lunes, 27 de agosto de 2018

Soy rica.

Tuve suerte de encontrarme con amores que lo son para toda la vida y que abarcan a la familia que sí se elige: los amigos.

Tengo amigos de verdad, de los que se dicen te quiero y te echo de menos, de los que se aguantan todo porque saben como eres, y a los que todo le permites porque sabes como son.

Tengo algo más que amigos, compañeros de infancia,  crianzas entre trabajaderas, escaleras de madera y piedra-papel-tijera. Familia con apellido común pero cariño descomunal. Hermanos.

Tengo amigos de hace muchos años, tres buenas patas para un banco que a veces cojea. Pero, joder, ¡Es nuestro banco y nos sentamos a comernos pipas cuando queramos!

Tengo amigas de agujas que se convirtieron en confidentes. Alguna trajo un día de la mano a una canija maravillosa del norte de España con aire andaluz, y fuimos de nuevo tres patas, pero esta vez de pollo, con huevo frito a la vista.

Tengo amigas con sobrinos postizos que me llaman tita y me dan abrazos como pequeños osos.

Tengo amigos de máquinas, antiguos correcaminos, presente familia desertora y sobre todo presente vida.

Tengo amigos a dos ruedas, compañeros incansables de viajes espectaculares, entrañables, frikis, afrancesada, bióloga deportista e historiador culto, pero sobretodo con los tres corazones más grandes que he conocido jamás (con la suerte, además, de que uno lleva mi sangre).

Y tengo amigos futboleros, pesadillas de grupo de Whatssap donde Mel y Adán siguen siendo objeto de debate (y risas) con un sufridor fondo verdiblanco.

Tengo amigos de todos los colores. Dedos de la mano me sobran pocos. Mis amigos son personajes todos ellos y con características tan diferentes que me divierten de mil maneras. Y todos me hacen regalos casi todos los días en forma de palabras, de besos y abrazos (porque el que me conozca, sabe que me encantan).

Mis amigos no son perfectos. Son a veces quisquillosos, especiales, horrorosos, cansinos... a veces no quiero ni verlos, ni aguantarlos, ¡Ni ellos a mí, que me lo han dicho!, pero la balanza cae tan rápido del lado de las virtudes que mandan a la mierda todo lo negativo... ¡CATAPÚN!

Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro, así que, sí... ¡¡¡¡Soy rica!!!!

miércoles, 15 de agosto de 2018

Mal compañero

Vientos. Tempestades que me sacuden en lo más hondo de mis pensamientos. Tú calma, serenidad. No quiero. Quiero. No puedo. Puedo con todo. Pero ahí vas, lejos, como cada año, sin que la presencia te ausente un solo rato. Yo lo entiendo, o eso creo. Pero entender no siempre es fácil y la distancia hace olvido. Y el olvido y el ombligo son malos compañeros.