miércoles, 29 de noviembre de 2017

Relatos cortos: El Puchero

¿Qué será lo que le ponía su madre? Piensa Andrés mientras se mete una cuchara sopera en la boca y le falta el poquito de no sabe qué para que el sabor sea el de siempre. Cómo la echa de menos. Si al menos estuviera aquí podría preguntarle por ese puntito mágico del puchero, o el secreto de su tortilla de patatas que tampoco le sale y tantas veces ha intentado.
Ella suspira desde el butacón y lo mira sin ver, ahogada ya en olas de silencio.


Relatos en Cadena. Cadena SER

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Relatos cortos: Y se ríe

Y se ríe con estruendo, con una carcajada que despierta a la media sala que dormita la mañana. El insomnio de la cuarentena definitivamente no lo había ayudado.
De repente una caricia, una mano toca su frente, siente un beso amoroso y el móvil frente a sus ojos refleja el recuerdo de la sonrisa más bella que jamás había visto. Y su mundo de carbonato de litio desmorona la risa estrepitosa. Pasó la euforia, pasaron también los gritos y nada ya le parece gracioso. Quiere salir del amargo túnel de la manía y volver… Volver para poder ver a su hija.



Relatos en Cadena. La ventana. Cadena SER.

martes, 7 de noviembre de 2017

Su día especial.

Hoy es un día típico de Noviembre. Hace frío y el sol brilla en el cielo. El aire está limpio por las lluvias del sábado pasado pero corre como alma se la lleva el diablo revolviendo el pelo medio rizado y cortado en el barbero del pueblo. Ríe, seguro, y canta en el coche las últimas canciones de Megastar. Sabe que es especial desde que se ha levantado. Apuesto a que ayer se acostaría nervioso, conocedor también del día que hoy le esperaba. 
Hoy se siente especial- porque además lo es-, se siente también mayor a pesar de ser aún muy pequeño. Pero eso él no tiene porqué saberlo. 
Suena la sirena. Es hora de entrar, suena una canción de cumpleaños de más de veinte gargantas y él se ruboriza... pero le encanta. Y todos, todos, le desean un feliz día. 

Yo, además, una feliz vida.


sábado, 4 de noviembre de 2017

Bien hallados.

Estar acompañado de alguien a quien quieres es una gozada, no es este tema nada discutible a excepción de si se atraviesa por un momento crítico en la relación en la que igual te valdría una losa en la cabeza del ser amado como terapia. Sin embargo, la soledad está infravalorada. Cuando alguien está solo, de soltería, se entiende como un fracaso estrepitoso en su vida social y familiar. Y a mucha gente hasta les produce pena. Pero queridos, ¿cuántas veces habremos oído que en esta sociedad modernizada hay multitud de tipos de familia?
La soledad es gratificante si es bien llevada. Es una forma de vivir como otra cualquiera y es una herramienta perfecta para hacer simplemente lo que a uno le venga en gana. 

Tened pena de aquellos que buscan y no encuentran, de aquellos que encuentran y lo pierden sin querer y de aquellos otros que creyeron que encontraron y viven una mentira día tras día sin poner remedio. De esos sí me da pena, y los animo a cambiar de ideas o de compañías, o, en su caso, superar el duelo por el ser perdido. De los demás, de aquellos que hacen su vida conforme a sus ideales y son capaces de disfrutar de lo que les rodea, sean cosas, momentos, personas o lugares... a esos deseadles que sigan así, y que hagan de sus días oportunidades únicas para ser feliz. Esas personas son realmente siempre bien hallados.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Relatos cortos: Apocalipsis

Alzó la mirada y los vio caer desde un lugar al que en realidad no alcanzaba a ver. Siempre se había imaginado el fin del mundo así, apocalíptico, como tantas películas de Hollywood le habían enseñado desde sus tiempos de adolescente. Cientos de rocas se adentraban en la atmósfera y se prendían de fuego. Lo cierto era que dibujaban una imagen digna de cualquier cómic de Dragón Ball en la batalla de Namec. Cómo echaba de menos aquellos ratos frente al televisor con su tableta de chocolate entre pan y pan. Cuando aún había electricidad, no percibía la vida sin ella. Las últimas noticias que pudo ver decían que era un cinturón de esteroides que se dirigía súbitamente a la Tierra. Habían mandado a personal de la NASA para hacer algo épico pero la misión había fracasado estrepitosamente y el presidente de Estados Unidos había dimitido. Seguro que estaba en un búnker a resguardo. Habían pasado muchas semanas y las rocas no habían cesado de caer. La electricidad hacía mucho que se había ido y él había aprendido a refugiarse en las casas que aún permanecían de pie en aquella ciudad ruinosa y usar la lluvia como agua potable. La comida... bueno, eso era más complicado. 

Otro estruendo. Otra bola de fuego ha caído. Otro incendio devastador en otro lugar apartado de la ciudad. No se enteraría jamás si había muerto alguien. Lo más probable es que sí. De todos modos no importa.- Vamos a morir todos- dijo en voz alta mientras se encogía de hombros.

Cientos de rocas seguían cayendo. Y los trozos de universo iluminaban los edificios ruinosos a través de un cielo despejado.

-¡Qué mierda, joder, pero qué espectáculo!- pensó mientras miraba arriba y se frotaba el frío de su cuerpo escuálido.