domingo, 27 de diciembre de 2015

Maravillosa

La vida puede ser maravillosa si sabes encontrar esas pequeñas cosas que la hacen ser digna de tal adjetivo. 
Hoy me he mojado de arena de levante gaditana. He llorado y he reído y he comido al aire libre unos filetes empanados. He sacado unas fotos en una playa llena de viento y en un parque lleno de calma. Y todo, bañado por un sol nada común en pleno diciembre, a apenas cuatro días de despedir este año a ratos bueno y a ratos malo. 
El 2015 pasa, el 2016 asoma y yo... yo estoy feliz conmigo y luego con el resto de personas con las que tengo la bendita suerte de compartir esta (maravillosa) vida.

martes, 24 de noviembre de 2015

Hoy necesitaba hablarte

Hay veces que se tienen ganas de hablar. El otro día leía una crónica a cerca de una enfermera a la que su marido tachaba de heroína. Yo no creo que lo seamos, sinceramente. Pero subrayo un par de frases en las que me siento identificada. Una de ellas decía que había veces que, después de trabajar, la chica venía a casa y se mostraba reticente a comentar qué tal le había ido el (mal) día. Había sido un día difícil. Derrotada, aun así sacaba fuerzas para hacer la cena y robarle una carcajada a su hijo. Otros días, decía el escrito, estaba deseando llegar a casa para contar algo maravilloso, algo de alguien que en las urgencias del hospital donde trabajaba, había salido bien parado.

Mi vida laboral ha cambiado mucho en los últimos dos años. Cuando estudié enfermería siempre me imaginé con mi pijama blanco de hospital, recorriendo el pasillo con el carro. Recuerdo que, justo antes del verano del 2013, me pasaba las tardes en los grupos de whatsapp riéndome de cualquier cosa, descubriendo que eso que parecía un chat dentro del móvil, te mataba el tiempo de algunas tardes después de trabajar. Llegaban los fines de semana y si no estabas de guardia, podías respirar tranquila sabedora de que nadie que no fuera a ofrecerte un café a cambio te iba a llamar para exponerte un problema.

Hace dos años una llamada me cambió la vida. Alguien me ofrecía un puesto de responsabilidad que me iba a abrir alguna puerta más. También me cerraban otras, como todo supongo. Esta llamada me ha dado hoy día la posibilidad de meterme en otro de los mundos de la enfermería por la que tengo devoción: la enseñanza. He ahí el problema, la asistencia, más la coordinación, más la enseñanza me roban las veinticuatro horas de un día que se me antoja a veces más corto de lo que debiera. 
No se si ahora estoy mejor o peor. Sé que estoy distinta. Tengo muchos proyectos que se agarran a mi situación y quiero, poco a poco, sembrar al menos parte de las semillas para poder recoger un fruto del árbol público algún día. 

Tú sabes que mis frágiles me esperan en casa a que les de una palabra de aliento, y he tenido poco o nada de tiempo para dedicarles, para todo el que merecen. Pero hoy, no me malinterpretes, necesito dejar de tener en el horizonte que mis frágiles algún día dejarán de existir y se llevarán, como te has llevado, un pedazo de mí. 

Hoy quería hablarte y he podido mientras te miraba, no se si me has escuchado. Espero haberte podido ayudar... Pero hoy ya es un día difícil y ya, ya no tengo más ganas de hablar.  

lunes, 16 de noviembre de 2015

No puedo entenderlo. Otra vez.

Vuelve la sin razón. Vuelve uno de los sentimientos que más daño nos hace a la raza humana. Vuelve la venganza, el odio y el castigo, ahora en forma de bombardeos a un entorno saturado de violencia.

Hace dos días escribía en contra de la barbarie acontecida en París. Hoy lo hago en contra de la generalización, en contra del descontrol, del caos, de la sangre derramada a golpe de explosivo. Francia ataca. Lo hace dolida. Y yo no se qué vendrá ahora. Estoy entre el noqueo y la desolación. La humanidad se ha vuelto definitivamente loca. Un estado de guerra se ha apoderó hace tiempo en sentimientos entre Europa y el Estado Islámico, y ahora se ha convertido en real. Una guerra donde no hay batallones que van al frente a luchar, donde no hay trincheras ni soldados que aguardan tras de ella para esconderse y disparar al vecino, temblando de miedo al saber que una granada puede hacerlos saltar por los aires. Sabiendo que, quizá, ese sea el último día de sus vidas.

La guerra ha evolucionado. Y yo solo aclamo a la conciencia de los más poderosos y les pido dar una vuelta de tuerca más. No se cómo, no sé qué se puede hacer ante una persona que no le importa perder su vida para quitarla a cientos. No sé qué se puede hacer ante un pais que manda un ataque de más de una decena de bombas. Solo se el porqué debe evitarse esto...

Hay una frase que desde niña he escuchado y que retumba en mis oídos desde las ultimas veinticuatro horas: "Ojo por ojo y el mundo quedará ciego".

sábado, 14 de noviembre de 2015

Je ne peux pas comprendre....

No lo puedo entender. Como yo, muchas personas han leído o se han pegado horas frente a la televisión para ver la barbarie de París. La piel se eriza como se erizó en otras ocasiones en nombre de una ideología hipotecada a muchas mentes enfermas. ¿Cuántas muertes ha habido ya en nombre de un dios? Cristianos, judíos, musulmanes... La religión trae la miseria para el que la usa para reivindicar sin respetar. 

Cada año, cada década, cada siglo tiene matanzas entre iguales con diferentes creencias, entre humanos que sin conocerse se quitan aquello que les fue regalado y que no es de nadie más que del que la posee: la vida. Ninguna religión merece ni una gota de sangre. 

No hay derecho.  No hay comprensión, ni perdón. No hay justicia ya para tal masacre. No hay palabras... pero se me viene a este nudo que tengo en la garganta una canción de un genio que pidió la ausencia de cielo o infierno, la ausencia de religiones que nos enfrenten, la vida con libertad y con paz... Soñar sigue siendo gratis.


Nothing to kill or die for/ And no religion too/ Imagine all the people/ Living life in peace 


                       -----#NotInMyName #PeaceForParis #TodosSomosParis ------

viernes, 13 de noviembre de 2015

Entresuelos

No hay nada más relajante que un masaje en los pies. Esas extremidades de nuestro cuerpo que soportan nuestro peso y que nos llevan a caminar por cualquier tipo de suelo, incluso si este de repente se convierte en una nube de sueños. 

Tener los pies en el suelo, dicen, es señal de madurez o de ser sabedor de la realidad que a uno le rodea, aceptándola y preparándose para una acción en tiempos y formas socialmente correctas. Pero en esta expresión tan extendida yo siempre me he preguntado a qué clase de suelo se refiere. 

El suelo puede ser de arena, que se revela con un soplo de levante. Puede ser de asfalto, que repele calor en una tarde de verano. Puede ser de corcho botante en un parque infantil, de barro resbaladizo en un campo encharcado por las lluvias de otoño, de mármol en una gran construcción civil, de piedra una enorme catedral del siglo XV, puede ser hierba, gravilla, nieve o cristal de doble capa como el del puente del parque de Shiniuzhai, que te deja ver lo que está a tus pies, cientos de metros abajo. 

Y luego está qué tipo de calzado utilizas. Yo adoro estar descalza, me siento libre cuando mis dedos están en contacto con la atmósfera. Pero es cierto que, depende de tus zapatos, así notarás el suelo en el que pisas... porque atrévete a decirme que tienes los pies de la misma forma en el suelo con tacones de aguja que con unas deportivas con cámara amortiguadora. 

Como todo, depende de qué tipo de elemento nos sujete para encerrar las grandes diferencias en matices de sensaciones. Lo cierto es que, independientemente por donde camine, a la persona que prefiere ver pájaros volando por el cielo en vez de dentro de su cabeza, le suele ir mejor en la vida. 

sábado, 7 de noviembre de 2015

Sol

No he visto apagarse el fuego, pero seguiré queriendo estar para encenderlo el año que viene. La tierra gira a veces al revés, pero las hojas vuelven a caer como cada noviembre en aquella calle para volar con el viento quieto en un día que más parece de verano que de otoño, con pocas nubes y un sol radiante en el cielo y otro en el suelo.  

Aún queda mucho por delante. Muchos años. Muchos días. Muchas risas. Mucho por vivir. Mucha vida. Mucho Sol.

¡Felicidades!

lunes, 2 de noviembre de 2015

Lunes. Fiesta.

Hoy es lunes. Normalmente no me gustan, como a casi todo el mundo, pero a mí hoy me gusta este lunes. Hoy llueve.
En días donde el agua cae encharcando las calles, me gusta quedarme en la cama con la persiana a mitad de camino y, en silencio, deleitarme con los sonidos de la lluvia ¡Cuán diferente es esta situación a la de tener que mojarte por fuerza! 
Me he planteado hace un ratito si es el día de hoy un regalo o una simple casualidad en el calendario el hecho de encontrarte con esta incesante lluvia en un día que no se trabaja. Y aquí me hallo, escribiendo desde la cama, callada, con una luz grisácea de nubes bajas y con la única preocupación de que el frigorífico está en la otra punta de la casa y que me voy a tener que levantar para el desayuno.

Todas las preocupaciones, hoy, fueran esa. 

domingo, 25 de octubre de 2015

China.

Las diferentes culturas que hay en esto que llamamos planeta Tierra asombraría a cualquier otra raza alienígena que quisiera poner a sus gentes sobre su faz. Pero si hay un continente de contrastes por excelencia, ese es Asia. 
Los asiáticos son personas curiosas, capaces de edificar la (segunda) estructura artificial más grande del mundo en pocos años con una altitud de más de seiscientos metros y tener la higiene íntima de sus pequeños a la intemperie (con pantalones con aberturas allá donde la espalda pierde su casto nombre para facilitar la salida de desechos humanos y quién sabe si también la entrada de todo microorganismo que se cruce por su camino). De cualquier modo, China es un lugar para visitar. Desde la ciudad de Pekín en sus hutongs hasta la visita más turística con la increíble Gran Muralla en Mutianyu y su tobogán (imperdible!), y pasando por la Shanghái más moderna con los miles de espacios que ofrece al mundo. China sorprende al visitante con cantidad de lugares dignos de disfrutar y con unas costumbres que chocan con las occidentales. Yangshuo, con las impresionantes montañas kársticas franqueando los ríos Yulong y Li son un reclamo que el ojo no debe perderse mientras baja la corriente por las barcazas de bambú y deja relajar la mente de las preocupaciones. 

Hace poco más de seis meses hice la promesa de venir a China a compartir vivencias con dos buenos (al final fueron tres!) amigos. Dije que nada se me había perdido aquí exceptuándolos a ellos, pero ahora se que mucho me queda por ver. No sé si volveré o no, puesto que estoy ansiosa por visitar otros destinos europeos cuanto antes y la economía de guerra ha comenzado, pero lo cierto es que este viaje han sido unas vacaciones estupendas, con unos anfitriones maravillosos y una compañera de viaje perfecta. 

Solo me queda agradecerles a todos sus risas, cantes, su hospitalidad y su mera presencia, porque me lo he pasado pipa!! Así que... Xié xié!! 



miércoles, 7 de octubre de 2015

Proyección

Laxo, el alambre con dos manteles tendidos y lo que parecía ropa interior de dimensiones curiosas se mecía a merced del viento del oeste. Tres bocinas de sendos coches parecían debatir sobre qué sonido era el más estridente aun cuando el sol no había asomado por el edificio Atlántico. Llevaba la ropa manchada de ayer y unas ojeras adornaban los preciosos ojos color miel del insomne.
En la ventana, con un porro encendido tras un buen trago de Chivas, observaba el taxi de minusválidos que había venido a recoger a un señor que hacía años perdió la gracia de andar. Calada tras calada, se iba sumiendo en el baile de las ideas a la vez que su ritmo cardíaco se volvía más y más lento. La golondrina parecía moverse a cámara lenta. Ahora necesitaba estar colocado. Necesitaba salir de su cuerpo, proyectarse más allá de la realidad de calles malolientes y ruidosas que lo rodeaban. 

Se miró la mano. En ella, el vaso con un culín de whisky dejaba entrever la marca de sus huellas alrededor. Al fondo de la habitación el cuadro heredado de su abuelo materno lo observaba con altivez, ceño fruncido y brazos cruzados, parecía decirle que aquello que hacía no estaba demasiado bien. Sus pensamientos volaron hasta sus trece años. Movió la cabeza a derecha e izquierda en un intento de evitar esos ojos inquisidores, solo tapado con el reflejo de la lámpara en el cristal. Esos ojos... no podía quitárselos de la cabeza. Aquella pintura había captado todo lo que eran capaces de decir esos ojos. Entonces, con toda la fuerza que creía tener, estalló el vaso haciendo añicos ambos cristales, y corrió hacia el lienzo. El carboncillo fluyó como la sangre de una herida y en ese momento supo que había tocado el cielo y el suelo, que esa y no otra sería su obra maestra. 

lunes, 5 de octubre de 2015

Alma

He conocido la miseria del ser humano y he compartido su grandeza. He subido montañas y saltado de sus barrancos. He buceado por océanos y mares y he corrido por sus playas y campos. 
He sentido la velocidad al calzarme mis patines y me he empapado con lluvias de verano a lomos de una moto.
He hecho música y he sentido en mi piel la que he escuchado.
Las diferentes culturas que habitan en la Tierra no me asustan pero me siguen asombrando.
He visto nacer, morir y estar muerto en vida. 
Sé lo que es echar de menos, y echar de más, amar y odiar, esperar algo con ilusión y encontrarte en medio de la desesperación. He sentido la alegría y el dolor ajeno en acto de empatía continúa. Y me han dado igual muchas otras cosas que quizás deberían haberme importado.
Lo curioso del hombre es que siente ansias de más mientras su alma esté despierta. 
Yo quiero vivir porque mi alma vive, pero quiero a mi manera, sin reglas más allá de las lógicas de convivencia, sin cotilleos que susurran a doblar las esquinas. Sigo siendo yo, y lo seguiré siendo. 
Y si soplan vientos de diretes, sentir que así soy feliz y que nada importa si ese es mi mayor deseo. 

domingo, 4 de octubre de 2015

¡Ánimo campeonas!

La vida puede cambiarte un día con una sola llamada de teléfono. Esa, que se produce cuando alguien que hace su trabajo ve en una imagen una masa densa compatible con algo maligno que tiene muchos nombres pero una sola realidad, la necesidad de luchar contra ella. 


El cáncer se posa suavemente en muchas familias y arrasa en muchas otras. Todos somos víctimas potenciales de él pero la habilidad del humano, con sus investigaciones y cuidados, hace que podamos hacerle frente.

Las mujeres cada año, con la marea rosa que se produce en la carrera de la mujer, reivindican el derecho a la lucha, su gratitud a las que lo hicieron contra el de mama, su aliento a las que lo padecen y su esperanza en las mentes de las que nacen las medidas para prevenir y ayudar a superar esta enfermedad tan extendida. 

Y luego está la fuerza de las que les toca sufrir en sus pechos biopsias y amputaciones, mamografias y alguna que otra operación para minimizar el impacto y poder vencer. Otras, simplemente, no ganan.   

Va por todas esas mujeres mi admiración. Se me llenan los ojos de lágrimas y la piel se me eriza. Por las que están y se vieron las caras contra el cáncer. Por las que ya perdieron su batalla. Por las que siguen luchando y por las que tendrán que enfrentarse a ese momento que cambiará su vida. 

A todas ellas, ¡Ánimo: estamos con vosotras, campeonas!



domingo, 13 de septiembre de 2015

Playa de septiembre.

Me suele gustar estar en la playa. Hace años que no voy tanto como me gustaría por diversos motivos, pero lo cierto es que la playa me gusta más en septiembre que en julio, y más en invierno que en verano como norma general. La paz que me transmite el romper de las olas en la orilla, por tópico que parezca, me parece más placentero que el griterío incesante de la gente que la disfruta tostándose al sol. 

Hoy he ido a la playa con una buena amiga. Hemos llevado sillas y unos pareos y nos hemos perdido en medio esas conversaciones que no se olvidan. He pensado, así de repente, que ser capaces de expresarnos es el mayor regalo que la vida ha podido darnos, y que no hay nada tan triste como una persona que no sepa hacerlo, que parezca un ente robotizada más que un humano pensante y con sentimientos. 

Luego han venido el silencio y las miradas al infinito. 

viernes, 11 de septiembre de 2015

Yo

Yo no siempre soy un azul cristalino de sonrisas infinitas y verdades absolutas, a veces se tiñe de melancolía. Soy a veces un rosa pálido con tacto de seda en el pétalo de una flor. Soy la transparente imagen deformada en la gota de rocío del parabrisas de un coche. Soy el blanco que se tiende en las cuerdas de un tendedero y el negro oscurecer de una noche sin luna, el verde de la hierba fresca y del húmedo musgo, el amarillo estresado y el luminoso rayo de sol, el rojo de la sangre que brota de la herida profunda y el de la cereza de la merienda.

Soy la mezcla de colores de un arco iris tras una llovizna y soy el charco que se forma en un socavón de carretera y que da de beber al gorrión. Soy alma, calma, cabeza y tempestad, todo junto y por separado, ganando a  ratos unos, a ratos ganando otros y sin embargo, a ratos, no se quien soy.

Y cuando esto pasa, no puedo dejar de pensar en una cosa: Sólo soy yo.

lunes, 24 de agosto de 2015

Pintor

Los días de viento pinta el pintor con pinturas singulares.

Pinta con puntillismo momentos que rompen sueños con silencios de mudo, increíble técnica. Pinta miradas que esconden odios en acuarelas, que rompen solo un alma. Pinta un mundo ficticio incluso a grisalla con rodillo, que gira y gira entre supuestos grises económicos pero no sabe hasta cuando. Hoy, estamos aquí.

Suelta los pinceles cuando lo sacan a bailar por verdes caminos y cielos despejados para tardes dominicales de visitas y siestas, de piscinas y arena en verano y chimeneas en invierno junto a un árbol. Deporte y cine de serie B inundan las pantallas pero nada entretiene, obsesionado con sus cuadros vuelve a la pintura buscando su estilo.

Y pinta ahora al óleo al más puro estilo Sorolla: Playas vestidas de marineros queridos por fachada y féminas de blanco atuendo, con trazos sueltos y desenfadados, iluminados quizá en exceso, obviando las sombras que la luz produce. Iluminismo impresionista.

Y prueba ahora con las temperas, que ganan terreno, pintando al reino animal, volviendo a ilustrar prados y madrigueras con comadrejas de identidad oculta. Poco a poco. Paso a paso, se esconde la luz y vuelve la oscuridad. Pintor cobarde como ese cobarde de días sin luz que cantaba Angustias, pinturas sin luz, oh mustélido.

No encuentra técnica. Todo pinturas, todo pared al fresco con brocha o pincel fino en lienzo para trazar líneas que crean imágenes en la superficie blanca, color descolorido con una definición gráfica que no se entiende con Pantone. Fuera de todo canon establecido, su color es impreciso. Pobre. Eso sí, con maderas traveseras en el lino y cimientos enterrados en el piso carcomidos, corroídos, podridos; tira el cubo y lo mancha todo. Muere matando, su obra puede restaurarse pero le interesa más el caos de un dripping surrealista.
Ya no pinta. Sólo mancha. Tiene el pincel seco de pintura.
Quizá sea eso.

jueves, 20 de agosto de 2015

Corre, corre.

Corre, corre...

El salón ahora mismo está en penumbra. El flexo del Ikea que compré cuando se me fundió la cuarta o quinta bombilla de las lámparas de techo del piso en el que dormí durante un tiempo, de prestado, se ha fundido por la parte superior de la pantalla. Ahora, en vez de roja entera tiene una zona rosácea y medio transparentona, señal de que he estudiado mucho en los últimos tiempos y la bombilla por poco revienta de calor.

Esta es una de esas veces que escribo por no hacer otras cosas. Podría hacer mil y una si me lo propusiera. Pero es tan aburrido guardar la ropa, poner lavadoras, hacer la compra o limpiar el polvo que no me apetece... y me parece una falta de respeto no hacer esas cosas y ponerme a ver series en la tele o a leer un libro por placer. Escribir tiene para mi un sentido psicológico mucho más profundo que el propio de ocio. Es como un deber además de una evasión. Me gusta. Cuando llevo un tiempo sin abrir el blog me susurra al oído un Pepito grillo para que lo haga, por lo que me siento en la obligación de escribir y así me quito el peso de la conciencia que me exige ser responsable y hacer algo por la patria. Quien dice patria dice piso, que al fin y al cabo, es mi pequeña patria.

El calor parece estar yéndose poco a poco como están escondiéndose cada vez más las horas de luz en el día. Vendrán días de asfixiante subida de termómetros, sí, y más en un sur que atrae las corrientes de aire africanas. Pero las tajadas de melón saben mejor cuando entra la brisa de la noche por la ventana. El verano se acaba, esa es la verdad. Estudiantes de todos los lugares ven más que nunca como corre el calendario hacia el tan temido septiembre. No quieren que llegue pero yo, odiadme si queréis, quiero que el día uno ya esté aquí y todo vuelva a la normalidad de la cotidianidad.

Quizá sea porque aún me quedan vacaciones en el año que disfrutar y ya agoté las estivales, pero a estas alturas el verano me sobra.

Corre, corre.

Que septiembre ya está aquí.


lunes, 17 de agosto de 2015

Sígueme despeinando

Hacía tiempo que no cogía la guitarra y cantaba sin miedos. Con el balcón abierto he dado un concierto al que ha querido escucharme. Al que no, le habré fastidiado el atardecer, aunque he de decir que al menos tengo- o tienen- la suerte de que no desafino demasiado. 
La verdad, me resbala si hoy he molestado a algún vecino.

He cantado canciones que rompen la voz y humedecen ojos. He gastado tres pañuelos de papel solo para secarme el agüilla y me he sentido plena haciendo gorgoritos con mi garganta. Han sido capaces de llenar horas vacías. Me he quedado sin aire en palabras largas con notas altas. Me he puesto roja, azul, amarilla, y de un sin fin de colores mientras de mi boca salían sonidos y en mi cabeza me acompañaban el resto de instrumentos: percusión, saxo, piano, bajo, el llanto de aquel violín en una noche de mayo... He recordado viejos tiempos y me he probado con los nuevos discos que suenan una y otra vez en la radio-cd de mi coche. Estoy oxidada, me ha costado que mis dedos vayan rápidos al cambiar las notas, pero me he expresado decentemente. Creo que la peque de los vecinos hasta ha dejado de llorar, pero no me atrevo a atribuirme tan envidiable logro.

Estoy bien. Me siento viva. El estrés de la mañana se empezó a disipar soplando a medio día. Ahora el aire entra por el balcón y me revuelve el pelo recostada en el respaldar. Últimamente el sofá se me hace muy grande y prefiero usar una silla de playa que levanta una cuarta del suelo. Las piernas estiradas, encima de la mesa baja, que se halla vacía de todo menos de un platito de almendras y un tinto de verano con naranja. Me he cortado un poco de queso, pero a ese lo tengo encima del regazo con unos cuantos de picos. La tele ya está de fondo.


El olor de la crema corporal me envuelve, se mezcla con el de la cena. Me siento bien. Aquí estoy, esperando septiembre, haciendo y dejándome hacer. 


¡Que mi vida me siga despeinando! 

Amaneceres

Algo más de trecemil ochocientas setenta y nueve veces has visto amanecer, muchas más que te queden, y yo doy gracias infinitas a la vida por haberte puesto en mi camino aquel día con tu abrazo.
Sopla las velas feliz de saber que eres una persona maravillosa a la que mucha gente ama. Vas a ver cuantos deseos positivos para ti por todas partes. Ya verás, ya...

Desmelénate y ríe con el Sol, que hoy no es cualquier día, ¡hoy es TU día! ¡¡¡Felicidades!!! 

Disfruta de los que te queremos... porque sabes que te quiero, ¿verdad?

Feliz vida. 

sábado, 15 de agosto de 2015

Tonto de remate.

El inconformismo por sistema no lo entiendo. Alguien más de una vez me ha dicho con guasa que soy defensora de las causas perdidas. Normalmente me sientan mal y mucho las injusticias. Intento ponerme en el lugar de los otros y algo se me revuelve por dentro cuando, bajo mi prisma, hay algo que no es justo. Pero igualmente me asombro y no entiendo con la misma intensidad con la que se me revuelven las tripas que haya quien se queje por nada.

Hombres y mujeres del mundo, si se van a quejar, pensad si realmente les comporta más beneficio que perjuicio, puesto que quejarse sirve de poco, pero si encima la queja es insufrible por su falta de argumento, entonces es que es usted un tonto de remate. 

viernes, 14 de agosto de 2015

No me la merezco

Últimamente veo muchas frases sentenciosas que me hacen plantear si en realidad la gente que las cuelga sabe qué significa. Porque las hay muy ciertas, muy bonitas y que te hacen pensar muy mucho. Y las hay, como la que está al lado, que según quien la cuelgue te hacen dar más de una carcajada y dan pie a una vuelta de tortilla.

Alguien me dijo una vez que Facebook, Tuenti, Google + y demás redes sociales son una forma maravillosa de engañar a la gente. Y yo estoy de acuerdo. Puede llegar a parecer que uno tiene una vida maravillosa, o unos valores intachables, pero resulta que su vida en realidad es superflua, tan bien llamada momentos de postureo máximo donde el que edita su muro o su perfil envía al resto que lo lee (sus "amigos") lo que quiere que lean, para que se publique la vida que quiere retransmitir que a veces se corresponde con la realidad y, a veces, es todo lo contrario.

Internet es maravillosa. Es fuente de conocimientos, de diversión y también de penurias. La literatura también lo es, y este tipo de frases que sentencian conocimientos son en ocasiones objetos de miradas en blanco. Cada uno deber ser consecuente con lo que es.

No te avergüences de ser como eres si no quieres, pero dependiendo de quien venga, soy yo la que no quiere tu compañía y, por supuesto, no la merezco!

martes, 28 de julio de 2015

Flor de primavera

Puede que algún día alcance a mirar más allá de las estrellas. No lo sé, pero a lo mejor soy capaz de subirme a lo más alto de un árbol sin sentir un ápice de vértigo al mirar abajo. A lo mejor me subo a él para poder tocar el cielo... O quizás podré una noche cantar una canción ante una muchedumbre sin que me tiemble la voz, y soñar que he ganado por fin la batalla a la vergüenza. El humano no viene programado de serie. Su genética puede predecir si tiene ojos azules o castaños, pero parte de lo que es viene dado por como se ha sido con él.

La flor que tengo entre las manos una vez fue tallo, y cogió el agua y los minerales de la tierra que la alimentaba. Lo hizo porque es para lo que estaba programada. Y creció, y se convirtió en algo bello, perfecto y efímero. Pero tuvo el sol que regarla más de un día para que cogiera confianza y abriera sus delicados pétalos. 

¿Porqué no floreces? Tú durarás más de una primavera. Procura tener una buena maceta desde donde cantarle al mundo. Las cosas, al igual que las personas, desaparecen y permanecen solo en la memoria de la tierra y en el recuerdo de los que saben guardarlo para que, en realidad jamás, nada de lo que les parezca importante, pueda morir.


sábado, 25 de julio de 2015

Si las paredes hablaran...

Quien no te conozca que te compre. 

La soberbia es uno de los siete pecados capitales que, por lo visto, tienen que ser evitados como aceptados los renglones que traía la tabla que supuestamente Moisés bajó del Monte Sinaí. Cuánta moralidad cristiana proclaman esas palabras y cuánta hipocresía encerrada entre rezos.
 
Dicen que la soberbia es el peor de los pecados. El original, dicen, el que alimenta a los otros seis. La soberbia es querer quedar por encima. Es endiosarse a uno mismo porque yo lo valgo. La soberbia es admirarse y creer que todo lo que sale de mi boca es oro puro en lingotes. La soberbia es una sobrevalorización del Yo infravalorando al resto de la humanidad. 
Prepotencia, orgullo, vanidad, impertinencia, altivez, arrogancia... Fachada.

¡Ay, si las paredes hablaran...! 

Pues yo no soy como tú, con la boca llena. Y ahora vete a cazar gamusinos. 

viernes, 24 de julio de 2015

Hiperventilo

Las expectativas de éxito con respecto gestiones con la administración pública en trámites de aceptación de méritos para una bolsa de trabajo dejan mucho que desear. La paciencia infinita recorre cada capilar sanguíneo del reclamante y sobredosis de serotoninas son producidas por los núcleos del rafe por indicación directamente proporcional al número de suspiros que quiera una bien hacer.

- Mire, que según la publicación en BOJA, que aquí le traigo, dice que esto cuenta 0'1 punto en el baremo total en la parte segunda, que la mesa del hospital Carlos Haya me dice que no aludiendo razones de C5, aquí lo ve usted, y según este papel que además le presento, cumplo con los requisitos para que me baremen correctamente esto otro que le traigo y que ellos, los de Málaga, dice que no a pesar de haber presentado ya una reclamación en tiempo y forma que también le traigo aquí y...

- Pero, ¿tu a qué te dedicabas...?

Silencio. Suspiro. Cara de tonta. Estoy en mi Colegio Profesional. Ya he enseñado mi carnet de colegiada... Comienzo a balbucear.

- Uno, dos y tres... Yo me calmaré...

- Pero oiga...

- Cuatro, cinco, seis... Todos lo veréis...

Suspiro. Suspiro. Suspiro. Hiperventilo.

jueves, 23 de julio de 2015

Tardes

Como tantas otras veces, el salón se halla sumergido en un silencio que solo se perturba por el ruido proveniente de la calle y de los vecinos. Delante del cuaderno de los pensamientos, el boli de propaganda se desliza impregnando la tinta en las páginas blancas. Otra vez vuela la mente a lugares de los que nada o poco se sabe. Extiende las alas y raso se aproxima a un rincón donde las conexiones no tienen el sentido lógico de las cosas, donde no importa ni se comporta diferente ningún elemento más que otro, solo están. Solo son. 
Los grados bajan mientras la consola escupe un aire ardiente transformado en frío. La luz comienza a cambiar a medida que la tarde avanza. Los sueños y los planes no han hecho más que comenzar. 

miércoles, 22 de julio de 2015

Senderos

Tomó el camino que le pareció. Estaba perdido y de todos modos no sabía cuál decisión sería la correcta. Quizá ninguna la fuera, quizá todas ellas tenían una pizca de locura que el mundo no era capaz de comprender o de aceptar. Unas mas que otras, eran lógicas o ilógicas, lo acercaban o lo alejaban de destinos o comienzos. Pero debía elegir... Esa era la única verdad. En una encrucijada, o te mueves con la mejor de las intenciones o corres el riesgo de echar raíces en tierra hostil.

Y él no estaba dispuesto a que otros cogieran el volante de su Ford como tampoco lo estaba de que hubieran mas conductores que él mismo en su vida. Si chocaba el coche, era él el responsable. Si se equivocaba en su vida, era suya, sólo tenía que rendirse cuentas. Aceptaba consejos, los escuchaba y los meditaba pero él decidía cuáles seguir y cuáles agradecer y desestimar. Siempre se acordaba de la bulería que Camarón cantó en el sencillo 'Viviré', y los quejíos sonaban en su cabeza como si hubiera estado aquel día tras el cristal del estudio observando también a Tomatito.

'Tantos consejos me daban que a mi aire iba bien.'

Él decidía qué camino escoger, aunque no supiera demasiado bien cual era la meta o, aunque a veces, el mundo entero no entendiera porqué eligió el sendero de espinas. 

domingo, 19 de julio de 2015

Te espero

Duelen como cuchillos los segundos en tu ausencia. Las manecillas bailan un tango a compás de mis latidos. En el ambiente se masca un sabor ácido, como a limón y a hierbabuena. Es un sabor de esos que te hacen cerrar los ojos fuerte, muy fuerte, para poder soportar todo su esplendor en tus papilas gustativas. También son necesarios los sabores más amargos y salados. El dulce, en la lengua, queda en la punta, ¿Lo sabías? Y eso tiene que tener un significado. Puede que quien lo puso ahí probó un día los profiteroles adornados con Sirope.

Me llegas. Me hablas y entiendo cada palabra. Me miras y se desenfoca el fondo. Me oyes, me escuchas y se diluye el problema.

Cueces los momentos como se hace el puchero, a fuego medio, con agua como elemento base, necesaria, vital. Sabes esperar.

Te espero.




sábado, 11 de julio de 2015

Mi otra familia

Cuando pienso en mi familia suelo hacerlo en mis padres y en mis hermanos, en mis tíos y primos y en mis abuelos, fallecidos o no. Pero siempre hay un lugar para otras personas que, no llevando ninguno de mis genes, los siento igualmente dentro de ese círculo íntimo.

Los Fernández han estado en mi vida desde que me acuerdo. Mi mente de niña los recuerda a todas horas revoloteando a mi alrededor y yo al de ellos. En su casa, en la mía, en la calle, en el almacén jugando o en la sala de juntas haciendo deberes y merendando entre costuras. Ahora cada uno ha tomado diferentes caminos pero cada vez que volvemos a encontrarnos siento que nada ha cambiado, me sigo sintiendo igual de querida entre sus miembros, me sigo encontrando como en casa en su hogar... En definitiva, siguen siendo una familia para mí.

Hace unos años ya me lo pasé pipa viendo cómo Mª Jesús (mi Machú) bailaba a más no poder vestida de blanco. Hoy lo hace Elena (mi Elena), su hermana, y estoy deseando verla.

 

Creo que ya lo sabes, pero existe un lugar en mi corazón para tí, y no es pequeño. Disfruta de este día, sé feliz como sólo tú sabes. Pero de verdad, sé feliz: hoy, mañana, en la luna de miel y en todos y cada uno de los días del resto de tu vida.

 

Te quiero, Nenane.

 

jueves, 25 de junio de 2015

Parabólicas (mal)funcionantes

El otro día mi hermano me pasó un artículo sobre las posibles teorías de la singularidad terrestre o de la compañía de otras civilizaciones. Teorías sobre porqué no es capaz ninguna tecnología humana de captar señales de vida- inteligente o no- más allá de la órbita del planeta en el que vivimos. Era un artículo extenso, escrito para personas que como yo, tienen poco o nada de ideas a cerca del universo, distancias, números estelares y edades desde el Big bang. Pero es verdad que me hizo pensar.

El artículo me planteó el típico batiburrillo de preguntas a cerca de la existencia, pero más allá de eso me sorprendió la forma en la que explicaba la teoría de la falta de comunicación. Es curioso plantear esto con las relaciones humanas en el día a día puesto que, si bien es cierto que casi todos los que tenemos oído oímos, no lo es menos que poco escuchamos lo que no está dentro de la onda de conveniencia de cada uno. La diferencia con la teoría aquella es que ésta defiende que los terrícolas somos incapaces de recibir señal alguna de comunicación del universo exterior por diferentes motivos (ausencia, secreto de estado o tecnología no adecuada) y en el caso del humano es particularmente torpe en poder procesar de manera completa las señales que llegan a lo que viene siendo las parabólicas de cartílago, comunmente llamadas orejas, que sí están preparadas para recoger determinadas amplitudes de onda.

Sea como fuere (querencia, ignorancia, indecencia o falta de medios) todo ello impide saber más o saber simplemente sobre cómo es el elemento, humano o no, que tiene uno enfrente y que comparte un espacio de vete tu a saber cuanta medida de distancia.




Y ahí lo dejo.

 

miércoles, 24 de junio de 2015

Mi pequeña parcela

Hay personas que son dañinas. Atraen a otras en su círculo de acción y aprenden a crear un mundo paralelo que nada tiene que ver con el real. Son personas simpáticas, agradables en el trato superficial, pero a veces expulsan comentarios fuera de tono en un intento por subir (o no bajarse) de un pedestal, por hacerse fuertes, por autoconvencerse de que realmente están de moda, son queridos o son íntegros en su vida diaria.

Lanzan dardos para ver si alguno por casualidad impacta en la diana que lo haga ganar puntos en su propio baremo de la autoconfianza. Son deshinibidos, mienten por costumbre, tienen poca empatía y cero remordimientos. Probablemente su problema sea una incapacidad de querer a nadie más que a ellas mismas, utilizan a personas como objetos para llegar a su meta, y para ello se disfrazan de cocineros manipuladores, expertos en dar la vuelta a la tortilla sin derramar una gota de aceite.

Son psicópatas.

Sé que es un psicópata... Y a pesar de lo que haya en la prensa amarilla y de los mitos y leyendas urbanas, los psicópatas no son sinónimo de asesinos en serie. Son, simplemente, seres antisociales que en realidad buscan subir su estatus economico-social obviando al resto de personas que comparten su vida. Familia incluída. Dicho esto- queda claro que no es necesaria una escolta que proteja la integridad física- hay uno en mi trabajo.

Pues bien, mi salud mental está siendo bombardeada de manera diaria por una persona así.

Y créeme que, si existe el cielo, tengo una parcela de una hectárea, con césped autónomo, cama elástica en frente de una canasta de baloncesto, piscina climatizada con jacuzzi, una enredadera que suba hasta mi habitación enorme de la buhardilla y un columpio colgado de un árbol enorme para ver las puestas de sol. Siempre quise uno y, joder, ¡me lo merezco!

 

martes, 23 de junio de 2015

Hoy quiero charlar contigo.

- Ultimamente me inquieta mucho el tema de la muerte. No le tengo miedo... es cierto, ya sabes que la veo mucho, es parte de mi día a día. No, no le tengo miedo. La gente le tiene miedo a la oscuridad eterna, al dolor de antes, a las despedidas, al infierno o al paraíso... A algo desconocido. Para mi la muerte simplemente es un apagón, como fundir una bombilla. No creo que haya nada más, no creo que se eche de menos a los que quieres... La vida se acaba de forma similar a como empieza, pura física y química. Pero no me entiendas mal: no quiero morirme, me quedan aún muchas cosas por hacer. En realidad creo que hasta me daría coraje morirme ahora.

- Tienes mucho tiempo todavía ¡Eres joven, joder...! No creo que no vaya a darte lugar de hacer todas esas cosas que quieres, o al menos a la gran mayoria.

- No, te equivocas. No pienso suicidarme, así que no tengo modo alguno de saber si me queda mucho o poco tiempo para hacer todo. No tengo, ni tu, forma de saber si voy a morir mañana o dentro de cuarenta años. No se el tiempo que me queda. De hecho, es más que probable que no haga ni una cuarta parte de lo que me gustaría, pero ¿sabes qué? No me importa. Eso es lo que quería explicarte.

- No lo entiendo... No acabo de entenderte. ¿No estás enfadado porque ya sabes que no te va a dar tiempo a hacer todo? Además, según tu teoría, no sabes si quiera si te va a dar tiempo... Ni que quisieras encontrar una cura contra el cáncer que, joder, estaría bien, más que bien, pero es imposible teniendo en cuenta a lo que te dedicas. Es decir, que si te vas a poner metas casi que imposibles, claro, ni de coña te da tiempo ni aunque fueras un vejestorio con la salud de hierro a los tiernos ciento cincuenta años.

- ¡Jajajaja!¿Ves? No lo entiendes. Déjame que te explique... No es que me marque metas imposibles, y si lo hago a veces no me importa no conseguirlas. Lo que importa es que lo haya intentado y que me sienta bien mientras lo haya intentado. A ver... Que yo quiero hacer muchas cosas... Pero lo genial es lo que estoy haciendo ahora, ahora mismo. Por ejemplo, ahora lo que me apetece estar hablando contigo. Y eso estamos haciendo, es una pequeña meta, un pequeño momento. Pero es mi momento. No se si el tuyo tambien... Perdona si no es así, y claro que me gustaría llegar algún día a conseguir otras cosas, pero ahora soy feliz con esta conversación.

- Pues me alegro... Pero...

- Quiero vivir. Eso es todo. Hacer lo que me sienta bien, sin perjudicar a los demás y sin dejar mis obligaciones a un lado, porque cumplirlas también me hace ser feliz. Seguramente me queden por vivir muchas cosas que tampoco me apetezca vivirlas, yo que sé... Pero se que tengo la libertad de elegir si vivirlas o no, y las viviré porque creeré que es mejor pasar un mal trago que no pasarlo. Al final eso te hace sentir mejor. Esa es la balanza, cosas negativas a un lado y positivas al otro. Poder gestionar tu libertad, lo que está en tu mano. Con la muerte casi nunca puedes. La muerte viene contigo, yo la veo todos los días, a todas horas... En un semáforo que alguien se saltó, un tropezón, o una lucha contra una larga enfermedad. Pero lo bueno es que todas las noches al acostarme en mi cama, la muerte me guiña un ojo y me dice 'hasta mañana'. Entonces me gusta pensar que tengo otras veinticuatro horas. Quién sabe si serán menos, pero esa es mi meta. Es como renovarse todos los días. El ayer importa, te hace ser quien eres hoy; el mañana también forma parte de lo que hoy eres según lo que quieras conseguir... Pero para ser feliz hoy...

 

... Hoy quiero charlar contigo.

 

martes, 16 de junio de 2015

Guardianes

Definitivamente la noche es para los búhos que, como yo, ululan despiertos esperando el amanecer. Somos como guardianes... Aunque no se ve gran cosa desde mi ventana. La noche esta cerrada por nubes demasiado bajas, entre grises y rosáceas, y solo se oye el estremecer de las hojas de los árboles meciéndose por el viento.

Me pregunto qué hay en los sueños de las personas que duermen tras esas ventanas. Si alguno alguna vez soñó con algo y ese algo se hizo realidad, si es ese sueño que ahora se produce en la mente somnolienta candidato a soportar un aterrizaje en el despertar. ¿Le gustó? ¿Le gustará? ¿Será una pesadilla lo que su cabeza provoca y el despertar será entonces una dulce huida?

Algunos sueños no se recuerdan cuando suena la alarma programada. Otros, serán recordados durante unos días y otros durante toda la vida. Cuando eso pasa, mejor sería volver a dormir e intentar soñar que calzas unas deportivas y lo persigues. Quizá algún día puedas alcanzarlo después de siete maratones.

Pero nunca la meta fue más querida.

domingo, 14 de junio de 2015

Otro lugar

En la mesa vacía, un tapete. La persiana, a medio bajar, dejaba entrar por sus rendijas la luz de media tarde mientras el papel se tornaba de algodón. El café humeante atraía recuerdos de un tiempo anterior, con miles de anécdotas por contar. Las historias surgían como fluyen los ríos y la música flotaba con acordes imposibles para gargantas desentrenadas... Aún así cantaron sin desidia en el silencio desenfrenado de la habitación. El reloj no corría, se paraba el tiempo, la aguja no andaba al compás de la nada. La sonrisa iba ganando la batalla a la tarde y el pan se tornó el mejor manjar para sus papilas.

No había lugar en el mundo mejor para estar. 

viernes, 22 de mayo de 2015

Un lugar

Vengo de un lugar no demasiado lejos de aquí, geográficamente hablando.
Para hablar de otros temas tendríamos que disponer de largas temporadas para ponerte al día, para entender porqué soy así, para saber qué es lo que mueve mi mundo interno.

No soy mucho en esta tierra. En la mía, quizá, soy todo a veces, y a veces soy nada. Ese es el núcleo de la conciencia, supongo. Saber cuándo eres algo, en qué lugar y en qué cuantía lo eres. 

Los humanos tienen un elemento curioso que va allá a donde ellos vayan. Sienten calor o frío en distintas medidas. Así, unos dicen ser calurosos y estar en pleno invierno con una manga a lo sumo, y otros se describen como frioleros, no dejando la manga ni con un sol de dunas calientes y vasto desierto. Realmente no hay explicación para que unos sean de una forma o de otra más allá que la de la bioquímica y la anatómica. Mi tierra es así, congelada a veces y ardiente otras... frío que te hiela y quemazón que llega al más profundo de tus sentidos sin miedo a mostrarse frente a la tuya, frente a tu tierra. 

Para hablar del lugar de donde vengo tienes que quererme como soy. Entonces entenderás por qué siento lo que siento o porqué giro de una forma diferente a la que tú tienes por costumbre... pero de forma sincrónica a como tú lo haces, complementaria. 

Mi lugar es aquel donde me encuentro bien, donde te encuentro bien. Donde me encuentras bien, donde te encuentras bien. 
Ven... voy a ponerte al día.


martes, 19 de mayo de 2015

Amarillos

Acabo de leer un libro. Más bien de terminar de leerlo.
Miento.
Puede que este libro no acabe de leerlo nunca. Tengo la sensación de que lo abriré alguna vez más para volver a descubrir las palabras que recoge, el mundo que crea, las vivencias que cuenta, los consejos que, si se lo permitimos al autor, haremos nuestros. 

Hacía tiempo que no escribía por aquí, o al menos a mí me parece que ha pasado bastante. Me gusta pensar que cada uno tiene unas necesidades diferentes según la hora, el día, el mes o el momento de su vida en el que esté. 
Algunos de los que alguna vez me han leído creen que escribo únicamente cuando estoy mal o cuando acontece algo en mi vida o en la de otros que están a mi alrededor. Pero eso no es cierto del todo. Escribo cuando lo necesito, cuando, como dice en el perfil de la que ahora escribe, siento la necesidad de decir al mundo lo que siento y lo que veo. Aun aunque a veces el mundo no quiera ni sepa escucharme, yo lo digo. 
Estos días no he necesitado escribir. En parte solo escribo por el simple placer de hacerlo. Algunas veces, por el de leer lo que pienso ahora dentro de unos meses e intentar reconocerme detrás de las letras (a veces no lo consigo). Otras, por obligación de no estar callada. 

Supongo que siempre he tenido inquietudes que tienen que ver con la comunicación. Hoy he descubierto algo que en realidad ya sabía. Le he puesto a ciertas personas que han pasado y que hay en mi vida un nombre inventado por un catalán que me parece maravilloso: el término "amarillo", acuñado por este libro que acabo de cerrar sin ponerle cerrojo. Hace mucho tiempo que sé que las personas pasan por tu vida y se quedan para siempre o pasan de largo quedándose un instante fugaz o un largo periodo de tiempo. Es increíble cómo puede marcarte la vida alguien con el que solo has hablado una vez o has compartido un breve lapso de tiempo. Yo creo en esa magia que aparece cuando brota una palabra que te llega de una persona que no conoces. Ocurre.
Hay personas que se convierten en imprescindibles en tu recuerdo, o personas que pasan a estar en el podio de tu vida diaria. Que te aconsejan o te aconsejaron, que te escuchan o te escucharon, y que son capaces o lo fueron de tomar contacto contigo sin que haya ninguna connotación sexual en sus gestos, por mucho que la sexualidad parezca ineludible en la sociedad de ahora. 

Me ha gustado este libro. No es de autoayuda (o así lo dice el autor) aunque, al menos a mí, me ha ayudado a disfrutar de conceptos olvidados en el trajín de los días. Me gusta que se hable de la muerte abiertamente. Esta lectura me ha recordado a aquella entrada que escribí hace un par de años a cerca de uno de "mis amarillos", Mª Luisa.  (pincha aquí si quieres leerla). No me costó despedirme de ella, y sin embargo, es una de las muertes que más he sentido, y de las personas que más me ha enseñado. 

Hoy me voy a la cama con una sensación extraña. El mundo amarillo me ha tocado.


"Siempre he creído que las casualidades son subrayados, subrayados para que nos fijemos en algunas cosas"
Albert Espinosa

domingo, 12 de abril de 2015

Evitando el empalago.

El otro día hice galletas. Bueno, cookies con chips de chocolate con leche y chocolate blanco, que así parezco entendida y todo. Es curioso, porque realmente a mi no me parecía que estuvieran tan buenas, pero al llevarlas al trabajo volaron en segundos y todos comentaron que estaban muy ricas. 
Debo decir en defensa de mis papilas gustativas que había estado probando las galletas continuamente para ver el nivel de dulzura y el grado de cocción (lo que me llevó a descubrir que las galletas siempre están muy blandas cuando están calientes y se ponen crujientes conforme se enfrían).

Hablando sinceramente, creo que me empalagué. Igual que me empalago de estos apuntes que tengo al lado derecho de mi sofá y de la compañía de algunas personas. Es como si mis sentidos ya no pudieran captar más de lo que lo han hecho ya. Es un desbordamiento en toda regla. 

Si quieres que te diga la verdad, 'empalagar' es una palabra muy amable cuando me refiero a alguna de esas personas. Algunas cansan. Aburren. Hastían.
Sólo necesitas que dejen de empalagar, por eso de seguir siendo amable un domingo por la tardey no ponernos dramáticas. Que las personas somos muy dramáticas si nos lo proponemos.

Otras personas, sin embargo, nunca empachan los sentimientos ni los espacios, nunca sobran, nunca desbordan. Siempre existen ansias de compartir una conversación o una risa, un instante indeterminado de tu vida. 

No se si lo he dicho alguna vez, pero las personas no siempre tienen que quedarse en tu vida. Aunque algunas quieras que lo hagan y otras mandarlas a... Ejem... mejor seguir con la amabilidad dominical.

Buenas tardes. 

domingo, 5 de abril de 2015

Atropelladamente

Dormir. Despertarse y dejar de soñar. Coche. Ordenador. Correos. Desayuno. Un abrazo. Ciudad. Mi ciudad. Papeles y más papeles. Teléfono. Familia. Una sonrisa. Teléfono. Teléfono. Coche. Teléfono. Coche. Familia. Coche. Comida. Descanso. Organización. Estudio. Ducha. Cena. Lectura.

Buenas noches. 

martes, 17 de marzo de 2015

Vuelve a llover

Un tormentoso final que quizá esta vez no fuera sino el principio de una proposición de cambio. El poder sobre la vida, sobre la muerte. Es una sensación extrañamente conocida... Una bofetada que impacta con la realidad. La de aquel que puso la fuerza para cortar la cuerda que impedía a la gravedad realizar su trabajo. Sí, eso debe ser una purga.

Aún oye la hoja caer. La de él. Es culpa del de los ojos que miran tras la oscura tela. Todos lo dicen: Las patas de un elefante le pisan el esternón con la suavidad de una pluma, pero con todos sus kilos. Demasiados. Son muchos ya para soportarlos.

Pero no le había dado tiempo si quiera a observar el grotesco espectáculo. La muchedumbre había salido para escuchar la sentencia.

Era. Esa era su parte favorita.

Un hombre yace sobre el charco. Y sin embargo, el cadalso no está vacio: Hoy no habrá sermón en la plaza del pueblo.




Vuelve a llover.

 

domingo, 15 de marzo de 2015

Relatos Cortos: Malas compañías

Solo oía los ruidos de las cañerías cuando sonó el timbre. Una fuerza lo impulsó desde la cama hasta la entrada para abrir la puerta con todas las ganas que se le habían quitado. Su ojos, mitad esperanzados mitad llorosos, se abrían de par en par mientras la puerta dibujaba el cuarto de circunferencia en el suelo al abrirse y ofrecía un chirrido que ensordeció el bloque- en un momento fugaz pensó que tenía que lijarla para evitar tal estruendo-. Un señor enchaquetado y con un portafolios esperaba paciente en el umbral, regalando una sonrisa.

- Buenas tardes, disculpe que le interrumpa, soy de gas natural y... Oiga..!- oyó, pero ya no escuchaba nada.

Cerró la puerta con la misma dificultad que antes, pero con menos ganas. Se tumbó en la cama, cogió el móvil y al ir a lanzar un mensaje de evasión, sonó. Una llamada hacia la libertad, fuera de aquellas paredes que otra vez le recordaron que la soledad no pretendida es la peor compañía.

domingo, 22 de febrero de 2015

No me encanta nada.

Pues no me encanta que te vayas, sabes? No me encanta nada. Pero lo entiendo. Entiendo que es un mundo nuevo, con grandes oportunidades para aprender y para ser, para vivir aventuras y encontrarse en un mar de gente.

No me encanta que te vayas, ¿sabes? Pero lo entiendo. Que estos menesteres son importantes para el curriculum vital en tu treintena. Más tarde, es cierto, no lo harás. Es ahora el momento y vas a estar bien. Eso lo se.

Pero no me encanta que te vayas, la verdad te digo. Porque eres parte importante de mi vida, porque sí: ¡Soy egoísta y no me encanta que te vayas! Porque me gusta estar contigo y reírnos cara a cara, sin pixeles de por medio. Sin tener que quedar de manera virtual. Porque ya te echo de menos.

No me encanta que te vayas, pero en el fondo quiero que lo hagas. Porque podré conocer una cultura diferente cuando vaya a verte, pero en realidad solo vosotros sois los que se me perdéis allí y más de uno emprenderemos un viaje de veinte horas para conocer aquello, sí, pero sobre todo para daros un abrazo y estar con vosotros.

La verdad es que no me encanta que te vayas... Pero quiero que lo hagas porque tu lo quieres, porque lo queréis, porque estás feliz, porque te hace feliz y tu sitio esta con él. Y eso y solo eso es lo que yo más quiero para ti: que seas muy feliz alla donde estés.

No os vais solos. Os lleváis un pedacito de cada uno. No hace falta que os diga que aquí os estaremos esperando... Ni que te voy a echar mucho de menos. Pero aquí te esperaré, con los brazos abiertos y un chupito de tequila.

Os quiero catetis.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Relatos cortos: sarna con gusto

- ¡¡Dejadme!!- Gritaban sus ojos hundidos en las cuencas. Ojeras pastosas enmarcaban su mirada y el pestañeo de sus párpados tenía poco recorrido vertical.
Era un día cualquiera y se le estaba haciendo similar a una carrera de obstáculos para un parapléjico en silla de ruedas pequeñas y delgadas. Necesitaba un cigarro, encenderlo desnudo en el baño mientras se examinaba frente al espejo, delgado, echárselo al pecho y notar como el humo lo llenaba, el veneno lo invadía y lo mataba lentamente. Sigilosamente. 
Ese era su sino: un cuerpo indefenso ante el despecho de una industria, la química, que lo consumía desde dentro... Pero era su droga y no veía un mundo sin ella. Quizás lo dejara algún día, quizás... cuando las ruedas la silla fueran más grandes y robustas y la emoción de superar obstáculos ya no lo demacrara.

lunes, 26 de enero de 2015

Desacertadamente

O cómo meter figuradamente la pata. Es de sobra sabido el refrán que convierte al humano en un patán que tropieza más de una vez con la misma piedra. Todo esto en comparación y dolorosa contraposición a sus colegas, resto de seres vivos cuadrúpedos que, al parecer, lo hacen una vez y ésta les sirve para aprender la lección. 
Esto es tan simple, en la dialéctica coloquial humana, como no pensar lo que se dice, cosa que hoy en día, ya se ve en la tele, está a la moda, cual metralleta de palabras disparadas, parca en pensamientos. 
Y nos seguirá pasando el ser bocazas y el pasar a dibujar una mísera raya en la arena que volveremos a cruzar. Y nos seguirá pasando el decir un nunca más con la boca bien grande y por detrás un la ultima vez con la boquita de piñón. Y pasará que volveremos a tropezar y a veces a caer... Volviéndonos a levantar quien sabe si para volver a caer... Desacertadamente. 

sábado, 24 de enero de 2015

Cuéntame un cuento

Cuéntamelo. Dime que había una vez que nunca la hubo, pero cuéntamelo. Cuéntame el del rey desnudo, el del elefante con cadenas o el de las capas de cebolla. Cuéntame un cuento. Pero cuéntamelo. Dime de escaleras y agujeros, de pájaros con alas, de saltos al vacío. Cuéntame si quieres el de la buena pipa que nunca se acaba. Pero cuéntamelo. Dime que no comieron perdices para ser felices porque no les gustaban, que prefirieron arroz con sepia o pimientos rellenos. Cuéntame el cuento que prefieras. El del lindo remiendo azul y la puntilla de tul. El de la gallina fina, el gallo malayo y el pato zapato. Cuéntamelo. Ya sabes, el cuento que quieras cuéntamelo despacio, sin prisas, que quiero oírte. Cuéntamelo a tu ritmo, que yo lo sigo. Cuéntame el de la princesa y el guisante. Cuéntame si quieres también uno de terror, de dragones y monstruos, pero entonces déjame que te abrace. Anda, cuéntame un cuento.

Pero si no me lo quieres contar, dímelo también, porque así quizá entienda que debo dejar de pedirte que me cuentes un cuento.

lunes, 19 de enero de 2015

En busca de la felicidad

La vida es fugaz, pero es rara la persona que le ha cogido el punto de velocidad exacta a la que vivir. ¿Realmente la hay? Yo, por ejemplo, la vivo acelerada, teniendo por oro los minutos que van pasando y las horas, cuentas de un ábaco hecho con piedras preciosas. A veces soy muy feliz, otras menos, pero siempre tengo el reloj metido... No sé como explicarlo... En las entrañas ¡Me comen los nervios! Otras personas, sin embargo, viven la vida en el placer de la tranquilidad de quien sabe que el tiempo pasa, pero que todo llega temprano o, a lo más tardar, tarde. 

Hoy me han contando algo sobre cuando muere la gente. Yo he visto a gente morir, la he visto muerta y a punto de hacerlo. Pero cada vez comprendo más que la gente que vive puede estar muy muerta; y que si un niño puede entender que en cualquier momento todos podemos morir y entristecerse por ello (maravillosa la respuesta de la madre no diciendo un simple "cuando eres viejito"), es muy muy maravilloso que una madre sea capaz de darle la vuelta a la tortilla y hacerle entender que es por eso por lo que es importante intentar ser feliz cada día. Vivir cada día, lento o rápido, pero vivir buscando la felicidad. 

lunes, 12 de enero de 2015

Nuevos aires

Aunque el invierno aún no ha terminado (en realidad llevamos a penas veinte días) los días calientan más ahora que muchas primaveras sombrías. Los aires cambian y lo seguirán haciendo para llevar tu barco al puerto más cercano, pasando por pueblos pintorescos y parajes naturales, necesarios en toda travesía.

Puede que haya un compañero de viaje escondido en el camarote del fondo y que responde a la llamada de la melancolía. Pero ese no es problema alguno si te atreves a invitarlo a una botella de ron, como buen marinero que eres.

Vendrán marejadas. Pero tú sabes que el mar bravío siempre vuelve a la calma, quizás con algún mástil roto, sí. Nada imposible de arreglar, por otra parte, con una buena caja de herramientas y la santa paciencia de Job... No todo va a ser pescar atunes envidia de la misma Zahara costera. Lo verdaderamente emocionante es que ya, en esta nueva etapa de redes sumergidas en las profundidades del mar, seas capaz de tirar de ellas para ver tu cubierta repleta de manjares para tu paladar, mientras hueles la salitre y escuchas las olas rebotar en el casco. Eso sí, usa crema de manos para el trabajo manual, que la vida del pescador siempre deja cicatrices que terminan curtiendo las manos.