sábado, 1 de marzo de 2014

Paco de Lucía o cómo regalar música a la vida

La vida en un polígono en fin de semana es aburrida, fría, triste y monótona. No pasa un alma que silbe por la calle y amenice la estancia entre naves y árboles caducos con sus ramas desnudas por el paso del tiempo.
La ciclogénesis, que tan famosa se ha vuelto después de su visita por, sobretodo, tierras gallegas, acompaña hoy en las aceras con un cemento más gris que nunca. Eso es porque el día también tiene sombras y está color de Grey, pero sin el "señor" delante, que os ponéis tontorronas... y yo no hago más que acordarme de un señor (ahora sí) músico, un genio de las cuerdas que tantas veces ha llevado el nombre de España lejos de la península, y el arte del Flamenco, junto con el gitano de San Fernando, a una dimensión difícil de explicar.

Hoy, en el gris polígono, con los cascos puestos y un día que trae lluvia fuera de las rejas, le doy al play con el volumen bajito para oir, una vez más, como el agua cae del cielo... llorando quizás la vuelta a casa de Paco de Lucía a Algeciras, para decir un "hasta luego" al que también entre dos aguas acarició la guitarra, y le puso melodía a la voz de Camarón, excelencia a la música y música a la vida.
Dejas mucho aquí. GRACIAS.



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