Cinco letras que esconden tanto... siento que pocas veces una puede lograr explicar algo tan grande y, no obstante, en esta entrada voy a intentar hacerlo.
El Betis es un equipo de fútbol, un simposio de sentimientos y hechos, de personas, de colores y de nervios. Es fuente de disgustos y alegrías, de llantos, risas y enfados y abrazos. Ayer volvimos a perder por sexta vez consecutiva, ante un rival que bien podría ser carne de segunda, porque tiene poquito en defensa y mucho menos en ataque. Y sin embargo no fuimos capaces de besar la red, esa que tantas otras veces nos comimos con disparos lejanos o con bolas de suerte. El Betis son 65.000 gritando por tí. El Betis es eso que te deja con cara de tonta todo un fin de semana. Tonta con sonrisa de felicidad plena por haber ganado con solvencia, remontando un marcador adverso o con gol en los últimos instantes del segundo tiempo. Tonta con sombrío por haber encajado un gol de penalti injusto, con una goleada en casa o con un partido que teníamos controlado y que se ha dejado perder. El Betis es mucho, y es más. Es un tres a dos al Barcelona y un cero a dos en casa contra el eterno rival. Es un viaje a Santander jugándonos la vida en el campo que nos dió la única liga, y es un ir y venir por los campos de segunda pensando que ese no es tu sitio, que no deberías estar ahí. Pero estás.
El Betis es un amigo, un hermano. Si lo hace bien lo felicitas, lo celebras y la alegría es inmensa, pero si te decepciona te enfadas, le riñes, discutes, pero no le abandonas.
El Sábado que viene será tiempo de nuevo para el sufrimiento que seguro tendremos contra del vecino Málaga, y de nuevo estaremos allí contigo, Betis, animando y esperando que, esta vez, nos des la alegría al menos de no dejarte perder.
Con permiso del diario AS, voy a poner también un vídeo que cierra esta entrada de blog que empecé ayer, no pensaba modificar pero al ver este documento audiovisual no he podido resistirme. Qué grande eres, Betis!
