Todos tenemos una zona a la que podríamos llamar "zona segura". Esa en la cual te sientes intocable, con protección total o parcial del miedo real que acecha a tu mente, aunque este miedo venga de algo imaginario. Puede ser un lugar, una acción, una persona o una conversación. Al fin y al cabo, un elemento que va haciéndote más fuerte hasta que parece que no lo necesitas... Pero quieto, no finjas, no la vendas, no la desprecies, no la tires olvidada en el rincón... Esa zona volverá a hacerte falta. Es ley de vida, mar de sufrimientos con pequeñas islas paradisiacas de palmeras cocoteras con aroma a vacaciones. Aunque sean mentales.
Que no es poco.
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