La flor que tengo entre las manos una vez fue tallo, y cogió el agua y los minerales de la tierra que la alimentaba. Lo hizo porque es para lo que estaba programada. Y creció, y se convirtió en algo bello, perfecto y efímero. Pero tuvo el sol que regarla más de un día para que cogiera confianza y abriera sus delicados pétalos.
¿Porqué no floreces? Tú durarás más de una primavera. Procura tener una buena maceta desde donde cantarle al mundo. Las cosas, al igual que las personas, desaparecen y permanecen solo en la memoria de la tierra y en el recuerdo de los que saben guardarlo para que, en realidad jamás, nada de lo que les parezca importante, pueda morir.
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