Me dicen que me ahogo en un vaso de agua, pero yo soy más de pensar que vale, nado con dificultad, me he dado alguna que otra ahogadilla pero aún respiro. A veces me planteo si me saldrán branquias de tanto meter la cabeza bajo el agua y gritar. O bajo la arena, cual avestruz.
Es complicado vivir al día sin saber qué va a surgir cuando una tiene la manía de organizar la vida hasta al arbolito del salón.
Pero así estamos. A merced.
A gusto, pero no tanto. Segura de que es lo mejor, pero no del todo. Pensando que controlo la situación, pero a veces no. Luchando contra mis nervios, pero dejándolos crecer. Viviendo de prisa, pero con pies de plomo.
Respirando cuando se me corta la respiración.