miércoles, 14 de agosto de 2013

Amigos en la adversidad

Pasa a veces que el día se levanta graciosillo. Se te quema la tostada, el café se derrama y finalmente te manchas esos vaqueros que habías justo recogido del tendedero, limpios, con olor a suavizante ya mezclados con el del desayuno. Encima te has quemado la pierna... y para colmo llegas tarde.

Tráfico, ruidos, gritos, estrés... una auténtica locura en los recovecos de tu cabeza. Pero ahí está. Ese amigo en la adversidad capaz de sacarte una sonrisa y un "stop" en la mente inquieta. Hace poco leí a una bloguera (a la que sigo habitualmente) que llamaba a esas personas, amigos salmones: "No reparan en regalarte su tiempo, su espacio, sus momentos de ocio para ayudarte a remontar el río. Son amigos salmones, van a contracorriente, da igual lo que tengan que hacer, ahí están, como las hojas perennes de los árboles"

Y tiene más razón que un santo. Yo le copio la idea y de nuevo doy las gracias a esos amigos salmones que decía Miércoles en su blog (Si queréis leer su blog, pinchad aquí ), porque esos amigos en la adversidad son seres extraordinarios, que nos eligen y a quienes elegimos, y que la vida puso en nuestro camino en algún momento para que cuidasen de nosotros en las aguas más bajas.

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