Escalonadamente, van llegando de diferentes lugares personas que esperas que las cuides, que las cures, que hagas algo para detener el sufrimiento que padecen.
Y tú, sin creerte Dios si no una simple mortal, tratas de hacer todo lo que sabes y más para aliviar, curar, cuidar.
Esta noche se me ha hecho eterna. Pero ya ha amanecido y ya queda menos de una hora para que llegue el relevo. Me llevo el cansancio, el dolor de cabeza, la pesadez en las piernas y toda la satisfacción.
Otra noche más. Otra noche menos.
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