¡Portugal, allá vamos!

Dentro de unas cuantas horas el despertador hará que abramos los ojos ya descansados del ajetreo del día de hoy. Él y sólo él será el que marque la hora de comienzo del día, aunque el sol esté aún en su camita despejada de nubes, y sólo él dará comienzo también a mi viaje. Mañana (bueno, hoy, ya son más de las dos de la madrugada) cogeremos el coche y nos iremos a Portugal, previo paso por casa de mi hermano para que haga de niñero de la gordita peluda: mi Golden Retriever, Maná.

Nos vamos unos poquitos días a un hotel de montaña, un resort de esos que están tan de moda ahora, para relajarnos y alejarnos del mundanal ruido de ciudades repletas de turistas, aunque siempre podemos ir de guiris españoles a Portimao (¡¡playa!!), ya que se encuentra a otros quince minutitos de nada en coche. Vamos, como si vamos de Sevilla a Tomares... muy bien, muy bien.

Hoy me he dado un capricho y me he regalado un antojo y mañana y los próximos días me voy con mi niño a disfrutar del verano... después de currar todo el año mañana y tarde y de seis años comiéndome guardias y turnos dobles cuando todo el mundo andaba refrescándose en piscinas y mares, ya tocaban quince días de vacaciones en agosto... ¡a disfrutar!