sábado, 26 de julio de 2014

Ana Y David

A horas de dar el Sí, quiero, debe haber en sus estómagos una mezcla de comida (la que haya entrado) y nervios. Pocas parejas viven a los treinta la pasión de los quince con el amor y el respeto de los cuarenta.
Debe ser porque la vida les ha hecho felices, pero también los ha hecho partícipes de distancias y debates vitales con cirujanos de por medio; y eso, amigos, da madurez y solidez a la relación.

No me cabe duda que hoy lo pasaréis (pasaremos) bien. Que hoy brillarán esas sonrisas a las que nos tenéis acostumbrados más que nunca. Porque vosotros sabéis lo que es disfrutar del día a día. Y hoy es vuestro día...

Feliz día, feliz vida.

Medicina del mundo

Besos sinceros, bonitos, besos de amor y amistad, de cariño o compromiso, de saludo, de triste despedida o confusos hasta luegos. Besos a medias, besos enteros, largos besos con recovecos y besos fugaces, robados, inquietos en los labios del que quiere besar, pacientes besos y apasionados. Besos de madre, de hermano, besos de alivio y de celebración, de tonteo, de juego de la botella y tercer compañero al atrevimiento y la verdad. 

Besos. Besos. Besos. 

XXX




viernes, 25 de julio de 2014

La profesión más bonita del mundo. No se admiten réplicas.

Me he tenido que levantar. Lo juro. No he podido resistirme. Flechada me he venido al ordenador llorando como casi nunca por la felicidad que me produce ser enfermera. Hoy lo he recordado al ver el documental "Ángeles Sin Alas", de la Unidad de Quemados del Hospital de la Paz de Madrid. (Para ver el vídeo, haz clic aquí)

Estoy llorando por corroborar que esos compañeros que están en los puestos sanitarios a lo largo de la geografía española, a pesar de los recortes y el sobretrabajo, rebosan humanidad. Y es verdad, hay compañeros que la monotonía o el cansancio les han podido y han perdido esa chispa que debieran tener. Pero puedo asegurar que esto que he visto en el documental, lo he vivido en cada lugar en el que he estado en mi paso por la Sanidad Pública.

Lloro porque me siento identificada con cada cosa que han dicho en ese vídeo de nueve minutos. Ese vídeo que me ha obligado a salir de la cama para escribir esto que me sale de dentro. Porque siempre quise ser enfermera para poder paliar sufrimiento, y NO, nunca, pero NUNCA, voy a acostumbrarme a ver la miseria humana; nunca, pero NUNCA, voy a mirar a otro lado si veo a alguien sangrar el cuerpo o el alma.

Quiero ser enfermera. Me gusta ser enfermera. Soy y seré enfermera. Hoy lo he vuelto a recordar en medio de esta oscuridad laboral en la que a veces me hallo. ¡Soy enfermera, joder!

Gracias, de corazón, a todos mis compañeros. En especial a esos que hacéis que esta profesión sea la más bonita del mundo:


Si puedes curar, cura. Si no puedes curar, alivia. Si no puedes aliviar, consuela. 

miércoles, 23 de julio de 2014

Eso que me apetece

Vuelve a ser de noche en la ciudad. Me he sentado en la terraza a dejar que mis dedos busquen palabras ocultas en las teclas del ordenador. No puedo dormir por varios motivos, aunque el más importante sea la presencia de uno de esos pensamientos que coquetean de oreja a oreja, esquivando ser resueltos escondiéndose tras las cuencas de los ojos. Eso y el puñetero cuello que se empeña en hacerme notar que estoy en una montaña rusa cuando lo que tengo en frente es el techo de la habitación. Al final tendré que hacer uso de la farmacia casera para relajar un poco la musculatura y poder dormir algo, aunque intento evitarlo a toda costa... ya se sabe: en casa de herrero, cuchara de palo. 

Se adivinan a lo lejos al menos cinco o seis cantos de grillos y un ladrido de algún perrillo que no le gusta lo que ha oído, olido o visto. A pesar de no ser demasiado silenciosa, la verdad es que la noche al aire libre está apacible, para echar un colchón en la terraza y dormirse viendo las estrellas si la contaminación lumínica lo permitiera. 

Este año no me pierdo las Lágrimas de San Lorenzo. Llevo muchos veranos queriendo ir sin encontrar plan, pero esta vez me voy aunque sea sola. Serán un par de noches cortas para observar decenas de estrellas fugaces, y esa ya es bastante compañía. Me avituallaré con una sudadera ancha, un par de mantas (una para el suelo y otra por si me entra fresco, que soy muy friolera) y unos buenos calcetines e iré en busca de la zona más oscura para poder ver luz en un Agosto que, parece, se presenta complicado. Será una buena terapia antiestrés o un buen enlace entre días de trabajo. Lo único que se es que me apetece, y ha llegado un punto en mi vida en que me apetece hacer... sencillamente lo que me apetece. 

Hemingway


Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.  
Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso cuando no lo intento. 
Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta que de todos modos opinan. 
Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo. 
Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer. 
Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras. 
Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo. 
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia. 
Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo. 
Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día. 
Temía al pasado, hasta que comprendí que es sólo mi proyección mental y ya no puede herirme más. 
Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella. 
Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar. 

Hagamos que nuestras vidas cada día tengan mas vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final siempre hay algo más. Hay que vivir ligero porque el tiempo de morir está fijado. 


Ernest Hemingway 

martes, 22 de julio de 2014

Caminata

Hoy he madrugado. Bueno, casi todos los días lo hago aunque no tenga que trabajar. Parece que el despertador está en las persianas de mis ojos, que se levantan con arte con un mínimo rayo de sol que asome por las rendijitas de mi ventana.

Hoy he madrugado y me he puesto unos leggins, una camiseta deportiva y unos botines con calcetines tobilleros y me he ido a andar. 

He respirado de la mañana. He respirado frío. He respirado de la naturaleza que a pocos minutos encuentro pasando la Fuente de Ocho Caños de mi ciudad natal. Y lo he hecho sin más música que la de los cantos de los pajarillos en verano. Memorizando el camino que tenía por delante y cerrando los ojos he respirado profundo. 

Y luego, sin más compañía que los olivos del camino, no he tenido más remedio que sentarme a ver pasar la vida.  

lunes, 21 de julio de 2014

Volarás

He soñado que volaba. Era tan... ¿real? Me sentía libre, con todos los tópicos que pueden existir a cerca de volar. Todos, toditos los he sentido en mis carnes. Volaba como Wendy voló la primera vez con Peter Pan, con aquel camisón y los brazos en cruz, sin importar que Nala quedara dando aletazos con sus orejas y esa cofia extraña que le pusieron en la versión de Disney. Volaba sin cadenas, sin preocupaciones, con la mente en blanco... solo el aire me sacaba de mi éxtasis para llevarme a otro besándome la cara y meciéndome el cabello, cruzando nubes y sintiendo la fría humedad meterse entre la camiseta ancha con la que hoy he dormido. No había nada más que el cielo y yo, con un campo de trigo haciendo de espectador de lujo y un sol que no quemaba, sino que me acariciaba meloso con sus rayos.

Ojalá tengas un sueño como este. Ojalá esa libertad se haga realidad.

Yo no quería despertar. 

domingo, 20 de julio de 2014

Cactácea

El mito literario de las rosas con espinas, frágil a la vez que agresivas, preciosas pero con sus espinas, tienen su similitud menos romántica con las plantas cactáceas, más comúnmente conocidas como cactus.

Los cactus también deberían tener su aquel en el mundo de la poesía, lo que pasa es que digo yo que derivaría el poema en un estado un poco más belicoso que las delicadas rosáceas por eso de tener tanas espinas. A ver... a mi me gustan los cactus, a pesar de caerme en un pencal una tarde de verano con mis trece años y un bikini como única prenda superior. Ya os podéis imaginar como quedó mi lado derecho del torso y brazo... el cactus parecía yo, además de varios hilitos de sangre que pude quitarme una vez llegado a mi destino, y bicicleta en camino, estuve quitándome espinas haciendo equilibrio y durante varios días después. 
Pero a lo que iba que me ando por las ramas y me pierdo entre tanta anécdota adolescente. Me gustan porque son unas plantas olvidadas, pero muy agradecidas. Son el "no me des casi nada a cambio que te saco una flor de la manga" de las plantas, eso entre espina y espina. Un poquito de agua cuando te acuerdas y allá que van creciendo. Un clima horroroso a su alrededor y ahí que sigue en su tierra y sin mover una ápice. Le pegas un tajo en el tallo, y en vez de quejarse te dan agua (ojo, algunas es verdad que son una mijita más cabroncetas y son venenosas...) Si te pinchas es porque te has acercado a donde no debes, porque si la tocas en un sitio libre, es suave, frío y agradable al tacto. 

Señores escritores... no vean solo las espinas en el cactus. El cactus es mucho más, es un ejemplo más de que todo aquel que muestra una imagen dura, combativa y provocadora suele tener en su interior algo positivo. Probablemente la vida no lo trató bien y, con poco que le des, es capaz de ofrecerte una de las cosas más maravillosas que hay en el mundo: Una flor.

Eso sí... tened cuidado: Algunos, por mucho que le des, nacieron venenosos y sin antídoto. 


Sombras Chinescas

La gran mayoría de la humanidad vive en grandes o pequeños pueblos y ciudades donde la cadencia de la mentira vuela por el ambiente más urbanita al más rural, siendo éste decreciente por lo general a menor densidad.

Es como un juego de sombras chinescas, ves la proyección de unas manos sobre una pared plana que emulan elementos, personajes y animales que sabes que no existen, pero que son reales en la ficción, graciosos, agradables de ver y por supuesto admirables en cuanto a la destreza del autor... Pero no dejan de ser manipulaciones, como el mago que deleita a los presentes sacando un conejo de la chistera: un truco impresionante y ovacionable, pero un truco al fin y al cabo.

Y así estamos... con trucos por todos lados, manipulados por los que mueven los hilos en este teatro que es la vida. 
O al menos eso intentan... El caso es que podemos ser nosotros los que hagamos de la vida un espectáculo a nuestra manera. 

Quién sabe si esta vez, es el conejo quien proyecta una buena sombra. 


viernes, 18 de julio de 2014

Días de Verano

Calurosos, asfixiantes, rítmicos en el sopor de tardes de Tour de Francia y ventiladores a revienta calderas en lugares sin playa ni piscina. Hoy no es un día de esos. Se ha levantado fresco, nublado, venteando las callejuelas de un centro de pueblo que, hoy sí, tiene más vida.

Es... Como una señal, un respiro en mitad de días insoportablemente cargados de termómetros ascendentes y malas noticias internacionales, nacionales y provinciales; cargados de rebanamientos de sesos, retos mentales, y aguante laboral. Un respiro al día a día de este extraño verano. De un verano sin vacaciones.

viernes, 4 de julio de 2014

Rey

La ley del más fuerte se suele imponer en la selva, y normalmente el más fuerte es el León y por algo lo llaman Rey.

Hay muchos tipos de reyes, pero uno en concreto (el déspota, el desconfiado, el bipolar, el falso) no tiene cabida en realidad en el reino animal. Porque puede parecer el más fuerte, pero no lo es. Porque no podría con todos a la vez. Y puede parecer el más listo sin ser el más alto, el más controlador sin ser el más ancho. Pero no. Ni es listo, ni controla bien a sus leoncitos enrejados, enojados y embarbascados en cotilleos. Verde envidia que corroe a las mentes inquietas e inseguras. Qué pena. Con lo que podría ser su reino y no será.

Muchos tipos de reyes. Pero su ecuación esta vez está clara en resultado, no ya en tiempo ni espera:

Rey sin leal vasallaje = Rey abocado a la rebelión selvática

Entonces será un Rey sin cetro con el que gobernar, sin manto bajo el que cobijarse, sin trono sobre el que gobernar, sin corona bajo la que dirigir, sin reino con el que compartir el trigo que sembró en un campo de Sol y que se convierte en maleza por donde pisa.

Un pobre Rey.