Sonrisa permanente en una cara con mirada picarona... palabras, frases y chistes con ese arte que sólo los que compartimos algún ratillo contigo somos capaces de dimensionar. Artista donde los haya, pero arte de verdad, ARTE con mayúsculas.
Te fuiste un raro viernes de diciembre, por soleado en medio de tanta borrasca. Lo hiciste sin previo aviso, y nos cogiste a todos con los regalos navideños a medio comprar y pensando en acompañar al Betis, tu Betis, con el corazón hasta Tenerife ese mismo sábado. El día de tu adiós, sin embargo, fue lluvioso como lo estaba siendo el invierno, en todos los sentidos. Diluvió en los ojos que veían cómo te marchabas de nuestro lado, igual que caían litros y litros de agua afuera. Cómo llovió esa tarde... Nadie lo esperaba y fue más difícil de asumir, ya ves.
Aun hoy no entiendo qué pasó, a pesar de que pedí explicaciones y me hice mis croquis en mi cabeza. Pensándolo mejor creo que lo que no entiendo es porqué tuvo que pasar. Simplemente la palabra "accidente" tomó otra relevancia en mi diccionario.
Fue mucha gente a despedirse y no me extraña, la sala estaba llena porque grabaste en piedra tu alegría, tu amabilidad y tu picardía en cada uno de nosotros. Eras grande. Esa tarde nadie escuchó los goles que tú debías escuchar, como cada fin de semana. La verdad es que ganamos y algunos dijeron que eras tú desde el cuarto anillo que arreó a los jugadores para estar más cerquita de primera. Lo quise creer, de verdad, para que doliera menos. Yo no creo en estas cosas y mírame un año después escribiéndote, pensando que no sabrás nunca qué expresan estas palabras o qué sentimos los que nos quedamos aquí. Qué tontería, pero aun hoy me hace falta dirigirme a ti para decirte, si existe una remota posibilidad de que me escuches, que los que seguimos en esta perra vida, los que luchamos por seguir viviéndola lo mejor posible no nos olvidamos de ti. Supongo que, como muchos, en el fondo me resisto a decirte realmente adiós... Sigues siendo grande en mi recuerdo, y se me escapa una sonrisa cada vez que me acuerdo de ese viaje a Santander. Sólo me queda despedirme un año después de ti, de verdad. Y valgan estas palabras como pequeño homenaje, por lo que fuiste y por cómo eras, por todo lo que nos aportaste, porque es difícil dejar una huella imborrable en tantas personas en poco tiempo a lo largo de gran parte de la geografía española y por supuesto en Sevilla... Sigues siendo grande en nuestro recuerdo, después de todo y como dijo Cicerón, "la vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos".
Hasta siempre Juan Carlos; hasta siempre, amigo.