miércoles, 1 de febrero de 2017

Relatos cortos: Eternidad

En la mañana, a lo lejos de los versos enmarañados de un ciprés imponente estaba el gato. Su contoneo jugueteaba con decenas de flores en sus jarrones y tapaba dejando entrever las letras que con amor quedaron grabadas. 
Se oía su ronroneo desde el banco, desde la fuente y desde la cancela de hierro forjado por unas manos que ya quedaban extintas. En el frío mármol se acumulaban años de denso polvo. La tierra, removida, daba pista de una reciente despedida. Coronas con mensajes emotivos, visitas de quién echa de menos a un ser querido, botas llenas de fango y gorriones bañándose en los charcos. 

La brisa movía ramas y hojas. Cerraron las puertas y se durmió la eternidad de los bancos, los cipreses, las lápidas y las palabras. Nadie había y sin embargo se guardaban rastros de muchos que vivían aún en la memoria de los que respiran.

Y allí se quedó el gato.

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