Es verdad que en la primavera, como primavera que es, el tiempo está loco... y cuando hace calor de repente bajan las temperaturas y nos helamos con una rebequita cuando antes nos sofocaba el pensar siquiera en tenerla puesta. Yo últimamente tengo la sensación de tener siempre los pies fríos. Se dice que cuando son las manos las que están frías, el corazón está caliente. Pero, ¿Qué pasa cuando se tienen frios los pies? ¿Qué parte del cuerpo se calienta? No, no... No sigamos por esos caminos que ya estoy viendo a más de uno con la media sonrisita picarona.
Digo yo, que si es la cabeza lo que se calienta en consecuencia es una porquería tener los pies fríos (ya sabes, opuestos manos-pies y opuestos corazón-cabeza... Mmm...Quizá tenia más sentido en mi cabeza, pero esa correlación no me gusta nada, ya he dicho que con el cambio de chip no me voy a comer más el tarro). Así que he decidido sacarle provecho a lo de los pies y como todo está en la mente y podemos controlar no pocas cosas en ella, voy a transformar la sensación de frío en los pies por un frigopié, esos helados de fresa perfecta, suave y cremosa que se derretía en verano antes de que te pudieras comer siquiera el dedo gordo. Voy a buscar un quiosco. ¿Alguien quiere? ¡Ahora vengo!
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