domingo, 12 de enero de 2014

Relatos cortos

*** [...] Cuantas veces te vi reir brotó un volcán de chocolate en algún lugar que nos quisimos comer sin importarnos mancharnos las manos. Cuando te vi mirar al futuro en compañía, fue de anís el río que embriagó el plan perfecto. Cuando tuviste mirada ojerosa, los girasoles del campo le volvieron la cara al sol porque se enojaron... No querían tu ceño fruncido. Cuando te escuché soñar en voz alta pude sentir lo que tú, las nubes ante ti rozando tu cabello ondulado. Cuando fue una lágrima la que recorrió tu mejilla, mi corazón simplemente se paró, pero cuando te ví vivir, yo amé la vida.

Ahora no te veo reir, ni mirar ni ver. No veo ni tus ojos ni tu mirada, ni una lágrima ni tus mejillas sonrosadas por un piropo mientras escondes en tu media sonrisa un "Te quiero". No escucho tus sueños salidos de tus labios y veo, eso sí, que esa vida se ha congelado en medio del invierno. Pero este corazón late aun por lo que sintió y desea volver a verte reir, mirar, soñar, vivir... Y espera paciente un momento, tu momento, para poder volver a querer como una vez lo hizo, como lo hace en realidad hoy en las sombras, aguardando el momento para derretir el invierno del mundo y llegar al paraíso mutuo, calmado, cálido, eterno... Para poder amar la vida, tu vida, la mía. ***

 

viernes, 10 de enero de 2014

En soledad

Derramaba el café goteante de su cucharilla deliberadamente en el paño blanco de cocina que hacía las veces de mantel. Iba dibujando con manchas marrones lo que parecía tinta en un papel arrugado, salida de una estilográfica Parker 45 de los años sesenta. Los sesenta... Qué tiempo tan feliz. Toda época pasada fue mejor, se decía.

Pensaba aún en el día que la muerte de Monroe conmocionó al mundo entero. Marilyn había marcado una etapa en su adolescencia temprana, al igual que la mayor parte de la música de su vida había salido de esa década prodigiosa.

Suena el teléfono. No lo coge. La válvula de la olla ha empezado a girar en la cocina. Son las dos y diecisiete. Tiene media hora más para seguir observando las gotas de café tardío mezclado con melancolía, hasta que el Lg Optimus le marque con la alarma el momento de retirar el guiso de la vitrocerámica. No le hace gracia tener que cocinar, no es de sus tareas favoritas. Podría ponerse a planchar, piensa. Planchar no le pesa.

Suena de nuevo el inalámbrico, se levanta con gesto airado y antes de descolgar parece escupir una palabra malsonante mientras se dirige a la ventana abierta. Al cabo de poco, la expresión sombría le cambia. Al final, un simple acto es capaz de cambiar su ánimo. Sopla una brisa que se cuela a través de la cortina y le roza las ojeras. El día se torna soleado y huele como nunca a comida, a nubes, a yerba fresca recién cortada del jardín de su calle. Puede que no sea la mejor etapa, pero hoy, por sus narices, no habrá lugar para los malditos.

 

sábado, 4 de enero de 2014

No dejes de soñar

"Cuando preguntes el porqué, comienza por pensar el ti. Cuando te olvides otra vez, empieza por quererte a ti y cuéntame (puedes contar conmigo a cada paso), escúchame, te escucharé... Porque la vida tuya es y siempre tienes que luchar. Y a veces tienes que perder para luego poder ganar, para sentir, para vivir, para soñar..."




Un aplauso al que escribió esto.