jueves, 12 de octubre de 2017

Lo profundo

La mayoría de las personas solo se queda en la superficie, no van más allá de la fachada de aquello que se muestra ante sus ojos. Pocas ahondan en los cimientos, en las bases de lo que normalmente construye las cosas. Se levantan y comienzan su rutina sin mirar a penas lo que les rodea. Se topan con problemas que intentan saltar sin preguntar si tienen arreglo, y se preocupan únicamente de mantener las redes sociales activas para acumular me gusta y comentarios llenos- algunos- de falsedad que lo único que hace es alimentar el ego.
No se paran a sentir la mañana cuando suena el despertador ni de tomar un café con un amigo sin fotografiar la crema y el azucarillo con frases de gente importante. Luego, claro está, lo suben a las redes. A veces no saben quién es el personaje al que se le atribuye tal comentario, pero tampoco se inquietan por indagar teniendo la información en la palma de su mano. No se preguntan porqué sucede algo ni se paran en preguntar un cómo estás esperando una respuesta de verdad y no un simple bien, como siempre. ¿Qué es como siempre? 

La gente no suele bailar con la música que suena en su cabeza si a la vez no está sonando en la radio o en su MP4 o en su smartphone last generationViven con prisas, mirando atrás para quejarse de lo estresados que están o lo agobiados que se sienten al pensar en mañana más. No saben que siempre, siempre, es mejor tomarse unos segundos para poder saborear lo poco o muy profundo del momento. A lo mejor pierdes tiempo, pero seguro que ganas algo mejor. Como cuando tu cuerpo respira por sí solo y, de repente, coges todo el aire que puedes conscientemente, tu pecho se expande y luego lo sueltas lentamente. Los músculos se activan, el oxígeno te inunda, y te llenas de energía. 

Adivinaste, te sientes más viva. 

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