Debo decir en defensa de mis papilas gustativas que había estado probando las galletas continuamente para ver el nivel de dulzura y el grado de cocción (lo que me llevó a descubrir que las galletas siempre están muy blandas cuando están calientes y se ponen crujientes conforme se enfrían).
Hablando sinceramente, creo que me empalagué. Igual que me empalago de estos apuntes que tengo al lado derecho de mi sofá y de la compañía de algunas personas. Es como si mis sentidos ya no pudieran captar más de lo que lo han hecho ya. Es un desbordamiento en toda regla.
Si quieres que te diga la verdad, 'empalagar' es una palabra muy amable cuando me refiero a alguna de esas personas. Algunas cansan. Aburren. Hastían.
Sólo necesitas que dejen de empalagar, por eso de seguir siendo amable un domingo por la tardey no ponernos dramáticas. Que las personas somos muy dramáticas si nos lo proponemos.
Otras personas, sin embargo, nunca empachan los sentimientos ni los espacios, nunca sobran, nunca desbordan. Siempre existen ansias de compartir una conversación o una risa, un instante indeterminado de tu vida.
No se si lo he dicho alguna vez, pero las personas no siempre tienen que quedarse en tu vida. Aunque algunas quieras que lo hagan y otras mandarlas a... Ejem... mejor seguir con la amabilidad dominical.
Buenas tardes.