De vuelta a la rutina podría haberse llamado esta entrada que comienzo a escribir. Mañana es mi último día de vacaciones, unas vacaciones que de verdad necesitaba y que no me importaría continuar, claro. Eso sí, vacaciones sin desconectar del todo, que ya se han encargado de eso unos cuantos que yo me sé... En Navidades, cuando vuelva a coger unos días, prometo desconectar el móvil, y si me necesita algún familiar o amigo, que me localice por el móvil de Marco o por el fijo, ¡que en el trabajo no lo tienen!
Hemos estado en Portugal, como ya sabéis los que seguís las peripecias de esta bloggera, y la verdad es que es lugar idóneo para relajación y bienestar. A pesar de que soy contraria y siempre lo he sido a ir a un lugar para pasar todo el tiempo en el hotel, he de confesar que esta vez donde no me apetecía era estar fuera de él. Comodidad ante todo, piscina, jacuzzi, lectura de libros y eso, relajación, que falta nos hacía.
El martes me incorporo a trabajar, sin gana alguna, pero con la certeza de que me voy a tomar las cosas con calma. ¿Vuelta a la rutina? Sí, trabajo, tareas del hogar, cuidar de la perrita... pero a mi me gusta más decir que vuelvo a Sevilla, ciudad de acogida, bella y calurosa, me gusta más decir, en definitiva, que vuelvo a casa.
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