En un cubo de agua había dos renacuajos que jugaban a soñar que eran sapos sin pensar en lindas princesas. Saltaban de charca en charca y croaban. Croaban tan alto que los escuderos aspirantes a caballeros que por allí pasaban en el medievo pensaban que alguien había hecho acción escatológica alguna y olisqueaban primero, para taparse, con sus ásperas manos después, la nariz en un intento por oler algo que no era real, que no existía siquiera. Y reían. Lo pasaban bien aquellos renacuajos que no se ahogaban en el cubo de agua... Al fin y al cabo, algún día tendrían sus patas de atrás y saltarían fuerte, alto, lejos del muro de madera de aquel recipiente humano de agua sucia. Entonces jamás de los jamases volverían a sentirse unos renacuajos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar en Entalpías y hacerlo con respeto. ¡Que tengas muy buen día!