viernes, 26 de marzo de 2021

NIDO

He empezado no se ya cuantas veces esto que escribo. Corren mis dedos por la superficie de la pantalla como alma que lleva el diablo, raudos, sin control pero con cadencia de nervio puro. 
Son sólo dos los que se encargan de pulsar las letras. Dos como agujas, pinchando el teclado  y hundiéndose en mi piel. Dos que se confunden y rectifican, que escriben y borran para interponer otra palabra, otra frase, otra idea. Dos que quieren en realidad contar usando los otros ocho y los diez de abajo también. Por que quema, porque aquello revolotea sin ser ya pájaros en la cabeza si no más bien pájaros haciendo nido. Nido seguro, nido cálido, nido pequeño pero sabroso, dócil, tranquilo pero sin pausa, expuesto a mil ojos y a la vez, fortaleza infranqueable vacía de explicaciones. 

Nido mío, y de lo mío sin posesiones ni posesivos. 
Pero mi nido. 

domingo, 14 de marzo de 2021

Un año después.

Un año me parece tiempo suficiente para haber aprendido. 
Hace un año, empecé de nuevo una etapa en pediatría que aún me dura, y comenzó a la vez que se comenzaba el confinamiento para detener los contagios ser un virus que parecía sacado de una película distópica. 
Hoy, un año después, hemos aprendido muchas cosas y otras, que se supone interiorizadas, muchos las pasan por alto por negacionismo, incultura o idiotismo. 
Las vacunas llegaron pero aún no a mucha población, y yo, un año después, sigo en el mismo sitio, con la cabeza puesta en otras metas, otras vivencias y miedo, bastante miedo a lo desconocido, que no es poco. 
Quiero a mi familia, quiero a mi gente, a mi profesión. Ojalá en un año volvamos a vernos de nuevo en este blog para decir que todo acabó, y que mi familia está bien, mi gente sana y mi profesión está a salvo de recortes de la crisis que ya hay y que estará. 

Y mientras llega el día en el que de verdad nos podamos relajar, cuidad de los nuestros y de nosotros.