jueves, 11 de abril de 2013

Ese extraño pasajero

"Una vocecita en su interior la empujaba directamente a un lugar en otro mundo..."

Hace unos años, mi abuelo me regaló el que, por muchos motivos, se ha convertido en mi libro favorito: Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena. En él, se describe con absoluta soltura las características más significativas de unas cuantas patologías mentales catalogadas en el CIE 10 y en el DMS. Me fascinó tanto su lectura y la facilidad de comprensión en la que parecía moverse todo aquel entorno que leí mucho más acerca del tema hasta el punto de sacar un sobresaliente en la asignatura de Salud Mental en la carrera casi sin leer los apuntes.

Mi profesora, una señora apunto de jubilarse, me recomendó entrar en la especialidad de dichas patologías y me animó a opositar. Pero, al igual que el asombro, en mi nació también la sombra de la duda y del miedo, el respeto a conocer a personas que habían acabado con la vida de familiares y habían hecho barbaridades por una paranoia... y la cosa quedó ahí.

Ni que decir tiene que los, vulgarmente llamados, locos, son uno de los grandes estigmatizados de la sociedad. Ellos a la cabeza del pelotón, sus familiares unas pocas décimas detrás.

Cuando una persona sufre del estómago o de la piel, una pastilla o una crema o ungüento pueden ser suficientes para curar o paliar os síntomas. En la enfermedad mental, sea cual sea, el síntoma queda latente. Siempre te acompaña y se convierte en pasajera de tu tren, martilleando tu consciente cuando estás cuerdo, tu subconsciente cuando has perdido la cordura. Supongo que me dio miedo no poder llegar a comprender bien qué mecanismos se accionan en la mente para que alguien pueda desarrollar algo así.

Y es difícil, lo sé. Es complicado no dar explicación a la persona que ha perdido la razón en sus actos y palabras. Duele, enfada, irrita, ataca a los nervios... A tí, que la sufres y lo sabes. A tí, que lo ves a diario en tu hijo, padre, hermano, amigo. Sea como sea, no estáis solos, buscad ayuda... Por suerte o por desgracia, este tren va lleno de muchos pasajeros y de gente que es capaz de hacer el viaje algo más llevadero.

 

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