domingo, 28 de septiembre de 2014

Escribe

¿Cuándo el cielo decidió abrirse dando paso a un sol de justicia frente a las nubes de algodón? Esa parte me la perdí ayer enrollada en la manta de mi habitación, con un suspiro y un vaso con batido de chocolate con sabor a gloria que hacían las veces de acompañantes pacientes. 
Y suena el timbre y cambia la melodía. Cambia el espacio, cambia el olor que flota, las ojeras desaparecen y la tarde se vuelve espectadora de escenas cariñosas entre cómplices silencios. 
Y suena una risa. Y sobreviene un llanto. Pero todo vale, porque todo hace pensar que el otoño lluvioso dará de si cadenas rotas. Libros abiertos esperando ser escritos. Lazos de libertad. 

domingo, 7 de septiembre de 2014

Lluvia sana

Estoy tumbada en el sofá, abrazando con mi cuerpo a una de las mejores amigas que me acompañan en los momentos de soledad: mi guitarra. He parado de chapurrearla (no me atreveré a decir nunca que se cómo tocarla) porque ha empezado a entrar por el balcón el olor a tierra mojada del chispeo de septiembre. Lo he abierto de par en par y he retirado las cortinas. Me gusta ese olor y esta oscuridad de las nubes tapando el sol. Hoy me gusta, porque espero a un avión que me lleve a un lugar que mis pies nunca han pisado, y eso siempre me pone nerviosa... Radicalmente opuesto a lo que me transmite esa amalgama de sensaciones para mis sentidos del olor de la lluvia, su tacto húmedo y el sonido de las gotas por las que he cambiado las cuerdas de mi guitarra. 

Cierros los ojos y disfruto. 
 

sábado, 6 de septiembre de 2014

Shhhhh

La nada del sonido a veces encierra el todo de los sentimientos. Un silencio acompañado de un gesto puede resultar más esclarecedor que cualquier sonido articulado por un hombre. 

En una conversación puede ser falta de ideas y argumentos, culpabilidad, derrota. Pero también respeto, evitación de una confronta u otorgar la verdad. 

El silencio puede ser tu mejor aliado cuando las que brotan son las lágrimas en vez de las palabras, por que a veces va acompañado del nudo en la garganta. Pero también puede ser tu peor enemigo cuando vas perdiendo en la batalla dialéctica. 

Lo que es cierto es que el silencio de los sentimientos, casi siempre, busca su hueco y se instaura. Y casi nunca debes romperlo con la estridencia de la palabra. 

Ya lo dijo Alejandro Dumas... "Para toda clase de males hay dos remedios: el tiempo y el silencio".

Así pues... Shhhhhh....!!!


jueves, 4 de septiembre de 2014

Zona segura

Todos tenemos una zona a la que podríamos llamar "zona segura". Esa en la cual te sientes intocable, con protección total o parcial del miedo real que acecha a tu mente, aunque este miedo venga de algo imaginario. Puede ser un lugar, una acción, una persona o una conversación. Al fin y al cabo, un elemento que va haciéndote más fuerte hasta que parece que no lo necesitas... Pero quieto, no finjas, no la vendas, no la desprecies, no la tires olvidada en el rincón... Esa zona volverá a hacerte falta. Es ley de vida, mar de sufrimientos con pequeñas islas paradisiacas de palmeras cocoteras con aroma a vacaciones. Aunque sean mentales.

Que no es poco.