Hay muchos tipos de reyes, pero uno en concreto (el déspota, el desconfiado, el bipolar, el falso) no tiene cabida en realidad en el reino animal. Porque puede parecer el más fuerte, pero no lo es. Porque no podría con todos a la vez. Y puede parecer el más listo sin ser el más alto, el más controlador sin ser el más ancho. Pero no. Ni es listo, ni controla bien a sus leoncitos enrejados, enojados y embarbascados en cotilleos. Verde envidia que corroe a las mentes inquietas e inseguras. Qué pena. Con lo que podría ser su reino y no será.
Muchos tipos de reyes. Pero su ecuación esta vez está clara en resultado, no ya en tiempo ni espera:
Rey sin leal vasallaje = Rey abocado a la rebelión selvática
Entonces será un Rey sin cetro con el que gobernar, sin manto bajo el que cobijarse, sin trono sobre el que gobernar, sin corona bajo la que dirigir, sin reino con el que compartir el trigo que sembró en un campo de Sol y que se convierte en maleza por donde pisa.
Un pobre Rey.
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