viernes, 23 de septiembre de 2011

Otoño

Hablar del tiempo es un tema muy recurrente que surge en conversaciones banales, la mayoría incómodas como en los ascensores, o por el contrario una mención bastante indispensable si se trata, por ejemplo, del tiempo que hará para ir a la playa el próximo domingo. Se me ocurre, que además de estas dos connotaciones tenemos la romántica. Por ejemplo, y haciendo alusión un poema del gran Lorca diremos, que la lluvia tiene un vago secreto de ternura, algo de soñolencia resignada y amable, una música humilde se despierta con ella que hace vibrar el alma dormida del paisaje..

El verano se está yendo poco a poco (muy poco a poco) y en su lugar llega el otoño y con el otoño reviven en mi muchos recuerdos de Utrera, de mis amigos, de mi familia. Otoño es el mes de la melancolía por antonomasia. Hoy se ha levantado el día triste, nublado y con niebla matinal. La verdad es que el día no me ha transmitido tristeza, pero hoy, pasando por La Corredera he visto ya muchas hojas caducas que habían sucumbido al paso del tiempo y sí que me ha hecho recordar con una sonrisa tonta en la cara.

Recuerdo los días de lluvia, de meriendas de capuchino y croasanes en casa de Laura o de Mari contándonos exámenes o anécdotas laborales y días de paseo por el parque, bufanda en cuello y manos enguantadas, pisando hojas secas (¡qué placer!). 

Recuerdo la sopa de fideos de mi abuelo, cena de diaria aderezado con su copita de tinto peleón. Recuerdo refrescos interminables en el Latino y tardes de radio y fútbol con un libro por delante al que mucha cuenta no echaba. Recuerdo una columna de humo grisáceo y el olor a castañas que se adivinaba a lo lejos en La Plaza viniendo por La Vía Marciala. Y recuerdo pasteles de chocolate en casa de los Fernandez donde acabábamos comiendo más cantidad de este manjar del que finalmente terminaba en el dulce.

Muchos recuerdos, todos agradables y perceptibles casi todos de ser repetidos este nuevo otoño. Echo de menos muchas cosas de Utrera, pero algunas se pueden seguir haciendo aquí en Sevilla. Ahora nos podemos reunir en la Avenida de Andalucía, en Amate, en Maria Auxiliadora o próximamente en Luis Montoto para esos cafelitos. Tenemos nuevos componentes peludos en el grupo que nos reunirán de nuevo en los parques y puestos de castañas los puedes encontrar en casi cualquier lugar de la capital. Los cafés y cervecerías de la Alameda no están nada mal... El fútbol lo veo en directo, en Bares o por internet, lo de los dulces creo que voy a tener que irme a un pueblo llamado Pulpí a pasar un fin de semana...¡Y ya sabéis qué se dice de la lluvia en Sevilla: que es una maravilla! Así que no hay de qué preocuparse que seguro que este otoño llega cargado de cafés, encuentros, refrescos,paseos, algún que otro dulce, futbol e, irremediablemente... Lluvia.

2 comentarios:

  1. Octubre y Noviembre son junto a febrero y marzo mis meses preferidos de Sevilla.

    Y no comentas el Salvador!!!

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  2. El Salvador siempre está presente, Diego, y es allí tenemos pendiente esas cervecitas :)

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Gracias por comentar en Entalpías y hacerlo con respeto. ¡Que tengas muy buen día!