Me acordé que yo suelo hacer algo parecido y, bueno, el resultado es similar, desde luego. ¿Quién iba a pensar en un futuro así? Yo presentía que iba a ser un buen año y, sinceramente, ha ido en un fifty-fifty entre lo negativo y lo positivo, en un baile contínuo de piruetas emocionales.
Queda poco más de un mes para acabarlo y soy incapaz de saber si me acordaré de lo bueno que me ha pasado cuando vayan sumando los años. Por eso, hoy escribo esto, para recordarme que lo bueno también pasó, para no dejar que el dolor lo borre. Y lo maravilloso es que todo lo bueno que he tenido ha sido gracias a la gente que me rodea.
Una vez dije que era rica por los amigos y familia que atesoro (atesorar... Joder, qué palabra más bonita). Hoy lo reafirmo porque, con estos días de encierro, no me he sentido sola... Y eso teniendo cuatro paredes solo para mí, es mucho.
El veinte-veinte ha sido un año de reafirmacion, de reflexión y de descubrimientos. Seguís aguantando a esta persona solitaria pero social, alegre en tragicomedia que aliña su estómago lo mismo con ensalada que con dulces o boniato al horno, y su alma con gente diferente y música variopinta.
Queridos míos, gracias por ser navegantes que siguen esta corriente que a veces marcan el viento de mis velas, aunque no siempre vayan en la dirección que queráis... Eso es lo más positivo que tengo: que sabéis, como dijo Lorca, dejarme las alas en su sitio, que yo volaré- seguiré volando- bien.