viernes, 17 de junio de 2011

Reflexiones

Hoy he descubierto que el tiempo pasa más deprisa que nunca. No científicamente hablando, claro, sería así un hallazgo cuanto menos preocupante. No, lo digo de forma conceptual casi, una sensación.  

Ayer mi hermano pequeño terminó la Selectividad, en poco menos de un mes tendrá que escoger carrera y ahora mismo va camino de Italia para hacer un viaje que espero que lo disfrute. Aún me acuerdo cuando lo llevaba a la guardería. Hace poco menos de un año comencé a trabajar donde hoy lo hago, visitando a pacientes en sus casas ya sea para instalar, revisar o adaptarlos a unos equipos respiratorios, o controlar los síntomas y efectos nocivos que el tabaco ha hecho en su árbol bronquial. Hoy he caido que hace seis meses que perdimos a un buen amigo en un accidente. Ha salido a relucir el tema de conversación y no he podido evitar ese pellizco que me entra cada vez que me acuerdo de él. La verdad es que aun sigo sin entender qué pasó, o mejor dicho, porqué tuvo que pasar.

Hoy siento que la vida se me escapa. que todo va demasiado deprisa y no me da tiempo a subirme al tren... quiero coger la guitarra y ponerme a cantar en la habitación, sin que nadie me escuche. Quiero irme a la playa, a perderme entre las olas y las algas. Quiero terminar el trabajo pendiente, pero no tengo ganas de pelearme con el word. Quiero escribir y expresarme... y es lo que hago. No es tristeza, ni congoja. Me siento espectadora de mi propia vida, de los minutos que pasan y los kilómetros que recorro. Pasan las horas y yo sigo mirando, haciendo mil cosas y sin hacer nada. 
Pero el tiempo puede detenerse. Puede hacerse si nos quedamos quietos, con la mirada perdida y la mente vacía. Eso es lo difícil: vaciar la mente. Cuántas veces lo habremos intentando sin éxito (cierto, hay quienes la han tenido vacías toda la vida, pero es una mente desierta, próxima a la necedad, y no estoy hablando de esas personas).
Hace calor, obvio si miramos el calendario. Sevilla está adormecida por el sol, espera la noche con ansia... pero ésta casi no llega. Ahora sí parece que el tiempo va más despacio. ¡Mente caprichosa que quiere ver sin mirar, incapaz de quedarse quieta y esperar paciente lo que tarda en llegar! Una brizna de aire caliente entra por la ventana y me da una bofetada en la cara. Lo mismo ayuda una ducha fría y un paseo por el parque...

2 comentarios:

  1. Alguien dijo una vez que no hay futuro ni pasado en la existencia; ésta es solo presente. En mi examen de selectividad me tocó discernir sobre Santo Tomas de Aquino que ya decia eso de que el tiempo no existe porque el pasado se fue y el futuro aun no ha llegado y el presente es tal infimo transito entre pasado y futuro que no somos concientes de su presencia.
    Moraleja: Carpe Diem.
    Es algo que descubri hace tiempo y que en la medida de lo posible y apesar de nuestra monotonia cotidiana y las responsabilidades, intento poner en practica. Vive el ahora, porque no sabes cuando vas a dejar de hacerlo.
    Un besote
    Superpablo

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Gracias por comentar en Entalpías y hacerlo con respeto. ¡Que tengas muy buen día!