domingo, 6 de marzo de 2016

Sala de espera

Las salas de espera son odiosas. Me considero persona paciente, pero la espera en sanidad, en administración o en cualquier lugar de servicios públicos o privados, acaban por desesperarme.

Cuando la justicia llama a tu puerta un escalofrío recorre tu espalda. Lo recorre porque sabes que alguien pierde un poco más que el otro, y puede ser que lo que tengas que aportar balancee más la situación a un lado. A veces puedes eludir la responsabilidad y otras simplemente no puedes. 

Cuando era pequeña mi madre me decía que era la defensora de las causas perdidas. Creo que a día de hoy sigo pecando de lo mismo... Así de tonta soy, capaz de pasar un mal rato a sabiendas que me lo puedo ahorrar si miro hacia otro lado. Pero no lo veo justo, aunque sepa que decir certezas no siempre gusta. Todas las decisiones tienen su parte positiva y negativa. No sé si hago bien, pero esta parte es la que me empuja a hacerlo algo que no sé cómo llamarlo.

Pase lo que pase, espero no arrepentirme, no saber nada más de esto y poder dormir mañana. Porque hoy ya te digo que me ha costado.


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