miércoles, 12 de marzo de 2025

Vivir con miedo.

(Aviso importante: Borrador antiguo- entrada publicada más de dos años después de escribirla) 

Ocho son los meses que casi llevas aquí, y me pregunto muchas veces si ya me he acostumbrado a tí, a tenerte como ahora, entre mis brazos, dormido tras el baño, plácidamente respirando mientras beso tu frente. O si, cuando no estás, mi mente viaja hasta encontrarse con la persona que era antes de tí. Sigue ahí, aunque creo que tardará en volver y nunca lo hará completamente. 
Ahora soy más cauta, me noto más tranquila, más llena. Pero he de aprender lo que tantas veces me dijeron, y que no llegaba del todo a comprender. Tengo que aprender a vivir con miedo. Por que tengo miedo desde que supe que venías. Un miedo expectante al principio, aterrador los primeros días cuando te veía entre tanto elemento médico, y más asentado ahora, tras más de treinta y cinco semanas a tu lado (más, mi vida, que las que estuvistes dentro de mí). 

Pero tengo miedo. Tengo miedo a cualquier cosa que te perturbe. La picadura y hasta el zumbido de un mosquito, un golpe, un ruido estridente, una arcada en medio de una comida, un rayo de sol que frunza tu seño. Hasta el hipo, que parece no molestarte lo más mínimo, me retumba en mi cabeza y quiero mandarlo lejos cuanto antes. Y lucho por no emburbujarte y dejarte sentir, explorar, vivir, prueba y error, picor, dolor, alegría, frustración. 

Y tengo miedo a olvidarte.Tengo miedo a olvidar tu carita de ahora, como casi he olvidado la carita de hace 8 meses. Bendito Daguerre (también sus predecesores) y su daguerrotipo, por hacer posible guardar las imágenes que proyectamos en la retina no sólo en la memoria... ¡Pues qué efímera y traicionera es!
Porque tengo miedo a olvidar tambien aquello que no se puede fotografiar. Como tu piel bajo mis caricias o tu olor a leche y crema. A olvidar tu sonrisa cuando me ves aparecer y tu puchero cuando algo no te sienta bien y las miles de expresiones que pasan por tu semblante en minutos. Tengo miedo a olvidar esta sensación de explosión en el pecho, de calor, de plenitud, de felicidad cada vez que te ríes a carcajadas y tus manos me agarran mi cara, frente a frente, para buscar con tu boca mi barbilla o mi nariz. Tengo miedo a olvidar el golpeteo de tu mano en mi hombro cada mañana, cuando aún estamos en la cama y yo lucho por seguir dormida mientras tú cantas, a tu ritmo y en tu idioma. 







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar en Entalpías y hacerlo con respeto. ¡Que tengas muy buen día!