Se oía su ronroneo desde el banco, desde la fuente y desde la cancela de hierro forjado por unas manos que ya quedaban extintas. En el frío mármol se acumulaban años de denso polvo. La tierra, removida, daba pista de una reciente despedida. Coronas con mensajes emotivos, visitas de quién echa de menos a un ser querido, botas llenas de fango y gorriones bañándose en los charcos.
La brisa movía ramas y hojas. Cerraron las puertas y se durmió la eternidad de los bancos, los cipreses, las lápidas y las palabras. Nadie había y sin embargo se guardaban rastros de muchos que vivían aún en la memoria de los que respiran.
Y allí se quedó el gato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar en Entalpías y hacerlo con respeto. ¡Que tengas muy buen día!