jueves, 22 de agosto de 2013

Verano


Para muchos, verano es sinónimo de playa. Yo no lo tengo tan claro, vistos mis veranos desde que me vi inmersa en la vida laboral (es lo que tenemos los sanitarios... ¡que no solemos tener verano!)

Esta vez, sí lo tendré. Y busco la tranquilidad de la brisa de la costa gaditana, con todos sus ingredientes... a saber, descanso, comida y compañía deseada, aderezado todo con sol, agua y un buen libro. Y pasear... Me encanta pasear por la orilla, porque un paseo por la playa puede traer muchas cosas: Desde el rojo crustáceo en la piel de los hombros indebidamente protegidos con ungüentos anti-UV hasta la sensación de frescor de la arena mojada bajo tus pies desnudos, contorneándose a través de ellos por la corriente del ir y venir de las olas, el olor a salitre en tu nariz, el sol acariciando (o pegando) en tu mejilla, un chapuzón para refrescarte en un momento dado y una conversación sincera con la costa primero a izquierdas o derechas y viceversa... pero lo que más me gusta, lo que hace que me decida por andar y andar en vez de quedarme tumbada y realizar aquello del vuelta y vuelta, es lo que hay ante mis ojos: colores fríos, cian del mar y del cielo; y cálidos, tierra de la arena y melocotón y dorado-sol reflejado en la piel tostada de aquellos que disfrutan de la naturaleza compartida y del mar angosto, sublime, eterno...


Disfrutad del verano, ¡que se acaba!

sábado, 17 de agosto de 2013

17 de Agosto

Otro año más, el diecisiete de agosto hallegado en medio de un calor abrasador... ¡Y también a principio de mis muy esperadas vacaciones! Pero eso no es lo importante. Lo importante hoy eres tú: hoy eres trescientos sesenta y seis (que el año pasado fue bisiesto, no lo olvides) días más sabia, un año mejor, como los vinos… los buenos vinos.

Ya te lo dije en más de una ocasión; eres una persona especial y como tal mereces un día especial, con su felicitación especial y su regalo especial. Porque este es tu día, y la protagonista eres tú.

Por eso hoy quiero desearte felicidades, felicidad en (y a tu) familia, felicidad en tu trabajo, salud y compañía, y que soples las velas de tu tarta de esperanza, con la ilusión de que el nuevo año que comienzas a vivir te colme de buenos momentos con los tuyos, risas, alegrías y fuerza para algún mal momento, que siempre hay alguno… no puedo engañarte, ya sabes que se me da mal mentirte.

Hoy quiero decirte y expresarte la alegría tan grande que siento al sentirme parte de tu vida. Y desearte otra cosa: que sigas paseando tu existencia con arte por este mundo muchos más años (felices) al lado de tu gente ...y que yo los vea sentada, cerquita tuya.

Ahora párate, respira, tómate tu tiempo y piensa qué es lo que quieres: pide con el corazón y hazlo con los ojos cerrados, coge todo el aire que puedas y sopla con fuerza las velas...

Lucha por tus sueños, por hacer realidad tus deseos... el mío para ti es la mayor de las felicidades... Una Felicidad total y absoluta.


miércoles, 14 de agosto de 2013

Amigos en la adversidad

Pasa a veces que el día se levanta graciosillo. Se te quema la tostada, el café se derrama y finalmente te manchas esos vaqueros que habías justo recogido del tendedero, limpios, con olor a suavizante ya mezclados con el del desayuno. Encima te has quemado la pierna... y para colmo llegas tarde.

Tráfico, ruidos, gritos, estrés... una auténtica locura en los recovecos de tu cabeza. Pero ahí está. Ese amigo en la adversidad capaz de sacarte una sonrisa y un "stop" en la mente inquieta. Hace poco leí a una bloguera (a la que sigo habitualmente) que llamaba a esas personas, amigos salmones: "No reparan en regalarte su tiempo, su espacio, sus momentos de ocio para ayudarte a remontar el río. Son amigos salmones, van a contracorriente, da igual lo que tengan que hacer, ahí están, como las hojas perennes de los árboles"

Y tiene más razón que un santo. Yo le copio la idea y de nuevo doy las gracias a esos amigos salmones que decía Miércoles en su blog (Si queréis leer su blog, pinchad aquí ), porque esos amigos en la adversidad son seres extraordinarios, que nos eligen y a quienes elegimos, y que la vida puso en nuestro camino en algún momento para que cuidasen de nosotros en las aguas más bajas.

domingo, 11 de agosto de 2013

Diálogos borreguiles

Los borregos son seres adorables desde que una conocida marca de suavizante los hizo partícipe de su imagen y anuncios televisivos para representar la suavidad y la ternura. Pero oye, el campo de dichos bichejos llega hasta límites insospechados. Tanto es así que si decimos que una persona es un borrego, no nos referimos a que es sedoso, delicado o exquisito... sino que se deja llevar fácilmente por otros capitanes en sus barcos, igual hacia aguas más oscuras y profundas: el borreguito agacha sus orejillas y se deja llevar por la marea.

Hoy, me voy a dedicar a definir una conversación entre borregos. Porque, amigos, una buena conversación y un buen conversador no es fácil de encontrar, hay que tener muchos aspectos en cuenta para que no se deje nada en el tintero y no pase la eterna premisa de que las palabras se las lleva el viento.


La conversación entre borregos es aquella en la que se dicen muchas cosas, interesantes o no, pero no llegan a buen puerto. Simplemente ambos interlocutores pierden el inter-és y se quedan sólo en locutores (sí, hoy me he levantado ocurrente). Vaya, más claro, que hablar por los codos se les da bien, pero deberían limpiarse las orejas y conductos auditivos para poder escuchar (que no oir) lo que dice el otro y así poder llegar a una conversación entre seres humanos... no ser una amalgama de berreos entre borregos sin lana. 

lunes, 5 de agosto de 2013

Personajes IX

Fui feliz en mi infancia. El colegio nunca me pesó (aunque tampoco me gustó demasiado) y siempre fui considerada como una niña bien por profesores y compañeros.

Cuando acababa la jornada partida en el colegio a eso de las cinco de la tarde, a pocos minutos andando, los niños íbamos en busca de nuestras madres: costureras de ocasión para una cofradía utrerana. Siempre la llamamos "la hermandad", tal cual.

Siempre, al llegar, nos íbamos al almacén viejo para ver series de dibujos animados en un viejo televisor en blanco y negro que nos arregló el manitas de la hermandad. Y, una vez hechos los deberes y tomada la merienda en cuestión, llegaba el momento de los juegos. El "piedra, papel y tijeras" era de los preferidos, subiendo escalones por cada punto ganado. Los juegos en la vieja escalera de madera, el elástico y la cuerda eran el día a día y los hockeys improvisados con escobones y tapones de lejía, y las partiditas al fútbol con cabeza de muñeca (sólo una vez, que yo recuerde) siguen siendo recuerdos frescos en mi memoria.

María Jesús, Juan Carlos y Elena; Ana Belén y Juan Manuel; Jesús, Juan Enrique y María Jesús y Rocío; y de vez en cuando los Melero; junto con mis hermanos, Isabel, Antonio y una servidora. Los niños de la hermandad.

Algunos siguen siendo amigos (nos vemos demasiado poco, lo sé), otros, para qué negarlo, sólo conocidos a los que guardo gran cariño. Esos años de juegos de almacén no los olvidaré jamás.

Este personajes va para mis compañeros de juegos en los años más felices de mi infancia, para esas personas que, aun teniendo pocas ocasiones para vernos, siguen siendo para mí hermanos no carnales, pero hermanos al fin y al cabo, y para esos padres que nos dieron la oportunidad de tener esos días en los que reímos y lloramos, nos peleamos y nos reconciliamos, pero sobretodo, nos conocimos y nos quisimos, sentando las bases de lo que hoy somos: hombres y mujeres hechos y derechos... Los (antiguos) niños de la hermandad.