sábado, 30 de mayo de 2020

La casa entre plantas

Los que me conocen, saben que adoro a los animales, si bien es cierto que ahora mismo descarto tener alguno compartiendo mis días por aquello de la libertad que me da no tener que cuidar de los amigos peludos. 
Sin embargo, nunca he sido muy dada a cuidar plantas- y eso que la palabra cuidar es la que define más a lo que me dedico- porque a excepción de los cactus, había un "vegeticidio" ligado a tenerlas bajo mi protección. 

Últimamente, me ha entrado la gracia, el don, el saber o la delicadeza que me ha permitido que las plantas no se vayan a por pipas a primeras de cambio, y oye, ni tan mal. 

Me acompañan en mi humilde morada un Kalanchoe blossfeldiana, con flores amarillas, un par de Gitanillas, una Cinta o Malamadre (trasplantados en este momento 3 hijitos para regalar, y ayer regalé otro a mi amiga Mariqui y en su día regalé uno a mi señora madre), un Helecho, un Ficus benjamina (mi alegría en el salón, regalo de mi Amigo Albert), alguna aromática como hierbabuena y tomillo, un Photo (mi otro acompañante de las tardes, regalo de mi amigo Marco), un Bambú en su jarrón con agua, dos Cactus (regalos de mi amiga Lourdes y de mi adorado Rafita) y dos Aloe Vera (también sendos regalos de Noe y Silvia). 

Y aquí estoy, orgullosa de no matarlas, de que incluso me regalen flores y dispuesta a ir al vivero para pillar alguna que pueda poner en la cocina. 

Y esto tan tonto y a la vez tan bonito, es lo que tenía ganas de dejar aquí por escrito. 
Fin del cuento. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar en Entalpías y hacerlo con respeto. ¡Que tengas muy buen día!