lunes, 27 de octubre de 2014

Agua y aceite. Crítica sanitaria a una gestión nefasta

Como agua y aceite. Así he visto como esta mañana aterrizaba el malagueño en su nuevo hábitat (ya veremos si llega a ser hogar) y se mezclaba en camilla con los compañeros en un porcentaje rozando al cero. Todos extrañados ante la nueva incorporación, miraban con recelo al nuevo y se preguntaban (los que su mente se lo permitia) qué venía a hacer allí. 

Si, cierto, no lleva ni doce horas en aquel lugar. Pero cuando las personas son tan diferentes y con tan distintas necesidades de atención es fácil acertar que ha habido un desacierto total en la elección de esa residencia. 

Vuelvo a acordarme del abordaje holístico de la enfermería, donde se integra al hombre como un ser bio-psico-social y me resbalan por las mejillas dos lagrimones que dejan paso a un río de desesperación por ver como la administración sanitaria o de asuntos sociales permite la ecatombe de mezclar en una misma residencia unos cincuenta deficientes mentales y/o con secuelas post-ictus con un tetraplejico menor de la treintena cuya única arma es su mente y su palabra. El grupo impone sus gritos, sus golpes y las mil y una atenciones que merecen por parte de un equipo multidisciplinar que atienden una gran parte psiquiátrica. El individuo, a parte de nuevo, con necesidades totalmente distintas, que pasan por realizarle todas y cada una de las actividades de la vida diaria, cuidados de asepsia a la  traqueotomia que posee, especial atención a las posibles afecciones respiratorias por retención de secresiones  y... ¿Y luego qué? ¿Dejarlo en el olvido? Qué forma de matar la parte más importante que mantiene a esa persona cuerda dentro de un cuerpo que ya no le responde. Los sanitarios que están allí seguro que le intentan dar todo lo que este en su mano, pero los recursos personales son los que son. Y el centro esta especializado en lo que está. No es un lugar para un tetraplejico con sección medular en C3 (lo que hace que necesite un ventilador para ayudarlo a respirar). 

Me pregunto quien fue la persona que hizo posible un traslado a cientos de kilómetros de un chaval, para alejarlo de su familia, y encerrarlo en un lugar donde  sólo podrá charlar el tiempo que pase con las personas que trabajan allí... Visto que los residentes en su inmensa mayoría carecen de las habilidades sociales para poder entablar una conversación. Y con los trabajadores, esto sólo pasará mientras tengan tiempo para charlar. Que dudo que sea mucho. 

Me pregunto quien fue esa persona. 
No suelo desearle mal a nadie aunque meta la pata. 

Pero la verdad es que sí que me sale insultarle: Maldito hijo de la gran puta. 

martes, 21 de octubre de 2014

Estudio

Letras, fórmulas, guiones, palabras y más palabras que forman frases para el entendimiento de la materia prima.

Qué dura es la vida del estudiante cuando el aprendizaje es el destino único y continuo. 


viernes, 17 de octubre de 2014

Relatos cortos: Helados

En la vitrina, decenas de colores hechizaban los ojos a una cuarta de la barra de la heladería. El chocolate era su preferido. Siempre lo pedía: una tarrina mediana de chocolate. 
Un día, sus ojos dejaron de posarse en el marrón del cacao para bucear por el rosa de la fresa, el azul del pitufo, el blanco con motitas de la stracciatella o el claro amarillo del limón. 
- Hoy la voy a pedir de cookies y yogur- se dijo un día. 
Y estaba buena. Pero echaba de menos el chocolate.
- Hoy me apetece de melón con crema de leche.
Y estaba exquisita. Pero echaba de menos el chocolate.
- Hoy me la voy a pedir de chocolate y kinder bueno.
Y estaba magnífica. Pero se arrepentía de esa otra mitad que no era chocolate.

La variedad era maravillosa, había catado  colores, sabores y la cremosa textura que se derretía lengua a través... Pero ninguno le interesaba tanto como el chocolate...Porque, sinceramente, no era helado de chocolate. 

Y así pasó los años embargando su paladar a un solo sabor... Con la ventaja de saber que ese, y no otro, era su sabor favorito. Por los siglos de los siglos. 

domingo, 12 de octubre de 2014

No te equivoques

No te equivoques. Tú crees que con las sonrisas guasonas y provocativas consigues tu propósito final de fastidiar al que tienes al lado. Y quizás consigas una tormenta interna de rayos y truenos. Pero el tiempo pone todo en su lugar, basta con tener un poco más de la paciencia finita y fiereza al defender en lo que se cree, como la que tenía en el corazón la Dama de Hierro. 

No, no te equivoques. Porque tú crees que los bombones compran oro y grana, piensas que compran felicidad, palmas, y risas. Pero la felicidad no se compra. Se trabaja, se hace con saber hacer, no sólo con estar bailando alrededor de una hoguera como un fantasma en la noche de San Juan. 

No te equivoques. Porque el final del camino lo eliges tu. Igual que elegiste el propio camino y las salidas del mismo. Aquellas que concurren en una serie de actitudes que no llevan a mayor lugar que al fracaso personal. 

No lo hagas. Aún estas a tiempo de rectificar.

Escucha: No te equivoques. 

martes, 7 de octubre de 2014

Relatos cortos: Fugitivo

El sonido del látigo debió despertarme de la inconsciencia de mi estado. Aún me hallaba aletargado por el dolor que me envolvía cuando la puerta se abrió. El olor a humedad era tan intenso que juraría tener un musgo tapando mis senos nasales, y una leve luz al final de la habitación me decía que la noche ya había pasado sobre aquel maldito lugar.

Sólo esperaba la hora en la que el sol pudiera calentar lo suficiente como para hacer que mis huesos no temblaran en un baile entre el miedo y el frío. Con calidez siempre se piensa mejor. Se siente mejor. Se está mejor. 

Aún no, aún hay frío. El vaho asciende hasta que desaparece. Y tomo por aliada la inconsciencia, que la paz me embriague como el licor más preciado del mueble bar de un vejestorio sin más pretensiones que la de vivir sólo un día más.