miércoles, 26 de junio de 2013

Microcuento catastrófico con Final Feliz.

Veinticinco días después confió en la suerte que veía con recelo desde hacía tiempo. Esa que a veces le era esquiva y que en el presente seguía su curso cual cauce sinuoso en un río humano de desconocidos. Un río lleno de inquietudes, miradas desconcertantes e inquisitivas, críticas y deberes, llamadas y salidas, palabras y algún que otro beso. Un camino al fin y al cabo hacia un destino que, quizá, había dejado de intentar burlar y evadir, eludir y mil veces negar en su cabellera húmeda. No quería. No quería, no. Pero debía. Y el deber... pesa como mil toneladas sobre sus esqueléticos hombros. Todo y nada para, finalmente, llegar a un mar angosto de verdad, sumisión y tranquilidad.

sábado, 22 de junio de 2013

Hoy tengo que...

Hoy tengo un día de "tengo que". Tengo que levantarme temprano aún siendo sábado, tengo que ayudar a realizar un trabajo, tengo que ordenar, tengo que limpiar, tengo que poner lavadoras y tenderlas, tengo que planchar, tengo que cocinar, tengo que hacer la compra... Y la cosa está en que me apetece un día de "me apeteces". Me apetece estar tranquila, me apetece tocar la guitarra, me apetece dar un paseo con Maná, me apetece tomarme un refresco en una terraza, me apetece bucear en internet, me apetece escuchar música tumbada en la cama, me apetece estar con las personas a las que quiero, me apetece, en definitiva, dedicarme a mí y a lo que me va apeteciendo... Mi tiempo.

jueves, 20 de junio de 2013

Relatos cortos: Mundos distintos

Y pasaron las horas. Quieto, expectante. No podía recordar qué le había llevado a ese lugar, y sin embargo allí estaba, delante de la pared (¿o detrás de ella?). Miró a derecha e izquierda y vió el cielo a través de la ventana. Soleado, era Junio, pero él no lo sabía. Notaba caldeado su pecho y una respiración superficial y rápida se apoderaba de él sin razón alguna. Quizá estaba demasiado abrigado, pero allí seguía, no había razón para no hacerlo; sus pies no se movían del lugar, pero él pestañeaba, resoplaba, se mojaba los labios, giraba su cabeza e incluso levantaba las manos hacia su cara y las pasaba toscamente por sus facciones en un intento desesperado por comprender.
Por hacerse comprender.  
Y resoplaba.
Y a veces creía...
Y no podía. 

De momento.

El cerebro, órgano tan importante como curioso en sus fechorías, que no deja títere con cabeza cuando es dañado. 

Pero tú puedes, siempre se te dio bien hacer de "engaña-losas". 

domingo, 16 de junio de 2013

El metro.

Siempre me ha recordado a un hormiguero. Túneles por todos lados, llenos de trabajadores en busca de un trozo de pan que llevarse a la boca un día, y otro, y otro.

¿Habéis visto la reacción de dos hormigas cuando se encuentran una en frente de la otra en un cruce imposible de filas paralelas? Hay una porción de segundo en la que se paran, se miran (o se huelen, o se captan de forma alguna) y, normalmente, cada una va a su derecha y si te he visto no me acuerdo. 
En el metro de las grandes ciudades pasa eso; obreros de manera general, que cada uno va a lo suyo y cuyos movimientos son tan robóticos por el peso de la monotonía que cuando se produce el milagro del choque de miradas hay un momento de reconexión personal, para luego seguir con el paso del tiempo hacia cualquier lugar.

Por eso me gusta, porque puedes estar escribiendo como yo, escuchando música, leyendo o mirando a las musarañas mientras bailan hip hop y cada uno va a un destino diferente aún siguiendo la misma dirección.

martes, 11 de junio de 2013

Historia de SUPERACIÓN

"Las limitaciones están donde tú quieras ponerlas"

Superación, valentía, aceptación... Magnífico reportaje de Rafa, un chico de 19 años con una de esas llamadas "enfermedades raras": Distrofia de Duchenne.
Va a la universidad en compañía de su madre y su día a día es así, como explica en el vídeo. Os animo a verlo. Merece la pena conocer un poco más a estas personas que, aun teniendo limitaciones físicas, saben aprovechar y sacar partido a cada elemento positivo de su alrededor.





Deja esto de ser un trabajo para ser una lección de vida.

CHAPEAU Rafa, CHAPEAU Consuelo, porque hace falta en este mundo más gente como vosotros. Porque miráis a la gente a los ojos y sabéis ser vosotros mismos. ¡Habéis aportado tanto, tanto, tanto en este vídeo de algo más de diez minutos...! De verdad me emociona.

Y gracias. Un GRACIAS enorme, en mayúsculas y negrita, por ser como eres, Rafa, y ayudar con esto a tanta otra gente. De corazón te digo que es un gusto conocerte y compartir un ratito de vez en cuando contigo y con tu madre. Gracias de nuevo. Gracias.

PD: Mucha mierda para los exámenes... (¡En mis tiempos se decía eso para desear suerte!) y se me ha olvidado decirtelo esta mañana pero...¡Estamos en Europa! ¡¡EUROBETIS!!

lunes, 10 de junio de 2013

Relatos cortos: La espera

Sentada en el escalón, a la sombra de un árbol que reconocer no puede, se sienta a esperar. Se pasa la vida esperando. Esperando a que toque la campana para el recreo, que sea la hora de salir de trabajar, las vacaciones, un concierto, una cita que se retrasa, el tren o el avión. Esperando. Siempre esperando un gesto, una mirada, una palabra o un coscorrón benévolo cuando algo no se hace bien. Cuando lo que espera, llega, ya está, ha pasado, ya es PASADO. Eterna espera. 

El que espera, desespera, pero el que nada espera... ¿Qué le queda? 

Nada. Ausencia. Cero. Vacío. 

sábado, 8 de junio de 2013

Relatos cortos: Tu camino

Andaba por el arcén. No perdido, ausente. Estaba sumido en un mar de pensamientos revueltos mientras pasaban a toda velocidad los coches meciéndole el flequillo. Andaba, sí, pero no iba a ninguna parte. No se dirigía a hacer nada en particular y sin embargo, seguía andando, a veces rápido, a veces dando zapatazos para hacerse notar y aportar su pisada entre la polvareda que levantaban las ruedas de los vehículos. Otras, simplemente se detenía y miraba a su alrededor, expectante.

Al cabo de un rato, dio un giro y dio la vuelta, desandando lo andado.




Cuando no hay un fin, una meta, un objetivo... El camino que andas es, tristemente, en balde.

miércoles, 5 de junio de 2013

Hay una cosa que te quiero decir...


... Que aprendí que la soledad existe porque alguien quiere, que nadie en este mundo está solo aun existiendo en una habitación vacía. A alguien le importa. Me importas.


... Que antes de conocerte yo ya era, pero después de conocerte soy y seguiré siendo parte de tu camino.

... Que nadie muere por nadie, pero si te marchas lo hará contigo parte de mi aliento, y ya no volveré a ser la misma persona, y ya no volverás a ser el mismo ser.

... Que el día tiene 24 horas, 1440 minutos, 86400 segundos y en cada movimiento de la manecilla del reloj a tempo suena un te quiero, te sueño, te pienso, te extraño.

... Que compartir tu vida y compartir la mía hace más fácil levantarse cada mañana con el timbre del despertador: es otro amanecer que he visto a tu lado.

... Que me encantas, que provocas en mí un sin fin de melodías entonadas en un eterno Si Mayor, y que mis pies bailan al compás de tus caderas cuando veo que te acercas.

... Que te doy tu espacio, que me das el mío, y aun así compartimos el mismo lugar, esa habitación vacía... que ya no estará vacía jamás.

sábado, 1 de junio de 2013

Otro GRACIAS, esta vez cumpleañero

Una va pasando por los 365 días que tiene el año (+ 1 si bisiesto es), algunos con  más penas y otros con más gloria. A lo mejor es verdad que con la edad una se va volviendo algo mas "moña", pero he de decir que hoy es un día especial para mí. Mi cumpleaños, y rebozo (re-gozo) felicidad.

Hoy, desde aquí, no quiero hacer un mitin ni una gran reflexión filosófica sobre la vida: sobre la mía o sobre la de cualquiera. Hoy sólo voy a dar las gracias (¡¡qué bonita palabra si se dice sincera!!) por que la vida me ha regalado a unos padres maravillosos (que sé que me adoran), a los mejores hermanos, perfectos (así, sin más, porque lo son...), a unos amigos magníficos y a una persona prácticamente a todas horas a mi lado... mi amante,  mi complementario, mi confidente, mi amigo.


Yo también os quiero hacer un regalo. Una flor que simbolice mi gratitud por todas las felicitaciones y palabras amables, por vuestras muestras de amor (es muy muy mútuo, de verdad) y por darme un último cumpleaños de la veintena lleno de alegrías, risas, presentes y atenciones. Lo he pasado realmente bien. Lo quiero seguir pasando así de bien en vuestra compañía.


Os quiero con todo mi corazón. ¡Gracias!