domingo, 10 de julio de 2011

Hablamos de... SUPERACIÓN

Historias de superación las hay a montones. Hoy me ha llegado a los oídos una que me ha impactado. No diré su nombre, ni de donde es... diré que se trata de un soldado que allá por los años noventa sufrió un accidente derivado de una explosión. Tras esto perdió gran parte de la audición, la vista completa y su pierna izquierda. No contaban con él los facultativos del hospital, pero mira tú por donde al retirarle la ventilación mecánica salió respirando él solito, como cuando sacas a un niño del vientre de su madre y da un grito a la vida, llenando por primera vez de aire sus pulmones.

Él no respiraba por primera vez en su vida, está claro, pero sí lo hacía por vez primera desde su ingreso hospitalario. No gritó como el niño, pero volvió a nacer y luchó como él para seguir estando en este mundo.

Su historia pasa, valga la redundancia, por la Historia. Porque después de aquello, ese estudiante que no quiso estudiar más y se metió a militar para esquivar la crisis, se encontró de lleno con un problemón, supo rehacerse y rehacer su vida, y se dedicó a estudiar Historia, a cuidar de su familia y a dejar que otros le enseñaran a cuidarse y a cuidarlo. Y después de algún tiempo, publicó una novela histórica que tiene hoy día en el mercado y con buena crítica según he podido leer. Lleva siempre un portátil y un escáner a la biblioteca y, gracias a la tecnología, puede oír mejor, andar con su pierna ortopédica y leer los libros que quiera, porque aunque la mayoría de esos libros que él frecuenta no estén en su versión de Braille, el escáner los ve por él y el ordenador se los cuenta en voz alta.

Historias de superación sí, las hay a montones. Hay veces que alguna te llega más al fondo, y hay otras que pasas más por alto. Este militar retirado por heridas de guerra supo volar sin alas y ahora sabe ver sin ojos, como tantos otros ciegos. Él tiene la suerte de saber cómo es el color azul o el violeta y tuvo la mala suerte de perder esa visión para siempre. Y yo me pregunto... ¿para siempre? Él sigue adelante, sabe que el color azul no lo podrá ver con sus ojos, pero sí con sus recuerdos, sí con su cerebro... esa máquina maravillosa que nos procesa la información que recibimos, que tenemos almacenada o aquella que imaginamos. Ese desconocido que sigue sorprendiendo a científicos y a médicos que, como los de esta historia, no daban un duro por el que es hoy día un exmilitar tullido, pero también padre de familia, historiador, escritor novel además de, como no, un ejemplo de superación para todos nosotros.
  

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