El sonido se filtraba cómo susurro a través de las rendijas. Se podía escuchar risas, y eso la hubiera tranquilizado, pero no lograba calmar a su corazón desbocado.
Abrió. Empresario de corbata con nombre de emperador romano le indicó pasar, dejando entrever tras sus canas barbas una sonrisa y una invitación sincera a entrar. Pasó. Había pasado. Estaba dentro y tras de sí se cerraron muchas puertas y se disolvieron algunos miedos. Y se abrieron de repente un sin fin de ventanas.
Suerte, Victoria. Felicidad y prosperidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar en Entalpías y hacerlo con respeto. ¡Que tengas muy buen día!