martes, 19 de mayo de 2015

Amarillos

Acabo de leer un libro. Más bien de terminar de leerlo.
Miento.
Puede que este libro no acabe de leerlo nunca. Tengo la sensación de que lo abriré alguna vez más para volver a descubrir las palabras que recoge, el mundo que crea, las vivencias que cuenta, los consejos que, si se lo permitimos al autor, haremos nuestros. 

Hacía tiempo que no escribía por aquí, o al menos a mí me parece que ha pasado bastante. Me gusta pensar que cada uno tiene unas necesidades diferentes según la hora, el día, el mes o el momento de su vida en el que esté. 
Algunos de los que alguna vez me han leído creen que escribo únicamente cuando estoy mal o cuando acontece algo en mi vida o en la de otros que están a mi alrededor. Pero eso no es cierto del todo. Escribo cuando lo necesito, cuando, como dice en el perfil de la que ahora escribe, siento la necesidad de decir al mundo lo que siento y lo que veo. Aun aunque a veces el mundo no quiera ni sepa escucharme, yo lo digo. 
Estos días no he necesitado escribir. En parte solo escribo por el simple placer de hacerlo. Algunas veces, por el de leer lo que pienso ahora dentro de unos meses e intentar reconocerme detrás de las letras (a veces no lo consigo). Otras, por obligación de no estar callada. 

Supongo que siempre he tenido inquietudes que tienen que ver con la comunicación. Hoy he descubierto algo que en realidad ya sabía. Le he puesto a ciertas personas que han pasado y que hay en mi vida un nombre inventado por un catalán que me parece maravilloso: el término "amarillo", acuñado por este libro que acabo de cerrar sin ponerle cerrojo. Hace mucho tiempo que sé que las personas pasan por tu vida y se quedan para siempre o pasan de largo quedándose un instante fugaz o un largo periodo de tiempo. Es increíble cómo puede marcarte la vida alguien con el que solo has hablado una vez o has compartido un breve lapso de tiempo. Yo creo en esa magia que aparece cuando brota una palabra que te llega de una persona que no conoces. Ocurre.
Hay personas que se convierten en imprescindibles en tu recuerdo, o personas que pasan a estar en el podio de tu vida diaria. Que te aconsejan o te aconsejaron, que te escuchan o te escucharon, y que son capaces o lo fueron de tomar contacto contigo sin que haya ninguna connotación sexual en sus gestos, por mucho que la sexualidad parezca ineludible en la sociedad de ahora. 

Me ha gustado este libro. No es de autoayuda (o así lo dice el autor) aunque, al menos a mí, me ha ayudado a disfrutar de conceptos olvidados en el trajín de los días. Me gusta que se hable de la muerte abiertamente. Esta lectura me ha recordado a aquella entrada que escribí hace un par de años a cerca de uno de "mis amarillos", Mª Luisa.  (pincha aquí si quieres leerla). No me costó despedirme de ella, y sin embargo, es una de las muertes que más he sentido, y de las personas que más me ha enseñado. 

Hoy me voy a la cama con una sensación extraña. El mundo amarillo me ha tocado.


"Siempre he creído que las casualidades son subrayados, subrayados para que nos fijemos en algunas cosas"
Albert Espinosa

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