Eran las nueve de la noche y la música no se hizo esperar en Utrera. Bajo, guitarra española, trompeta y voz en una simbiosis perfecta.
Toni Zenet es, como lo llama alguno, un trovador del siglo XXI. Está lleno de copla y de tango, de bossa-nova, de salsa y bolero, de swing y de jazz. Una fusión que adorna con el arte dramático de quien ha sido y es actor y acompañado de un estilismo con sabor elegante y antaño.
La química entre artistas era evidente, y así se notó en el escenario. Sin querer desprestigiar al resto de músicos, he de decir que el trompetista era sencillamente excepcional y comparte nombre con el poeta andaluz hermano de Antonio: Manuel Machado.
Fue una comunión perfecta con el público que poco a poco dejó atrás la vergüenza para entregarse a la innegable belleza de los rizos musicales formados por voz, viento y cuerda.
Una noche para disfrutar de algo distinto, una noche para disfrutar de Todas las calles
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