Fin de semana

Viernes, 24 de Junio. Hora, por la tarde, da lo mismo. Me siento frente a la mega pantalla del ordenador de Marco y me pongo a escribir. Sobre qué? tampoco importa. Lo que importa es que se haga. Hoy me voy para Utrera... dentro de un ratito pondré de estado en las redes sociales una palabra que no existe pero que debería: Utreraneando. Como muchos no habéis pisado Utrera (mal, muy mal por vuestra parte) os voy a explicar qué significa la expresión a la cual me atribuyo su invención. Utreranear no es solo ir a Utrera. Es ir a Utrera fundamentalmente a tres cosas. La primera ver a la familia. La segunda ver a los amigos. La tercera disfrutar de Utrera. Sí, es obvio a ratos, pero el quid de la cuestión está precisamente en la tercera premisa. Utrera y sus utreranos... particular pueblo y personajes varios.

Ya os hablé tiempo ha de lo que es Utrera y de sus particularidades... y pensaréis "qué pesada esta con su pueblo, otra vez nos va a hablar de la Utrera bonita y limpia, como dice el camión del ayuntamiento". No, tranquilos, no pienso volver a repetir eso. Para mí Utreranear significa disfrutar de mi pueblo y de mi gente. Ir a tomarme unas tapillas, ir a una piscina con unos amigos, escuchar las campanas de Santa María y adivinar cómo pasan las horas mientras leo, e ir a cotillear a casa de mi amiga Laura mientras nos invita a colacao y croasanes de chocolate, particularmente buenos para la operación bikini, claro. 

Me gustaría ir a la playa, que ya va tocando. Pero, pobre de mi, tendré que esperar al menos a la semana que viene para hacer eso. Mientras tanto me llevo en mi mini-maleta para dos días varias faldas y camisetas (nunca se sabe qué malvado elemento culinario puede chafarte modelito), un par de sandalias, libro de lectura (Que nadie te encuentre, de momento bastante asequible) y un par de bikinis con pareo incluído. Mi intención es clara: suban ustedes unos diez renglones al terminar la frase (versión windows, móviles absténganse de contar) que encontrarán el motivo de tal equipaje. 

Bueno, bueno, también me llevo un ventilador volumétrico-presiométrico Vivo 50 para hacer instrucciones de uso reducido a una panda de pediatras desesperados por entender tal aparato. Que no todo en el fin de semana va a ser descansar... para poder desconectar de forma total y formal quedan 35 días... entonces será cuando apague el móvil, me olvide de neumologías, mascarillas y carburos... VACACIONES!