pero sobretodo abrázame. Hazlo como tú sabes, apretando, deslizando tus manos en mi espalda y besándome en la mejilla. Son esos abrazos los que no me pueden faltar. Abrázame y llévame a abrazarte con esos abrazos tuyos tan reconfortantes, tan cálidos, tan tuyos, tan... Tú. 

miércoles, 12 de abril de 2017

Con el mundo a tus pies.

Que dice el refranero que quien ríe último, ríe mejor. Con tintes de venganza a lo mejor, pero yo prefiero mirarlo con el prisma de la paciencia. "Las ganas te las guardas"
Esas ganas de mandar a más de uno a la mierda y brotar en psicosis imaginando violencia gratuita y desear todo lo malo deseable. ¿De qué te sirve? Esas ganas te las tienes que guardar, porque gente hija de puta las ha habido, las hay y las habrá, pero tú estás por encima de todo eso. Tienes que flotar, mecerte con la brisa y poner buena cara, que eso a veces hasta jode más. Pero no lo hagas por joder, sino por tener libertad.

Es, para que me entiendas, como esos globos con los personajes infantiles de moda que, atados con una cuerdecita se sueltan, abandonan de repente su encadenamiento y suben y suben hasta hacerse pequeños. Diminutos puntos que siguen subiendo libremente hasta sucumbir en la estratosfera y acabar así en una explosión sin ruido. Explotan, sí, pero lo hacen lejos y libres de saber que lo han hecho teniendo el mundo a sus pies.

lunes, 10 de abril de 2017

Also in english

My heart beat with every breath I take. All my senses look like a mountains above a long and silver river that wait the perfect moment to crumble into the sea. My mind don't stop, my mind always is jumping on an elastic bed and try to get the paper of my life, a clown's soul with a mix of winter's sun and the gentle breeze ot the summer.

Are you able to sense april with your body? Are you able to look the growing littles flowers opening ways? Are you able to say me what's you think about the rainbows that makes the city's fountains with the sunlights? Can you touch my wants to say the world that the most important is live the life you want?

Whatever. In english, spanish, french or in every language's around the world.


Live the life you want.
Vivez la vie que vous voulez.
Vivi la vita che si desidera.

Vive la vida que quieras.

martes, 21 de marzo de 2017

Relatos cortos: Extrañamente

El universo le parecía pequeño en comparación con la inmensidad de su vacío. El cojín se había quedado con la forma del cuerpo que reposaba instantes antes de su marcha. Aún se podía notar el leve calor que emanaba y su olor había quedado impregnado en la funda que lo recubría. Se había marchado y la verdad era que le apetecía echarle de menos. Otras veces intentaba mantener su mente ocupada, libre de pensamientos que la hicieran caer en la codicia de tener aquello que no era suyo. Y ahora, en el rubor de la habitación, pensó y deseó que pasara el tiempo, todo aquel que llevara a ese instante que buscaba con prisas. 
Como un fogonazo que deslumbra lo sintió: Extrañamente no parecía que quedara tan lejos, después de todo... ¿Qué era la eternidad en comparación con su espera? 

martes, 14 de marzo de 2017

Mi niño de las barbas

Y de repente, pantalla del móvil bloqueada que se enciende dejando a La Luz un mensaje que acelera sentidos: 


  • Te quiero mucho Carmen :) 


Sin venir a cuento y viniendo todos los principes y princesas, cerditos, caperucitas, guisantes y reyes cortitos desnudos con manto invisible, pollitos pios, gallinas finas, dragones y mazmorras, Hansel, lobo feroz, conejo de la suerte y gato burlón, Gretel, brujas, madrastras, elefantes en serpientes y un sombrerero loco. Todos los cuentos a la vez llegaron en tropel para sentir una cascada de emoción cuando te declaran su amor.


  • Ayyyy... 
  • y yo!! 

El día que andaba nublado y con lluvia se despejó. Y yo creo que no fue casualidad. 


Porque los amores son de muchos tipos y algunos muy especiales, y él siempre será mi niño a pesar de las barbas. 


Con locura, te quiero, Rafa. 

sábado, 25 de febrero de 2017

Por todos aquellos. Carpe Diem.

Siempre he pensado que empezar a trabajar con la enfermedad y estar en contacto con ella desde los dieciocho años me han hecho ser la persona que soy hoy. A veces me pregunto si soy demasiado pragmática en algunos casos y demasiado pasional en otros. Mi amiga diría que soy un buen ejemplo de Géminis y su típica ciclotimia. Puede que la muerte no sea para mí un trágico fin en muchos casos, sino una lógica dentro de los acontecimientos de la propia vida que se ha extinguido. Sin embargo, en otros por lo inesperado, por lo injusto o por lo que ello conlleva en los que aquí se quedan te sacude y te trastoca, activando el mecanismo del duelo que es tan psicológicamente necesario superar.

La muerte está ahí, siempre. Desde que el corazón tiene el primer impulso electrico en la sexta semana de gestación y empieza a latir, creciendo cada vez más hasta que salimos del vientre de nuestra madre con la primera bocanada de aire. Desde ese instante en que hemos nacido, la única cosa que es certera es que vamos a morir. Y sin embargo, no quiero que este post sea un guiño a la muerte, sino a la vida. Porque cada hora, cada minuto es importante; cada día, cada semana y cada año nos da experiencia. Cada momento es tuyo, y no va a volver. 

Ráez es un apellido y Pablo un nombre. Hoy, esas dos palabras vienen cargadas de dolor por la injusticia de su marcha, por la pérdida de su lucha y por las veinte vueltas al sol. Pero hoy se tiñe también inevitablemente de esperanza y orgullo, por el legado que deja este chico a una España que ha sabido escucharle haciéndose eco en las RRSS. Leucemia se llama el cáncer que se lo ha llevado tras un (dos en realidad) trasplante de médula que ha rechazado su cuerpo. Pablo ha muerto pero deja en vida un ejemplo de superación, un ejemplo de amor por la vida y sobretodo, conciencia de que todos podemos salvar vidas sin la necesidad de ser superhéroes.


Memento mori, sí, pero podemos dar tiempo y calidad de vida. 

Dona sangre. Dona médula. Dona vida y da otra oportunidad a personas anónimas que algún día gozaron de una salud que ahora han perdido. 

Seguiremos fuertes en la lucha contra el cáncer. Por todos aquellos, Carpe diem. 

Mapa para hacerse donante de médula y de sangre: https://www.fcarreras.org/es/mapadonantes

sábado, 18 de febrero de 2017

Relato cortos: Ser

Estaba jugando con la onza entre la saliva y su lengua, saboreando cada textura de los tres chocolates que componían la tableta. Olía la tarde a humedad, estaba fría y gris para echar un paseo melancólico, pero su pierna le impedía dar pasos, y menos zancadas. El exceso de actividad del día anterior lo habían dejado k.o. Entraba la luz entre las cortinas que se movían con el viento y sonaba una melodía de violines a lo lejos en alguna casa amante de la música clásica.

Y en aquel momento, con todos sus sentidos recibiendo información de todo lo que le rodeaba, decidió parar, pasar, acurrucarse en el sillón orejero de la sala de estar y dormir. Ser su dueño. Ser su sueño. 


domingo, 12 de febrero de 2017

Reflexiones ajenas I

Cuando un día te levantas con este regalo de reflexión, salida de la mente inquieta de una persona maravillosa:
¿No te gustan los días de lluvia? Me acabo de poner por la ventana y veo las gotas lentas caer, mojarlo todo, salpicar charcos y mojar lo mojado. ¿Y sabes lo que he pensado? Que cada gota es una gota de vida. Es tan necesaria la lluvia... en todos los sentidos. Y me gusta que rieguen los campos, mojen ciudades, arrastren recuerdos con sus ríos diminutos, limpien la atmósfera y volvamos a enamorarnos del sol cuando llegue... ¡Y qué bonito está mi patio cuando llueve! Hasta las yerbas me gustan más, tiene esperanza. ¡Ni las rejas me alejan de la libertad de la vida!

Es una reflexión ajena pero personal, me ha parecido tan bonita que la he tenido que compartir aun sin pedir permiso. Me gustaría decir que siento haberlo hecho, pero no es así... Me encanta tener la oportunidad de mostrarla en el pequeño universo de Entalpías.

Espero que la disfrutéis tanto como lo he hecho yo.

martes, 7 de febrero de 2017

La calle de mi barrio

La calle de mi barrio no entiende de verdades ni mentiras, solo entiende de naranjos y arriates, de adoquines mal puestos que a veces te hacen tropezar y chiquillos con balones. La calle de mi barrio no entiende de compromisos, ni de futuros argumentos de un alcantarillado mejor. Entiende solo de sol y sombras, de brisas y vientos, de bancos y papeleras que recogen lo que ya no sirve. La calle de mi barrio entiende también de tiendas de familia, donde encuentras siempre lo que te hace falta con un trato amable, donde no falta un pan que llevarte a la boca haciendo barquitos en la salsa de la vida. La calle de mi barrio es mi camino diario, y no entiende de misterios ni marañas de pensamientos, de telarañas de mensajes encriptados en pantallas y sí de lluvias y granizo cuando hay tormenta. La calle de mi barrio es accesible, antagónica a veces, articulable en mil palabras, pero no admite que la maltraten presentando medias naranjas amargas prometiendo mermeladas ni manzanas de la discordia. Es unión entre dos avenidas, la de antes y la de después, y tiene su nombre en una placa en las esquinas: Calle del Pensamiento

"Nuestras emociones son esclavas de nuestros pensamientos y palabras" -@Patri_psicologa


domingo, 5 de febrero de 2017

Bebiéndole.

Le gustaba su piel. Tersa, suave. Su aspecto, su olor. Sentirla en la suya, besarla, beberla, acariciarla, simplemente amarla. Su sal, su brillo, la palabra susurrada con su roce, la vida que rebosa cuando el agua resbala después de una ducha con el espejo lleno de vapor y aparece un mensaje secreto escrito en su ausencia. 

Y mientras, la música sigue soñando en sus oídos. 

miércoles, 1 de febrero de 2017

Relatos cortos: Eternidad

En la mañana, a lo lejos de los versos enmarañados de un ciprés imponente estaba el gato. Su contoneo jugueteaba con decenas de flores en sus jarrones y tapaba dejando entrever las letras que con amor quedaron grabadas. 
Se oía su ronroneo desde el banco, desde la fuente y desde la cancela de hierro forjado por unas manos que ya quedaban extintas. En el frío mármol se acumulaban años de denso polvo. La tierra, removida, daba pista de una reciente despedida. Coronas con mensajes emotivos, visitas de quién echa de menos a un ser querido, botas llenas de fango y gorriones bañándose en los charcos. 

La brisa movía ramas y hojas. Cerraron las puertas y se durmió la eternidad de los bancos, los cipreses, las lápidas y las palabras. Nadie había y sin embargo se guardaban rastros de muchos que vivían aún en la memoria de los que respiran.

Y allí se quedó el gato.

lunes, 23 de enero de 2017

Tú. Lobo.

Mira tú, en las profundidades de tu ombligo, que no hay lobo más feroz que tú mismo. Mira arriba y abajo, adelante y hacia atrás en un intento por buscar el rastro que perdiste en medio de un chaparrón inesperado. Mira a la derecha y luego a la izquierda y piensa si no son ambas necesarias. Y sin embargo, tu cabeza girará de nuevo sin querer, delatándote. No la dejes. Mantenla firme, mirando al frente, sintiendo la brisa de la victoria reflejada en la sorpresa de los ojos. Y pisa con tus patas robustas mantos de hojas secas, que la humedad de la tierra traspase tu pelaje y llegue a enfriarte hasta llegar a tu uña, gélida también, negra y lisa como el azabache pulido. Y lanza un aullido en medio, ahora sí, de la tormenta. Sin que nadie lo espere, sin que nadie lo replique. 
Que lobos hay muchos, pero este aullido es solo tuyo, y es el que falta por oírse en el invierno de cada ricón del bosque.

domingo, 15 de enero de 2017

Relatos cortos: Desafinando

Luego de escribir se sentiría mucho mejor. Llamada recibida, pareció pensar la tinta que aguardaba ser vertida en la hoja de papel. Nunca escribía en digital. Mover la muñeca relajaba cualquier síntoma de cansancio emocional. Esa era su terapia, la que más le gustaba y a la vez, la que más la enturbiaba, pues al leer lo expresado dias, semanas, meses o incluso años antes, a veces revivía sin superar aquello que la había empujado a elegir orden y palabras. 

Libre quería sentirse ahora... como el diente de león que vuela en forma de semilla. Como cuando alguien canta en la ducha y desafina sin miedo. 

domingo, 8 de enero de 2017

Estoy aquí.

No puedo ver si no me quitas la venda, ni oír si me tapas los oídos y apagas la luz en un intento de esconderte. Estamos a distancia desigual de paralelas opuestas. ¿Qué ocurre por esa mente inquieta? Me apartas con un gesto y mi mundo se desmorona. No te sigo, ni te entiendo. Me evitas sin explicarte, y no comprendo que lo hagas. No lo hagas, no me apartes, enciende la luz de chimeneas humeantes y déjate llevar por su aroma a pino, su madera crepitante y el hipnotizante vaivén de la llama. Cuéntame, estoy aquí. Cuenta conmigo. 

miércoles, 4 de enero de 2017

Relatos cortos: Desdicha

Rendido, a placer entre el sueño y la congoja, se encontraba el corazón de la desdicha. Latidos que dolían detrás del esternón y cerraban la tráquea con su enigmático bombeo. Hormigueo en los dedos, ceño fruncido en preocupación y piernas flaqueantes, la chica abatía las manos en busca de más aire, pero ni una hoja se movía. Un resquicio de olor emanaba de la rendija de la ventana de la habitación, pero era tan, tan leve, que solo el mejor sabueso lo hubiera olfateado. Y sin embargo, el mismo embriagaba la nariz de la joven, haciéndola encogerse sin saber razón, haciéndola enojar cuando su sentido y valor ya se habían ahogado en un- gran- vaso de agua.

lunes, 2 de enero de 2017

No soy robot

No hago más que pensar y darle vueltas en la cabeza a la idea de dedicarme a la enseñanza más que a la asistencia en enfermería. El año termina con mucho dolor laboral: me duelen muchas de las historias que pasan a mí alrededor. Quizá por eso me gustan los hospitales más que la atención primaria, porque en pocas plantas se da el caso de poderte encariñar de alguien. No da tiempo. Te importan, claro que te importan... pero es diferente. Entran, pasan su proceso y se van de alta o intentas aliviar y mueren. Es duro decirlo, pero es así, y desde luego es más llevadero. Aquí, en domiciliaria, en el día a día, pacientes y familias se van llevando un trozo de ti. Porque lo roban en tus narices cada vez que alguno desaparece, o se quedan con otro cuando conectan de alguna manera especial contigo. No, no todos lo hacen, claro. No todos con los que se convive consiguen robarte. Pero sí muchos. Aquellos con ojos limpios y sonrisa sincera son los peores. Amables, cariñosos, que ven en tí una ayuda y agradecen cualquier gesto. Esos que se preocupan que hayas llegado con los pies mojados y te notan cuando vienes con el alma rota. Y hay muchos. Yo sí creo en el ser humano. Creo en la gente buena y maldigo las enfermedades que me dan de comer pero matan, empobrecen y sacan la miseria del que está enfrente. Porque no me importa convivir con fluidos corporales, ni me importa tener que lidiar con alarmas de ventiladores, bombas de perfusion o sistemas de drenajes. Estoy en plena madurez pero me siento una niña, indefensa, pequeña, desvalida de su coraza que vaga por la ciudad a merced de quien le plazca tocarme con la punta de sus dedos y hacer que mi corazón se pare por un momento. No soy un robot. Siento tu dolor y me duele. Y me duele a veces mucho, y lloro, y grito la injusticia que te está pasando a tí, o a tí. Adulto o niño... y a tí madre, padre, hijo, tío o abuela. Y ahí está la paradoja. Porque aún sin considerarme masoquista, cada día doy gracias por sentirme enfermera y seguir sintiendo dolor. Porque el día que no lo sienta, dejare de sentirme humana, dejaré de ser enfermera y mi vocación se habrá esfumado... 

No se puede robotizar mi trabajo, mi profesión, mi vocación. Un robot no sufre, pero porque tampoco siente. 
Compañeros... nosotros sufrimos, sí, pero somos humanos y lo mejor de todo es que sabemos que tenemos que seguir siéndolo para dar lo mejor de nosotros en esta profesión.

Maldita paradoja.

Y otro se ha ido antes de tiempo.