domingo, 13 de septiembre de 2015

Playa de septiembre.

Me suele gustar estar en la playa. Hace años que no voy tanto como me gustaría por diversos motivos, pero lo cierto es que la playa me gusta más en septiembre que en julio, y más en invierno que en verano como norma general. La paz que me transmite el romper de las olas en la orilla, por tópico que parezca, me parece más placentero que el griterío incesante de la gente que la disfruta tostándose al sol. 

Hoy he ido a la playa con una buena amiga. Hemos llevado sillas y unos pareos y nos hemos perdido en medio esas conversaciones que no se olvidan. He pensado, así de repente, que ser capaces de expresarnos es el mayor regalo que la vida ha podido darnos, y que no hay nada tan triste como una persona que no sepa hacerlo, que parezca un ente robotizada más que un humano pensante y con sentimientos. 

Luego han venido el silencio y las miradas al infinito. 

viernes, 11 de septiembre de 2015

Yo

Yo no siempre soy un azul cristalino de sonrisas infinitas y verdades absolutas, a veces se tiñe de melancolía. Soy a veces un rosa pálido con tacto de seda en el pétalo de una flor. Soy la transparente imagen deformada en la gota de rocío del parabrisas de un coche. Soy el blanco que se tiende en las cuerdas de un tendedero y el negro oscurecer de una noche sin luna, el verde de la hierba fresca y del húmedo musgo, el amarillo estresado y el luminoso rayo de sol, el rojo de la sangre que brota de la herida profunda y el de la cereza de la merienda.

Soy la mezcla de colores de un arco iris tras una llovizna y soy el charco que se forma en un socavón de carretera y que da de beber al gorrión. Soy alma, calma, cabeza y tempestad, todo junto y por separado, ganando a  ratos unos, a ratos ganando otros y sin embargo, a ratos, no se quien soy.

Y cuando esto pasa, no puedo dejar de pensar en una cosa: Sólo soy yo.