domingo, 25 de mayo de 2014

Ya no

A veces, basta girar la cabeza hacia derecha o izquierda y entornar los ojos hacia atrás para anhelar con más ansias el tiempo y lugar que pasado está. De los errores hay que aprender, famosa cita y muy cierta. A veces, mirar a lo que ya sucedió sentada ante un café con los pies firmes en el suelo y un amigo enfrente, ayuda a superar el mal trance y a escoger el mejor camino en lo personal y en lo social. A veces, una tableta de Nestlē puede que te haga doler la barriga y descomponer intestinos, pero calma más nervios que la melisa. A veces, es necesario quedarse en el silencio de la soledad y escuchar el sonido de una lágrima cayendo. A veces, no hace falta más que tiempo y ganas de no pasarlo mal.

Ya terminó. Ya no está. Ya no es. 
Ya, no es.

martes, 20 de mayo de 2014

A quien le importa...

Hubo una época en la que me mofaba del refranero buscando por las redes esos mismos refranes pero disfrazados de palabras grandilocuentes. Por ejemplo: A palabras incoherentes producidas por mentes esquizofrénicas, la trompa de eustaquio permanece en estado de letargo total... A palabras necias, oído sordo; vaya.

A mi me gusta mucho el refranero español. Es una gran fuente de sabiduría popular y son tan veraces que a veces sorprende. Como todo, los refranes también van acompañados de música. Alaska es un personaje nacional que poco tiene de común, excepto su archiconocida canción "A quién le importa". Un único fallo a este himno de la libertad de pensamiento... Se debería poder cambiar el sujeto de la oración y poner un "tú" en vez de un "yo"...

Más claro, más claro... A quien le importa lo que TÚ hagas.

 

 

 

Pues eso.

 

 

 

martes, 13 de mayo de 2014

Narrativa entálpica

Cuando viajas por las letras, las palabras fluyen describiendo situaciones reales o imaginarias, como fluye el agua cuando abres un grifo: depende de la tubería y seguro de algún otro elemento de la fontanería que a mi se me antoja profunda. Entonces el agua brota a borbotones como brota la sangre arterial en un corte, sale de forma continúa emulando un manantial que da la vida o a cuenta gotas, como el segundero de un reloj. 

Preguntan a veces qué significan esta narración, aquella metáfora o la metonimia de más allá. Pienso, me tomo un minuto con cara de interesante y respondo: a veces nada y a veces todo. Normalmente me quedo aquí... Pero hoy, querido lector, te lo voy a explicar. 
A veces son desvaríos de los dedos que corren por el teclado. A veces llevan ocultas las palabras mensajes de aliento para otras personas o para la que porta la pluma digital, y otras llevan dardos envenenados a quien nunca mereció una lágrima derramada. O quizá si pero las dejó de merecer cuando tomó las decisiones erróneas. Porque uno sigue siendo dueño de lo que sueña pero más de lo que hace o deja de hacer a pesar de lo que rodea el asunto. Cada loco con su tema. Pero loco dueño de su tema. 

No es cuestión de juzgar. Es cuestión de narrar tu realidad con florituras o tu ficción barroca según sople el viento de levante o poniente. 

Es una narrativa... ¿Cómo decirlo? Finalizada pero con ganas de más... Bonita en su insuficiencia, con punto y final pero a medias...  Como ese beso que pedía la canción aflamencada de la que me enamoré perdidamente cuando la escuché en una voz amateur, rota, bella, incompleta..."el beso que sin darse se adivina..."

sábado, 10 de mayo de 2014

Olores fríos

Algunas veces traes un olor frío, azul, taciturno, un olor a desesperación y a semilocura. Una vez te olí mucho antes que tú lo hicieras. Se te olía a leguas. Y eso que no me considero persona con unas narices importantes... Es más, la propensión a la sinestesia en mí es tan común que a veces como, de comer comida, antes por los ojos que por la boca, por lo que me empacho antes de empezar casi. 

En tu caso, este olor es indebido, inapreciable a veces, invisible otras, inapetente siempre, inteligente nunca. Pero como todo pasa con las manecillas de un reloj suizo, más pronto que tarde y mejor por la mañana, la pradera de los sentidos se abrirá paso por el espeso bosque muerto y correrás con tu pelo al viento, con pies descalzos, sintiendo como dejas tus huellas sobre la tierra. Olerás blanco, olerás puro y desprenderás olor a cordura, a manzana, a paz. Como otras muchas veces haces. 

No te extrañes si las huellas se borran tras otro temporal... Pero en tu memoria estarán frescas, como tierra húmeda que alguna vez pisaste... Y allí, en la calma de la marea baja, la deberás buscar.

jueves, 1 de mayo de 2014

Vida

La vida a veces te da regalos tan inesperados que, a toro pasado, aun te queda el sabor de haber sabido disfrutar del momento.

A veces no basta ver, hay que mirar; no basta con oir, hay que escuchar; no basta con tocar, hay que palpar... Disfruta, mira, escucha, palpa... Saborea la VIDA.